9 de febrero de 2009

Cazador cazado

-Querido Amadeo. ¿Recuerdas tu viaje a Méjico? Nada de dejarse ver. Ser discreto.
La frase va acompañada con un golpe de puño certero en la boca del estomago de Burgués. El dolor provoca el acto reflejo de doblarse para protegerse. Es impensable lograr levantar las piernas para cubrirse el torso.
Amadeo se encuentra atado de muñecas con una cadena colgada del techo en una cava abandonada.
La voz proviene de su espalda, aunque no puede ver quién le esta aleccionando, sabe que es Mónica: Su supuesta secretaria y amante.
-Eso no ha sido ser discreto, Amadeo, querido.
El dolor aparece como un relámpago en su magullada mandíbula.
-Ahora deberemos hacerlo de un modo sucio. Y eso no le gusta a...
-¡Silencio!
-Una voz se oye a través de la oscuridad. Además de sus torturadores y de Mónica, Amadeo se percata de que hay alguien más. Un hombre.
-Nada de nombres. Has sido una inepta al descubrirte ante él. Y eso será un problema.
El prisionero oye unos pasos que se acercan por detrás. un cuerpo le abraza y nota un olor dulzón. Perfume de rosas. Ese era el olor de la limusina. Ella estuvo en Chihuahua.



-Oh! Pero Amadeo ha aprendido la lección. Será discreto y será un buen chico.



-Ya basta, Andrea!


La chica hace girar el cuerpo maltrecho de Amadeo y este puede apreciar con el ojo sano que esta se dirige hacía la silueta que acaba de aparecer por el resplandor de la puerta abierta.

-¡Eres estúpido! Has dicho nada de nombres!

Cuando apenas le quedan un par de pasos, un ruido similar al descorchar una botella de espumoso inunda la cava. La muchacha se desploma con un suspiro en sus labios.
Otro olor substituye el del perfume. La pólvora.

-Lo siento, querida. Pero eres prescindible. Encargaos de él.

Unas manos le cogen por la cintura. Apenas forcejea. Otras manos le colocan un saco en la cabeza.

Después una explosión de dolor y luces se expande desde su cráneo hasta los nervios ópticos. La nada.
La primera sensación es de humedad y olor a hierba recién cortada.
Solo oye una voz muy cercana. Parece dentro de su cabeza.

-Esta vivo. Traed la camilla. Que los de la científica analicen todo esto y sobretodo, que los sanitarios no me jodan el escenario. Este es mío y no quiero que me lo dejen escapar unos matasanos.
Otra vez el silencio. otra vez el vacío.

...



¿Cuántos agujeros hay en un panel de un falso techo?¿Mil?¿Diez mil?
No sabría cuantos hay, pero empezaba ha encontrar una posible lógica a como contarlos.
¿Desde cuando estaba mirando ese techo?¿Y esos pitidos?
En su campo de visión apareció un sapo de color rosado vestido con una bata verde y un pañuelo en forma de boina de color negro, movía los labios cerca de él, pero su voz estaba a miles de kilómetros.
-... después del post- operatorio le subiremos a planta. Le ha ido de un pelo, los sanitarios eran de primera. Un mal traslado y se les queda en la ambulancia. Esta estable, pero déjenlo descansar. En dos días podrán hablar con él.

El sapo desaparece, y en su lugar, otra cara grotesca con un mostacho de morsa se acerca más a él que el cara rana. Una voz familiar, tal vez de un sueño con olor a hierba, le acaricia a centenares de metros:

-Los hay con una suerte cojonuda. Sé que estás implicado, aunque tu abogado ha alegado que fuíste víctima de un montaje y eso te salva. Pero te pillaré tarde o temprano. Esa chica será vengada. Lo juro. Soy muy bueno en lo mío.

Los pitidos aumentan de ritmo. Para cuando deduce que es un aparato médico que mide su pulso; la mente de Amadeo, vuela hacía la oscuridad.

...

Amadeo observa la ciudad a su pies. En su mano tintinea un vaso con güisqui y hielo.

En su espalda un zumbido precede una voz distorsionada por el interfono:

-Señor Burgués. Su padre por la uno.

El hielo da un par de vueltas más antes de detenerse.

-Dígale que lo llamaré más tarde. Estoy con un asunto más importante.

-Si, señor Burgués. Dentro de un hora le esperan los de la productora B&B.

-Lidia, cancele todo. Esta tarde, la necesito libre. Hay un imprevisto.

-¿Y los de B&B?

Amadeo gira sobre sus talones y se acerca a la mesa:

-¿Qué es lo que no has entendido de toda la tarde?

-Señor. Entiendo que un imprevisto es...

-¿Si?

-...Pero llevan tres meses de trabajo conseguir esa reunión.

La voz de Amadeo es calmada y relajada. Su tono es más amenazador que si hubiera gritado:

-Cancela toda la tarde, Lidia. Invítales al Drulme a cenar en mi nombre y diles que ahí estaré con el contrato firmado y lacrado.

Silencio.

-Si... señor. Lo siento, señor Burgués.

-Lidia.

-Señor?

-¿Cuántos son?

-Cinco, señor.

-Reserva para siete. Y por favor insisto llámame Amadeo.

-Si, señor... Amadeo. ¿Algo más?

Amadeo sonríe.

-No, gracias.

Deja el vaso en su mesa y se acerca al ordenador. En su correo electrónico se halla un mensaje nuevo. Sin remitente y sin asunto; solo tres palabras:

"Tenemos que hablar"

Amadeo borra el mensaje y cierra el ordenador.

"Si, claro." piensa. Su mano abre el cajón inferior del escritorio, y saca una pistola.

"Claro que hablaremos. Juntos como hermanos."

El chico apunta hacía el ventanal, su imagen se refleja uniéndose a la ciudad. Su rostro apenas muestra los signos de la tortura. Han pasado dos meses.

Un clic rompe el silencio. Esta descargada pero funciona bien.


3 de noviembre de 2008

Ten a tus enemigos más cerca aun.



Todos están ante la masia de los Tarrès.
Los gemelos van cargando las maletas en su furgoneta, mientras Beth abraza a su padre.

-Bueno,te toca venir a Barcelona para vernos.

Su padre la besa en la frente y mira a los ojos de su hija:

-Sabes que yo nunca salgo del pueblo. Pero esta vez haré una excepción, vendré cuando tenga listo un asunto pendiente. Puede que en tres días esté por ahí.

Beth salta de alegría, gritando:

-¿Tan pronto? ¡Genial!  ¡Eh, chicos! Papá vendrá dentro de tres días a Barna.

Sus primos se unen a la sorpresa de la noticia:

-Caray, oncle Jaume! Eso si es una novedad!. -brama J.T.

-Y tu que dices, Francesc. No saltas de alegría precisamente.

Frankie sonríe a regañadientes:

-Tiet Jaume. Si fuera por que vienes a vernos de visita, estaría más que encantado. Pero todos sabemos que si vendrás a la ciudad, es por el asunto del loco de la pistola.

Jaume ríe abiertamente:

-Vaya! Al menos uno de vosotros ha hablado sinceramente. Cierto. A ti tampoco te cuadra lo sucedido, eh?

Frankie cierra el maletero de la furgoneta, para acercarse hasta su tío:

-Nada de esto me cuadra: Hablamos con tía Adela sobre Leandro, nos confiesa que Antonio era un guardaespaldas leal y que tenemos enemigos peligrosos. Justo en ese instante, aparece un chalado con una arma y cuando Beth intenta reducirlo, viene esa chica que lo deja inconsciente de un golpe certero. A todo esto, la muchacha se identifica como policía en misión encubierta. Para darle más empaque, un coche patrulla de los Mossos hace entrada a escena en el momento oportuno y dos agentes de uniforme se cuadran ante la chica, llamándola Teniente Gomis. Los tres maderos se llevan al chalado. Como guinda final al espectáculo, se van sin ordenarnos ir a comisaría, no nos toman los datos... Nada de nada. ¿Es que acaso ahora no se necesita a las víctimas para rellenar informes?

Jaume mueve sus manos como si mostrará un joya a sus oyentes:

-Eso mismo pensé yo. Que aquí hay gato encerrado. Por eso, prefiero ir a la capital para hablar con un viejo amigo de Antonio. Ya sabéis, para descartar posibles problemas. Pero tengo algo que hacer antes y no puedo ir ahora. 

J.T. baja de la furgoneta y se acerca al grupo:

-Oncle Jaume, esto es de paranoicos.  Es más simple. Ese tipo estaba siendo trasladado por esos tres. En algún momento, se despistan los policías, y el pirado se les escapa del coche. Todo esto de irse a la francesa es por miedo a la bronca de sus jefes y al "puro" que les puede caer.

Jaume saca un sobre de su chaqueta:

-Mirad, chicos. Puede que sea como dice Xavier, todo esto ha sido una coincidencia. Pero en el mundo de Leandro todo es como en el de Alicia:  Abstracto, absurdo y con una lógica propia. Esa gente es tan o más peligrosa que el loco que se han llevado. Aunque no nos quieren dar problemas aun. Creo que su idea es ganarse nuestra confianza para lograr su objetivo.

Beth se acerca a su padre y le mira a los ojos. Sonríe:

-Es un montaje. los cuatro forman equipo. El primero es el cebo. Los otros tres son el anzuelo que nos tragamos. Ahora que lo pienso... a ese pirado lo he visto antes, pero no se donde.

Jaume entrega el sobre a Beth:

-Esperad a estar en un sitio seguro. Por ejemplo, la furgoneta. Estudiad bien los detalles, creo que aquí tenemos la clave de todo esto, pero a mi se me escapa. Estoy viejo para estos juegos de vuestro tío Leandro. Cuando murió, os juro que pensé que con él se iban las intrigas y los peligros. Tened mucho cuidado.

-Papá.¿Qué sabes tu de todo esto?

Jaume les indica con la cabeza la furgoneta:

-Lo suficiente como para ordenar a tus primos que te lleven a la ciudad ahora mismo y que estéis atentos a cualquier cosa fuera de lo normal. Esa gente no juega. Son profesionales y quieren lo que oculta este documento. Desconozco de que va, pero si Leandro estaba metido en algo peligroso no era por su fortuna. Esto no es por negocios. Demasiado odio.

Frankie toma el sobre de manos de su prima:

-No lo entiendo, oncle. Para nosotros solo ha sido un extraño con una pistola y unos policías raros, Deduces todo eso con solo lo ocurrido esta mañana. ¿Que puedes decirnos más?

-Creo que es mejor no hablar de cosas que os nublen la objetividad. Id a Barcelona y cuidaos unos de otros. Si es necesario en el sobre tenéis los datos del amigo de Antonio que os comenté: Ignacio. Pero no vayáis antes de que yo haya hablado con él antes, entendido?

-Pero papá por qué?

-Hija mía, esta familia ha sido condenada a vivir como espías de una mala película, pero todo esto ha sido por causa de Leandro. Y solo él puede darnos la clave. Este documento me fue entregado por su abogado el día de su funeral. Es por si aparecían gentes raras en casa, y a fe mía que así ha sido. Largaos ya!

Los tres jóvenes suben a la furgoneta. El vehículo tarda en arrancar, pero finalmente sale disparado hacía delante con un quejido del embrague.

Jaume mueve la mano despidiendo a los chicos. Cuando la furgoneta desaparece en el recodo del camino, saca de su bolsillo un móvil y pulsa la tecla de rellamada:

-Hola. Soy yo. Hay problemas.
-...
-Exacto. Ha habido movimientos por parte de alguien a quién tu y yo creíamos fuera de circulación.
-...
-No. Ni ella ni sus primos son el objetivo, pero pueden ser bajas para conseguirlo. Y ahí entras tu. Cuida de ellos.
-...
-Yo iré cuando pueda, antes debo localizar su refugio en este municipio. Agotarán la pista que les ha llevado hasta este pueblo y luego si no encuentran lo que buscan irán a por los chicos.
-...
-De incógnito. Nunca deben saber quién eres. Si no salgo de esta, deberás enviarles los datos de su contacto. Yo solo les he podido mandar con Ignacio.
-...
-Lo se. Es arriesgado. Pero esto es grave. Jamás creí que llegarían ha entrar en casa de Adela, y mucho menos descubrirse ante Beth y los gemelos. Eso es malo. Muy malo.
-...
-Si. En tres días nos vemos donde siempre. Cuídate y vigila tu espalda. Adiós.