3 de noviembre de 2008

Ten a tus enemigos más cerca aun.



Todos están ante la masia de los Tarrès.
Los gemelos van cargando las maletas en su furgoneta, mientras Beth abraza a su padre.

-Bueno,te toca venir a Barcelona para vernos.

Su padre la besa en la frente y mira a los ojos de su hija:

-Sabes que yo nunca salgo del pueblo. Pero esta vez haré una excepción, vendré cuando tenga listo un asunto pendiente. Puede que en tres días esté por ahí.

Beth salta de alegría, gritando:

-¿Tan pronto? ¡Genial!  ¡Eh, chicos! Papá vendrá dentro de tres días a Barna.

Sus primos se unen a la sorpresa de la noticia:

-Caray, oncle Jaume! Eso si es una novedad!. -brama J.T.

-Y tu que dices, Francesc. No saltas de alegría precisamente.

Frankie sonríe a regañadientes:

-Tiet Jaume. Si fuera por que vienes a vernos de visita, estaría más que encantado. Pero todos sabemos que si vendrás a la ciudad, es por el asunto del loco de la pistola.

Jaume ríe abiertamente:

-Vaya! Al menos uno de vosotros ha hablado sinceramente. Cierto. A ti tampoco te cuadra lo sucedido, eh?

Frankie cierra el maletero de la furgoneta, para acercarse hasta su tío:

-Nada de esto me cuadra: Hablamos con tía Adela sobre Leandro, nos confiesa que Antonio era un guardaespaldas leal y que tenemos enemigos peligrosos. Justo en ese instante, aparece un chalado con una arma y cuando Beth intenta reducirlo, viene esa chica que lo deja inconsciente de un golpe certero. A todo esto, la muchacha se identifica como policía en misión encubierta. Para darle más empaque, un coche patrulla de los Mossos hace entrada a escena en el momento oportuno y dos agentes de uniforme se cuadran ante la chica, llamándola Teniente Gomis. Los tres maderos se llevan al chalado. Como guinda final al espectáculo, se van sin ordenarnos ir a comisaría, no nos toman los datos... Nada de nada. ¿Es que acaso ahora no se necesita a las víctimas para rellenar informes?

Jaume mueve sus manos como si mostrará un joya a sus oyentes:

-Eso mismo pensé yo. Que aquí hay gato encerrado. Por eso, prefiero ir a la capital para hablar con un viejo amigo de Antonio. Ya sabéis, para descartar posibles problemas. Pero tengo algo que hacer antes y no puedo ir ahora. 

J.T. baja de la furgoneta y se acerca al grupo:

-Oncle Jaume, esto es de paranoicos.  Es más simple. Ese tipo estaba siendo trasladado por esos tres. En algún momento, se despistan los policías, y el pirado se les escapa del coche. Todo esto de irse a la francesa es por miedo a la bronca de sus jefes y al "puro" que les puede caer.

Jaume saca un sobre de su chaqueta:

-Mirad, chicos. Puede que sea como dice Xavier, todo esto ha sido una coincidencia. Pero en el mundo de Leandro todo es como en el de Alicia:  Abstracto, absurdo y con una lógica propia. Esa gente es tan o más peligrosa que el loco que se han llevado. Aunque no nos quieren dar problemas aun. Creo que su idea es ganarse nuestra confianza para lograr su objetivo.

Beth se acerca a su padre y le mira a los ojos. Sonríe:

-Es un montaje. los cuatro forman equipo. El primero es el cebo. Los otros tres son el anzuelo que nos tragamos. Ahora que lo pienso... a ese pirado lo he visto antes, pero no se donde.

Jaume entrega el sobre a Beth:

-Esperad a estar en un sitio seguro. Por ejemplo, la furgoneta. Estudiad bien los detalles, creo que aquí tenemos la clave de todo esto, pero a mi se me escapa. Estoy viejo para estos juegos de vuestro tío Leandro. Cuando murió, os juro que pensé que con él se iban las intrigas y los peligros. Tened mucho cuidado.

-Papá.¿Qué sabes tu de todo esto?

Jaume les indica con la cabeza la furgoneta:

-Lo suficiente como para ordenar a tus primos que te lleven a la ciudad ahora mismo y que estéis atentos a cualquier cosa fuera de lo normal. Esa gente no juega. Son profesionales y quieren lo que oculta este documento. Desconozco de que va, pero si Leandro estaba metido en algo peligroso no era por su fortuna. Esto no es por negocios. Demasiado odio.

Frankie toma el sobre de manos de su prima:

-No lo entiendo, oncle. Para nosotros solo ha sido un extraño con una pistola y unos policías raros, Deduces todo eso con solo lo ocurrido esta mañana. ¿Que puedes decirnos más?

-Creo que es mejor no hablar de cosas que os nublen la objetividad. Id a Barcelona y cuidaos unos de otros. Si es necesario en el sobre tenéis los datos del amigo de Antonio que os comenté: Ignacio. Pero no vayáis antes de que yo haya hablado con él antes, entendido?

-Pero papá por qué?

-Hija mía, esta familia ha sido condenada a vivir como espías de una mala película, pero todo esto ha sido por causa de Leandro. Y solo él puede darnos la clave. Este documento me fue entregado por su abogado el día de su funeral. Es por si aparecían gentes raras en casa, y a fe mía que así ha sido. Largaos ya!

Los tres jóvenes suben a la furgoneta. El vehículo tarda en arrancar, pero finalmente sale disparado hacía delante con un quejido del embrague.

Jaume mueve la mano despidiendo a los chicos. Cuando la furgoneta desaparece en el recodo del camino, saca de su bolsillo un móvil y pulsa la tecla de rellamada:

-Hola. Soy yo. Hay problemas.
-...
-Exacto. Ha habido movimientos por parte de alguien a quién tu y yo creíamos fuera de circulación.
-...
-No. Ni ella ni sus primos son el objetivo, pero pueden ser bajas para conseguirlo. Y ahí entras tu. Cuida de ellos.
-...
-Yo iré cuando pueda, antes debo localizar su refugio en este municipio. Agotarán la pista que les ha llevado hasta este pueblo y luego si no encuentran lo que buscan irán a por los chicos.
-...
-De incógnito. Nunca deben saber quién eres. Si no salgo de esta, deberás enviarles los datos de su contacto. Yo solo les he podido mandar con Ignacio.
-...
-Lo se. Es arriesgado. Pero esto es grave. Jamás creí que llegarían ha entrar en casa de Adela, y mucho menos descubrirse ante Beth y los gemelos. Eso es malo. Muy malo.
-...
-Si. En tres días nos vemos donde siempre. Cuídate y vigila tu espalda. Adiós.

7 de octubre de 2008

La oscura realidad

La primera sensación es de frío. Unos calambres helados recorren toda su espina dorsal irradiándose por las extremidades, hasta concentrarse en sus dedos y la nuca.

En el primer segundo, duda de si sus ojos están abiertos, pero cuando parpadea el resultado es el mismo. Oscuridad.

Poco a poco, y a pesar que entre las nieblas de la conmoción el instinto animal clama por abandonarse al pánico, su mente toma el control de su cuerpo.
"¿Cómo he llegado aquí?"


Su oído medio le informa que esta boca abajo y tendido en el suelo. Este es duro e irregular.

"Estoy tendido en un suelo de piedra".

Los músculos de la espalda dan señales de haber permanecido muchas horas en tensión. Al intentar moverlos, descubre que le han atado los brazos junto con las piernas.

"Como a un ternero en un rodeo, pero amarrado por detrás".

Forcejea con los brazos para zafarse.

"Es inútil. Por mucho que intente soltarme, los nudos son fuertes".

Cuando levanta la cabeza hacía arriba, su nuca explota en una nube de dolor que lanza rayos enfrente de su mirada como si alguien hubiera encendido miles de flash fotográficos, pero el lugar sigue a oscuras. Tiene un chichón en la base del cráneo.

Su boca esta obstruida con una bola de algo con sabor a lavanda. Es una tela  lavada con suavizante. Esta sujeta con una cinta adhesiva que le cubre los labios.

Antes que sus recuerdos afloren, un ruido se abre paso por los pocos susurros que forman parte del ambiente.

Son pasos. Alguien esta andando sobre su cabeza, y al parecer baja por unas escaleras cercanas. Se acerca.

Un ruido de metal contra piedra. Una potente luz le ciega por completo unos instantes.

Hay unas figuras de pie ante la puerta. Son tres. Una de ellas, lleva un potente foco de mano iluminado la estancia. Esta en una cava o un sótano de una casa antigua. Parece una mazmorra.

-Disculpa las molestias. Si te comportas con calma te soltaré. Te advierto que si intentas algo, te dispararán sin dudarlo.

La voz es de un hombre de mediana edad. Pero no puede verlo bien a causa de la ceguera transitoria debida a su cautividad y al foco que apunta hacia su cara.

Mientras el hombre manipula las cuerdas, los recuerdos comienzan a fluir como un río.

Esa chica se había encarado mientras la apuntaba con la pistola, cuando estaba a punto de dispararle,el mundo estalló en millones de colores. Después la nada.

-Bien chico. Ahora nada de trucos, tienes las piernas libres. Pero con calma.

Algo le oprime las muñecas. Le ha puesto unas esposas.

-Te acabaré de liberar de la cuerda. Aunque ya notas las esposas, no hagas movimientos bruscos. O será lo ultimo que harás.

Lentamente, sus brazos notan el aumento de riego sanguíneo. El hormigueo doloroso es una agonía placentera.

-Esto no te va a gustar.

Un rápido movimiento arranca la cinta adhesiva. Apenas nota el dolor de los pelos arrancados. Pero sus labios sangran. Su lengua busca rápidamente el adorado líquido. El sabor ferroso apenas elimina las trazas de lavanda.

-Bien. Ahora te daremos de beber. Después, charlaremos amigablemente.

-La luz.

Su voz es un murmullo agudo, como si hablará una bisagra oxidada.

-¿Disculpa?

-La luz, por favor, no me enfoquéis a los ojos.

-Lo siento. Hasta que no sepamos lo que queremos no podemos arriesgarnos. De momento, la luz seguirá aquí.

Cuando el hombre hace el ademán de ponerle algo en la boca, el prisionero intenta morderle.

Un dolor explota en la boca del estomago. El hombre le ha golpeado.

Al caer de bruces, su captor le levanta la cabeza agarrándolo por los pelos, finalmente le pasa un pañuelo mojado por los labios.

-Así no vamos bien. Es mejor colaborar, no queremos hacerte más daño del necesario, pero de ti depende.

-Por que no habéis llamado a la policía. ¿Acaso tenéis algo que ocultar, los Tarrés?

-Creo que no eres consciente de lo que esta ocurriendo, Amadeo.

Esa voz fue un rayo que atravesó su cabeza.

-Mo... ¿Mónica?

Ante la puerta abierta había una silueta familiar.

-Bien, señor Burgués. Como le estaban informando, ahora toca charlar amigablemente.

23 de septiembre de 2008

In memoriam...

Angel lo había decidido. Hacía días que tenía claro lo que iba a hacer y solamente le quedaban un par de detalles menores para concretar.

Tenía claro que iba a decir adiós a la vida y que lo iba a hacer de forma que no hubiese lugar a una intervención externa que pusiese en peligro la ejecución de sus planes.

Cuando hacía años lo intentó por primera vez, todo se fue al traste con la intervención de su hermano que consiguió impedir que consumase sus propósitos. Aún recordaba los días que estuvo ingresado en el Hosptal Clínico, y cómo su hermano iba a verle cada día. Cada vez que le preguntaba por qué habia querido quitarse la vida, apenas tenía palabras para responder adecuadamente.

Todas sus respuestas se centraban en su convicción de que no le apetecía continuar viviendo, que se sentía por completo ajeno a los valores y a los intereses sobre los que esta vida estaba organizada.

Durante unos días, con la autorización del psiquiatra que le controlaba, salían del Hospital a dar un paseo y sus conversaciones abarcaban toda su vida, las relaciones con sus padres, su desencuentro con toda una serie de intereses, y que, si había intentado irse de este mundo era sencillamente, porque no estaba de acuerdo con las reglas del juego imperantes.

Los tres años que había durado su relación con Yolanda habían sido probablemente los mejores de su vida, pero en la última época había llegado a la conclusión que no era merecedor del amor de Yolanda, y que debía dejarla, para que ella tuviese la oportunidad de conocer a alquien que supiese darle algo más de lo que él era capaz de ofrecer.

Así pues, esta vez lo tenía todo planeado. Cogería el coche y se iría lejos de Barcelona, y allí provocaría su muerte. Había pensado en hacerlo en algún lugar poco frecuentado –pensaba en las afueras de Palencia, su ciudad de origen y donde aun vivían sus padres y su hermana-, y suponía que podría pasar un tiempo antes de que alguien le encontrase.

Por encima de todas sus reflexiones, había una que le atormentaba, y no era otra que el dolor que seguramente iba a causar a su gente, pero esperaba que comprendiesen su determinación. Lamentaba mucho ser el causante de los malos ratos que su acción iba a provocar, pero lo tenía que hacer, y esperaba que le entendiesen y le perdonasen por ello.

Durante días estuvo elucubrando sobre las reacciones de cada una de las personas que le rodeaban. Sus padres, su hermano, su hermana, su cuñada, su sobrina… y, en la casa, Eli, por encima de los demás. También se imaginaba que cuando Yolanda se enterase lo iba a pasar mal también.

Aquella mañana esperó a quedarse solo en casa.

A media mañana Eli, que tenía una reunión en la Residencia en la que trabajaba, bajó a desayunar. Se saludaron con un beso. Angel pensó por un momento en decirle algo –que se iba unos días fuera, por ejemplo-, pero desistió. Cuando Eli salió de casa ambos se despidieron con el típico “Fins després”

Un rato más tarde circulaba por el cinturón, en ruta hacia la autopista de Lleida…

Dos días más tarde su hermano recibió una llamada de Yolanda, preguntando si sabía algo de Angel… Le habia llamado Alvaro para decirle que había desaparecido de la casa… No se había llevado nada, pero hacía tres días que no aparecía por la casa, y ninguno de sus compañeros tenía noticias de él… Yolanda le contestó que no sabía nada, pero que intentaría hablar con su hermano y si averiguaba algo, le llamaría.

Cuando el hermano de Angel recibió la llamada de Yolanda se quedó muy preocupado. Hacía unos días se habían visto en Horta –le había llamado para invitarle a comer para celebrar su cumpleaños-, y si bien le había encontrado algo mustio, no había detectado nada especial… Le había comentado que estaba bien, que se llevaba estupendamente con sus compañeros de vivienda, que estaba esperando una llamada de TV3 para un posible trabajo, y poco más…

Tras la llamada de Yolanda, el hermano de Angel se quedó muy preocupado. Llamó a Palencia y le dijo a su hermana lo que pasaba, y quedaron en llamarse si tenían noticias…

Dos días más tarde llegó la terrible noticia: Su hermana había recibido una llamada de la policía de Palencia, para decirle que cerca del monte “El Viejo”, habían encontrado un coche con una persona muerta en su interior. En el salpicadero del coche había una nota escrita a mano con su teléfono. Y un sobre con los nombres de los dos hermanos, que aparentaba contener una carta.

La hermana de Angel se presentó de inmediato en la comisaría y allí pudo confirmar la terrible noticia. Le entregaron la carta, en la que decía que lamentaba mucho el dolor que iba a causar, pero que, simplemente, no podía aguantar más esta vida y por eso había tomado la decisión de quitársela.

Angel había aparcado en una zona de bosque. Aparentemente, había puesto el motor en marcha y había conectado un tubo de goma que llevaba para la ocasión desde el tubo de escape al interior del coche. Seguidamente, se había estirado en el asiento y se había dormido. Unas horas más tarde, el gas había hecho su efecto y Angel era cadáver. Al día siguiente, un excursionista vio el coche; le extrañó que estuviese allí, y se acercó. Al ver que había un ocupante, golpeó varias veces el cristal para llamar su atención, pero rápidamente se dio cuenta de que difícilmente le iba a poder responder.
De inmediato dio parte a la policía.

La despedida de Angel se hizo en Palencia, y allí fueron Alvaro, Pere y Eli, a acompañar a su familia. Todos habían quedado impresionados por su decisión.
Yolanda no se sintió con ánimos para asistir al entierro de la que había sido la persona más importante de su vida y a la que había querido tanto. Su hermano dirigió unas palabras a los asistentes, y días más tarde, ya en Barcelona, organizaron un pequeño funeral para los familiares y amigos de Barcelona.

Al hermano de Angel su muerte le afectó mucho, y estuvo un tiempo sobrellevando una fuerte depresión, pero intentaba no dar muestras de ello, sobre todo por Sara, su hija, para la que Angel había sido siempre una persona importantísima en su vida; más que un tío, había sido un hermano mayor…

Unas semanas más tarde y casi sin proponérselo, le fueron brotando unos versos que intentaban paliar su dolor… Tardó varios días en ponerse a escribirlos y, cuando lo hizo, apenas tardó unos minutos en cerrar el poema. Lo leyó repetidas veces, y hubo de reconocer que aquellos versos le ayudaron a sopreponerse…

ANGEL (In memoriam)

Yo sé que algún día
volveremos a ver tu sonrisa
Yo sé que allí donde estás
nos quieres; que no olvidas...

Yo sé que más allá de la muerte
seguirás siempre ligado a la vida.

Muchas cosas nuestras
te has llevado contigo,
y nos has dejado el alma llena
de cosas tuyas, hermano, amigo.

Te has ido de pronto y en silencio
sin despedirte, sin decir adiós.
No dijiste a nadie que ya no podías más
porque sabías que entre todos
te habríamos vuelto a enganchar a la vida;
que entre todos te íbamos a robar
el billete de ese maldito viaje
que tú solo habías decidido realizar.

Y no supimos verlo. Tanto que te queríamos,
tanto, y no pudimos impedirlo.

Y por eso nuestra rabia y nuestra angustia
se nos clava como un dardo helado
en el alma, que se nos ha quedado
áspera y fría, llena de dolor y de furia.

Tanto que te queríamos, tanto,
y no supimos verlo en tu mirada,
esa mirada tuya, suave y profunda a la vez;
y no supimos verlo en tu sonrisa,
esa sonrisa que nunca querríamos perder;
esa mirada y esa sonrisa
con que nos regalabas a todos siempre
tu maravillosa forma de ser.

Pero yo sé que algún día
volveremos a ver tu sonrisa
y volverá a acariciar nuestro rostro,
la suave pero intensa brisa
de tu mirada, transparente y magnífica.

No conseguirás nunca irte del todo;
Algún día se secarán las lágrimas de nuestros ojos,
algún día, ya pronto,
miraremos al cielo; y entre dos estrellas
antiguas, descubriremos una nueva,
con un brillo muy especial
haciéndonos un guiño familiar.

Yo sé, Angel, que algún día
volveremos a ver tu sonrisa.
Será en el cielo, quizá en el mar,
quizá envuelta en una nota de música,
quizá encerrada en el seno de una gota
de rocío, cristalina y temblorosa,
sobre el pétalo rojo de una rosa.

O será quizá entre los versos de un poema,
que alguien escribirá algún día
para escapar de tanta angustia,
para olvidar la terrible agonía
y el dolor de tu ausencia.

O será quizá en una oscura sala
donde estarán pasando una película,
desde el parpadeo blanco y gris
del proyector, recreando la magia
de una nueva historia sobre una vieja pantalla.

O será quizá entre el humo incesante
de una tertulia interminable,
donde se habla y se discute
de la vida y de la muerte,
de la luz y de la sombra,
de Cortázar y de Hernández,
de los Rolling y los Beatles,
del amor y la utopía,
de sueños y de anarquía.

Será quizá en cualquier rincón de Gracia,
entre dos callejuelas de aceras imposibles;
o sentados a la mesa ante un plato de pasta;
o en una partida de mus, impasible
tras un envite de farol increíble

Yo sé, Angel, que algún día
volveremos a ver tu sonrisa.

Ahora que ya ha pasado un tiempo
creo que ya la he empezado a encontrar.
Hay momentos que la tengo muy cerca
cuando miro a mi hija a la cara,
en alguna ocasión, cuando Conchi me besa,
o en aquel gesto de mi hermana,
o el otro día, al teléfono, hablando con Yolanda.

Y donde nunca me falla,
donde tu sonrisa parece que me hable
es, hermano, desde esa mirada
oceánica, infinita, casi sobrehumana
que brilla ahora en los ojos de nuestro padre.

30 de junio de 2008

Ecos del pasado

Después de desayunar, Frankie y J.T hicieron unas llamadas por asuntos de la emisora, mientras, Beth recogía los platos y Adela los lavaba.Ahora, los cuatro se encontraban en el patio trasero a la sombra de un pino enorme, sentados en los bancos ante una mesa de piedra.

-Mi Antonio era una carga para sus compañeros, todos ellos eran corruptos. El era demasiado recto y adorador de las normas como para pervertirlo. Su tozudez para cerrar aquellos casos en que estaban implicadas las familias importantes de la comarca, le hacían ser odiado por todos. Así, nuestra vida en común en la comunidad fue muy dura y solitaria.

Beth sonrió, tomó la mano de su tía y dijo:

-Pero sois gente fuerte. Hubo algo muy grave para obligaros a rendiros.

Adela responde a la sonrisa de Beth con un beso en la mejilla de la muchacha.

-Es cierto. Todo era soportable. Hasta que arrestó al hijo de un empresario muy unido a la clase política de la provincia. El cargo era de violación y asesinato de su novia. Os podéis imaginar como fueron las cosas: Amenazas veladas, presiones por parte de sus superiores, concejales, el alcalde... En fin, todos querían frenarle los pies, pero sobretodo esperaban que tragara la píldora y aceptase lo que se le ofrecía: el culpable era el camionero que encontró el cuerpo. Incluso tenían su confesión, le decían.

J.T. sonrío:
-Pero Tío Antonio sabía como había sido conseguida la confesión. Y no tragó.

-No. No tragó, antes me pidió consejo pues sabía que arriesgaba mucho. Yo estaba de seis meses.Frankie habló esta vez:

-Le dijiste que hiciese lo correcto. Seguir con el caso y encerrar a ese hijo de papá. A pesar de todo.

Adela tenía los ojos llorosos. Apretó fuerte la mano de Beth y empezó hablar con un tono que jamás le habían oído usar los tres chicos. Era la voz del dolor:

-Antonio siguió con sus trece y decidió saltarse los canales habituales de mando de su cuartel por saberlos implicados en la trama de silencio. Así que, usó sus contactos para que los medios de comunicación hicieran el trabajo sucio de destapar el caso. Ello comportó que todos cambiarán de chaqueta y el camionero fue liberado.

-Y,¿El hijo de papá?

-Al verse atrapado, empotró su precioso deportivo contra un pilar de la autopista.

-Poco doloroso para mí gusto.

Adela le da un coscorrón a su sobrino:

-J.T. no seas cruel! En el fondo, el chico era una víctima igual que su novia. Si su padre lo hubiese educado bien y enseñándole el respeto por los demás, no se hubiese transformado en un monstruo.

-¿Y cómo se lo tomó el padre?

Adela rompe a llorar. Los tres chicos se abrazan a ella:

-El padre parecía inmutable. Hizo unas declaraciones ante la prensa llamando al perdón por haber criado a un ser despreciable y agradeciendo a Antonio su labor.Pero al cabo de dos semanas unos encapuchados me secuestraron en pleno día y...

Adela grita de dolor mientras se abrazaba el vientre:

-Desperté en un descampado con la entrepierna llena de sangre.

-Tía Adela, lo siento. Yo no quería hacerte recordar esto. Perdóname.Adela besa la frente de su querida niña:

-Debías saberlo. Tienes que entender porque Antonio y yo hicimos lo que hicimos para que tu seas lo que hoy eres. Lo que sois los tres: Unos chicos que han tenido su infancia tranquila y sana, a pesar de ser de una familia marcada por la herencia de vuestro tío carnal. Para eso venimos aquí justo después de...

Adela se saca un pañuelo de la manga y se limpia la cara:

-De lo que Antonio le hizo al padre del muchacho.

-¿Cómo? ¿ Tío Antonio mató al padre del chico?

-No. Algo peor. Buscó a sus enemigos y les dio pruebas para hundirle. A pesar de poner en peligro su propia vida, Antonio estaba cegado por el odio. Así que siguió ofreciéndoles información. La familia de empresario sufrió una serie de desgracias, hasta arruinarles en todos los sentidos. Hasta que, como guinda final: El cuerpo torturado del propio empresario, apareció en el descampado donde me encontraron a mí. Así “pagaron” los servicios dados por mi Antonio.

J.T. tomó un sorbo de su vaso de agua:

-Y ¿Cómo quedó la cosa para con la benemérita?Adela le acaricia la cara a J.T.

-Eso colmó la paciencia de sus superiores. Si bien, no tenían pruebas de su complicidad, sospechaban la verdad. Le ofrecieron una salida “honrosa” del cuerpo: Alegando su depresión pretendían retirarlo del cuerpo.

Beth abraza a su tía e intenta hablar, pero Adela levanta la mano y sigue explicando su historia:

-Pero apareció Leandro. Como sabéis era todo un caballero y sabía “entrar” a la gente. Al final de la jornada nos tenía en el saco: Logró convencernos de ir a pasar unos días en su casa en los Pirineos, para relajarnos y darnos una opción a nuestra nueva situación.

-Y os trajo aquí. A la Vall de Xarnerons.

-Sí. Nos ofreció una nueva vida: Antonio sería el capitán en el cuartel del pueblo. Y yo trabajaría como maestra del jardín de infancia.Poco a poco nos explicó que si bien él pasaba la mayor parte del tiempo en la capital, este era su hogar. Y más, si tenía en cuenta que su única familia vivía a dos calles de la nuestra. En ese momento, Leandro no se fue por las ramas.Nos contó el motivo de su oferta y por que nos había elegido: Cuando se halló al antiguo capitán degollado, preguntó a su viejo amigo el Comandante Iglesias, si conocía a algún un oficial del cuerpo que fuera integro y cabal para un traslado. Este le contestó que había venido como agua para mayo, pues un querido discípulo suyo estaba en el punto de mira por culpa de la corrupción de sus jefes. De este modo fue como Leandro supo de nuestra existencia. Finalmente, confesó que debido a sus pecados, sus familiares podrían pagar las deudas. Pidiéndonos a cambio de nuestra nueva existencia que nos convirtiéramos en vuestros ángeles de la guarda. Aunque ya sabéis que nos convertimos en algo más: Ahora somos vuestra familia.

Beth abraza de nuevo a su tía Adela. J.T. esta absorto mirando su vaso. Mientras, Frankie suelta su pregunta al aire:

-Pero, ¿Quién es ese enemigo tan peligroso?

En ese instante, los cuatro percibieron que no estaban solos. Ante ellos se encontraba un joven de unos veinticinco años vestido como un excursionista y empuñando una pistola.

-Quizá yo os puedo contestar a esa pregunta.

16 de junio de 2008

Una sombra en los tejados

Tras unos meses vagando de un lado a otro, MAX regresó a su viejo barrio del BORN en Barcelona. No recordaba gran cosa de todo aquel mundo que había dejado atrás, apenas unas caras borrosas y unas voces supuestamente familiares. Ni tan solo los olores le evocaban nada especial. Estaba acabado.

Quiso hacer memoria de todo lo vivido en este tiempo de ausencia, pero los recuerdos eran dolorosos y pronto desistió. No podía soportar la presión que suponía enfrentarse a ciertos detalles que le atormentaban día y noche. En ocasiones trataba de autoconvencerse que todo era fruto de sustancias nocivas que rondaban aún por su cerebro, ya se sabe, las noches locas que acaban pasando factura. Cuando recordaba ciertos detalles escabrosos corría en todas direcciones sin rumbo definido, cruzaba las calles a toda velocidad sin importarle los cláxon de los coches ni las ruedas que le habían llegado a arrancar la punta de su preciada cola.

Cuando recobraba el sentido estaba agotado, sudado y temboroso y con la lengua reseca. Sus pupilas estaban dilatadas hasta los mismísimos límites de la cara, suerte de los párpados que le sujetaban los ojos a la cabeza.

Sufría, y mucho…

En este estado fue como aterrizó en el BORN de nuevo. Espantando fantasmas del pasado y tratando de recobrar su identidad. Basta ya de amigos imaginarios, de vidas desperdiciadas y de tanto huir de uno mismo.

Si, había desperdiciado sus vidas, las siete. Llegó a pensar que realmente estaba muerto del todo. Se olía cada mañana para comprobar si se estaba descomponiendo, se mordía en las patas por el simple hecho de saberse vivo, de sentir dolor y reconocerse lejos de los muertos.

Pero se conocía muy bien, sabía que dentro suyo había algo que le empujaba a seguir hacia una dirección fija. Llevaba tiempo regresando de ningún sitio, en un viaje sin inicio estaba seguro de haber llegado al final del recorrido. Poco a poco estaba recobrando las fuerzas necesarias para encontrarse de nuevo. Sabía que todavía no era el momento, que debía esperar lamiendo sus heridas para reaparecer con muchas más energías de las que jamás había soñado tener.

La vida le cicatrizaba por dentro. Sentía unirse las fibras rotas por el dolor extremo. Recomponerse no es fácil, pero sabía que estaba en el buen camino y que cuando mostrara su pelaje lustrado a nadie le pasaría desapercibido. Si, sería duro pero estaba dispuesto a enterrar el pasado, a dejar definitivamente atrás todas aquellas muertes vividas anteriormente. Eso no eran vidas, eran lastres que estaba decidido a cortar, a dejar en la cuneta para siempre.

Si, MAX andaba de nuevo por el barrio. Agazapado esperaba pacientemente su momento mmentras reconocía el terreno.

...o para cambiar de aires para siempre.

8 de mayo de 2008

Una mañana en la emisora

La mañana transcurría tranquila en la emisora. Pere llevaba un par de días intentado mejorar el sistema de archivos, tras haber conseguido hacer desaparecer las toneladas de papeles que, durante semanas habían permanecido desparramados sobre la mesa, sin orden ni concierto. Semanas atrás había tenido una serie de encuentros en casa con Angel, para mirar de aprender a manejar medianamente Bases de Datos y Hojas de Cálculo, y gracias a ello, se sentía algo más seguro.

En cuanto al “papeleo”, por fin había podido archivar las últimas facturas y albaranes, y cuando acabó de ordenar su mesa, no se lo podía creer… No se le ocurrió una idea mejor para celebrarlo que llamar a Sandra para que lo viese, y ésta, al verlo, no pudo por menos que gastarle una broma:

- “Pere: tendrías que hacértelo mirar… Ya era hora, chico… Hay cosas en que es conveniente ser algo lento, pero en las cosas del trabajo no lo es tanto… ja ja ja…”

- “Joder, Sandra; eres una puñetera. Ya te dije que estaba muy excitado, que era nuestra primera vez; que hacía un tiempo que estaba en ayunas y que llevaba tiempo pensando en ello… No me había pasado nunca... Además, me parece a mí que la repetición no fue tan mal… o por lo menos, eso parecía con los gritos que pegabas… A no ser que estuvieses haciendo comedia…”

- “Tranquilo, Pere; no te pongas así… ¿O es que no sabes encajar una broma? Sí; la segunda parte fue muy bien… ¿Qué quieres? ¿Qué te vuelva a repetir que fue el mejor polvo de mi vida? Vale; pues te lo vuelvo a decir: Fue el mejor…”

- Chisst… calla, calla, que viene alguien.

En ese momento, Lukas apareció en la puerta del despacho.

- “¡Hola, pareja! ¿Cómo os va la mañana? Os veo muy relajados… Por cierto, Sandra. Te estaba buscando. Hace un momento ha llamado Frankie para decir que no vendría hasta la tarde; que esta mañana había quedado con el delegado de una empresa de comunicación americana, que parece ser que quiere presentar a la emisora una oferta sobre publicidad. Parecía muy contento. Me dio la impresión de que es un tema importante, y que la cosa va de mucha, pero que de mucha pasta…”

- “Sí; ya sé de qué va… -comentó Sandra- pero me parece que si no se lo miran bien se podrían meter en un buen lío… J.T. me comentó algo el otro día. El problema es que esa empresa pretende tener la exclusiva de toda la publicidad de la emisora, y hay unos cuantos contratos firmados que no se pueden anular así, por las buenas… No sé, pero me parece complicado, según me dijo J.T., aunque me imagino que todo es cuestión de hablarlo…

- “Bueno, pareja; jà s’ho faran (*)…-intervino Lukas-. Aunque para los dos hermanitos parece que el tema puede ser interesante… ¡Quién lo diría! Les cae encima hacerse cargo de una emisora sin tener ni repajolera idea, y en cuatro días les llueve la pasta… Ni ellos se lo acaban de creer. Yo que viví los problemas de la emisora en los años “gloriosos”, con gente buenísima y que a duras penas podía llegar a pagar los sueldos cada mes, me hago cruces que con estos dos elementos les funcione la cosa de esta forma…, ¿no os parece?

- “Bueno –comentó Pere- habrá que mirar el tema con espíritu positivo. Al menos, parece que, si las cosas siguen así, tenemos asegurado el sueldo, ¿no te parece, Sandra? Porque ya me has comentado que el año pasado teníais problemas para cobrar….

En ese momento sonó el teléfono de Pere.

- “Bon dia, dígame”
- …
- “Sí, Frankie, soy yo”

Mientras escuchaba, Pere cogió un papel para ir anotando algo.

- “ OK, Frankie. Ahora mismo te lo envío. Lo que pasa es que creo que tengo el último contrato, pero no los anteriores…. Y si quieres compararlos…. Bueno; le preguntaré a Sandra, a ver si ella sabe dónde pueden estar… Te digo algo enseguida.

Pere colgó el teléfono y se volvió hacia Sandra:

- “Era Frankie. Quiere que le envíe por fax los contratos que tenemos de publicidad con esa empresa de Madrid; me dice que quiere la propuesta inicial, el pre-contrato y el contrato final. Pero que yo recuerde, en mi archivo solamente está el contrato final. Lo recuerdo porque precisamente lo archivé ayer…”

- “Sí, ya sé – dijo Sandra- creo que están en el despacho de J.T. Voy a ver si los encuentro y te los traigo. Hasta luego”.

Sandra abandonó el despacho.

Lukas no pudo evitar dirigir su mirada a las piernas de Sandra mientras ésta salía del despacho.

- “Pero qué buena que está esta tía. No me puedo creer que no tenga un montón de rollos… El otro día me dijo que hacía tiempo que no salía con nadie… Estuve a punto de decirle algo, pero no me atreví. Además, es que va siempre pidiendo guerra… Te has fijado en ese culo y esas piernas?”

Pere puso cara de circunstancias para decir:

- “Sí; está realmente muy buena. Pero me parece que sí está saliendo con alguien… Lo que pasa es que creo que están empezando y se ve que no lo tiene del todo claro… Bueno; eso es lo que me pareció entenderle el otro día, que estuvimos tomando un café a la salida…”

- “Bueno, pues ya me contarás… que no me importaría nada quedar con ella… aunque estas cosas de mezclar líos con trabajo es algo complicado… Y te lo digo por experiencia…”


El teléfono volvió a sonar, y Pere le hizo un gesto a Lukas. Este a su vez, le devolvió el gesto y salió del despacho.

Mientras Pere atendía al teléfono la reclamación de unas facturas de la compra de los últimos equipos informáticos, dándoles la fecha prevista del pago y reconfirmando los datos para la transferencia. Sandra entró de nuevo. Esperó a que Pere colgase el teléfono y le dio una carpeta con una serie de documentos.

- “Aquí tienes lo que querías. La propuesta inicial y el pre-contrato. Si tú tienes el contrato definitivo, ya se lo puedes mandar todo a Frankie.

- “OK, Sandra… Muchas gracias. Ahora mismo se lo envío. Por cierto, que sepas que tienes más pretendientes… Que al amigo Lukas le gustas, vamos… Y, si tal como me ha comentado que le dijiste hace días, no tienes compromisos, pues eso, que lo sepas… Que está deseando que le des una oportunidad…

- “Serás idiota… ¿Qué querías? ¿Qué le dijese algo de lo nuestro? Además, a mí el tal Lukas no me gusta nada, qué quieres que te diga… Me parece un tío raro… Siempre metido ahí en ese cuchitril-almacén-dormitorio… ¿quieres decir que no es medio gay?”

- “Pues por lo que he podido deducir de su conversación, me parece que de gay, poco… o nada… Que me ha dicho que el otro día estuvísteis tomando algo y que le faltó un tris para hacerte una proposición… Bueno; eso es lo que me ha dicho…”

- “Pues mejor que se guarde la tal proposición, porque iba a ser que no… Además, últimamente –mira tú por dónde – estoy con un rollete que me mola bastante, ya ves tú… Aunque a veces tendrá que aprender a controlarse un poco, ja ja ja ja…”

- “¡Serás capulla!”

- “Tranquilo, Pere, que es una broma… No t’emprenyis (**)

- “Vale, vale; ya te puedes ir preparando para la próxima… y esto sí que es una amenaza, ¿eh?. Por cierto, que te quería comentar una cosa… Tengo unos amigos –el quiosquero del que te he hablado a veces-, que tienen un apartamento en la playa y me han dicho más de una vez que si quiero ir algún fin de semana, que me dejan la llave… Parece ser que el próximo fin de semana no irán… ¿Te apetece?”

- “Huy, sí. Estupendo. ¿Podemos salir el viernes por la tarde para allá, no?

- “OK. Luego le llamo para decírselo… Bueno; voy a enviarle el Fax a Frankie, no se vaya a poner nervioso. Hasta luego…”

Sandra se acercó a Pere y, sin previo aviso, le plantó un beso en la boca.

- “Mmmmmm… Sandra, por favor, que puede venir alguien…”

Sandra le dedicó una sonrisa y un guiño y salió del despacho, mientras Pere no podía evitar una última mirada al espectacular balanceo de su minifalda.


(*) catalán: ya se apañarán
(**) catalán: No te enfades

29 de abril de 2008

Desayuno con verdades.

-Pero... Tía Adela, esto es una locura.

-Beth, cariño. Sabes que si mientes te pillo enseguida. Tus primos y tú, habéis venido para confirmar lo que ya conoces.- Adela le ofrece una taza de cacao a Beth y le mira a los ojos.- Y al parecer no lo aceptas.

Una tímida sonrisa aparece en los labios de Adela, mientras mira a los gemelos que estan sentados al lado de su prima.
Esa mañana, cuando Adela se disponía a desayunar, se encontró con la visita sorpresa de sus tres queridos sobrinos.

Ahora estaban ante la mesa gigante de la cocina dando buena cuenta del desayuno preparado con cariño por la viuda del padrino de los chicos: Tío Antonio.

-Creéis que no he sabido de vuestros entrenamientos a escondidas de todos. Siempre supe de ellos, Antonio os preparó en todo lo que él podía enseñaros. Lo hizo en contra de la voluntad de Leandro.

-A que te refieres, tía Adela?- pregunta J.T.

-Vuestro tío Antonio, fue enviado a este pueblo para protegeros de los enemigos de vuestro tío carnal. Pero en lugar de mantenerse frío y distante, como le recomendó el própio Leandro, os quiso como a miembros de nuestra familia. Por eso decidió, que además de vigilaros y protegeros, era mejor entrenaros para vuestra própia seguridad. Os adoraba. Tanto es así que cuando... pasó...

Adela deja de sonreír. J.T. y Frankie se ponen tensos y se fijan en el rostro de Beth. Esta con la voz más dulce que jamás haya usado dice:

-La muerte del pastelero.

Adela duda en seguir, pero se afronta al tema, al ver que los gemelos se relajan y fuerzan una sonrisa.

-Eso es.- Se levanta y recoje un plato para ponerlo en el fregadero.- Cuando ocurrió aquello, Antonio se arriesgo mucho para intentar conseguir ser el responsable de la investigación, a pesar, de su relación con vosotros.

Beth saca de su mochila un voluminoso sobre, al abrirlo extrae un archivo policial antiguo y unos documentos modernos.

-Tío Antonio quiso tener el puesto por meritos... “irregulares”, usó los trapos sucios de mucha gente influyente para ello, pero yo no le recuerdo al mando. Todo lo hizo la policia autonomica.

-Cierto Beth, mi Antonio era un hombre honrado, pero no un meapilas. No le gustaba usar trucos ni ilegalidades, pero como ya he dicho, te quería; Os quería a toda la familia, y hizo de tripas corazón para protegeros. Aunque llegado el momento, no fue necesario usar todo esto para nada.

Beth mira a sus primos y dice:


-Ya entiendo. Todo se arregló cuando Herminia habló con la policia.

Adela asiente y sirve más cacao a los chicos y un cafe a si misma.

-Exacto. Antonio ni siquiera llegó a solicitar ningún favor, excepto esta cópia del informe. Solo yo supe lo que pretendía, le dije que era una locura, pero él no me escuchó.

-Por que tanto miedo a unos enemigos que jamás han aparecido?¿ Cómo pudo tío Leandro, convenceros para venir hasta este pueblo a protegernos?

La voz de Frankie suena sincera, pero el tono es de hastío. Se siente usado y manipulado, pero sobretodo le duele que Antonio entrará en su familia con falsos propósitos.

-Verás... Leandro, además de rico era muy poderoso. Sus contactos en las más altas esferas eran numerosos. Por eso era casi intocable. Pero tenia un talón de Aquiles: Vosotros. Su familia era su más querido tesoro a pesar de su fortuna. Cuando nacisteis vosotros dos, Leandro tenía al antiguo Capitán de la Guardia Civil “comprado” para que ningún forastero no supiera quienes erais. Todo el pueblo sabía que si cantaban se expondrían a las habiles artes del cuartelillo. En este pueblucho le tenían pavor a vuestra familía.

J.T. se levanta para buscar más bollos de canela de la despensa y por fin habla:

-Recuerdo que era joven. Bien podia ser él quién nos hubiera protegido hasta ahora.¿Qué le ocurrió?

-Era ludopata. Sus acreedores le tenian acorralado. Asi que, para resarcirse les contó todo sobre vosotros: Incluido el parentesco con Leandro.



-Bueno, pero nunca ocurrió nada.

Adela sonrie.

-Recordáis esa semana que os fuisteis con vuestros padres a Paris?
Los gemelos se rien y se miran mutuamente.

-Teníamos seis años, pero todavía recuerdo el Bateaux Mouche.

-Y yo recuerdo estar en el ascensor de la Torre Eifel diciendo: "-Mamá, tengo pis!"

-Al segundo día de iros. Aparecieron dos encapuchados.

-Pues fue una suerte no estar ahí.

Adela niega con la cabeza.

-El capitán se arrepintió y avisó con tiempo a Leandro. Despues de organizar vuestro viaje. Tu padre Jaume y ellos dos, se apostaron en vuestra casa a esperar.

Adela se levanta y se sirve otro café.
Los tres hablan al unisoro:

-¡¿Y?!

- Solo unos cristales rotos y una casa revuelta. Pero nadie supo que pasó con los dos hombres. A la vuelta, la casa estaba en orden y vuestros padres no supieron nunca nada sobre este percance.

-Y que pasó con el capitán?

-Dos meses después, apareció con el cuello rebanado en una calle del Barrio Gótico de Barcelona. Atraco fustrado, según lo oficial.- Adela les hace una mueca y les mira a los ojos.- ajuste de cuentas, extraoficialmente.
Beth habla con voz de rabia, pero no con Adela. Más bien, usa ese tono para consigo misma:

-Y por eso vinisteis a este pueblo?

-La muerte del capitan provocó un cambio de planes. Leandro, decidió no arriesgarse con el substituto. Había que buscar alguien cabal y de confianza para protegeros... Alguien dispuesto a venir hasta este pueblo.
Beth se levanta y apoya todo su peso con las dos manos a la mesa.

-Eso ya lo he deducido Tía Adela, pero porque Antonio?

Adela se sienta con la taza entre las manos, sus ojos no se apartan del negro brebaje. Sus lágrimas caen desdibujando su propio reflejo en el café.

-En esa época, yo esperaba a nuestro primer hijo.

22 de abril de 2008

El Santuario y el Demonio.



Después de meses casi inactivo para no levantar sospechas, y esperando alguna información por parte del “topo”,Amadeo ha aprovechado para estudiar toda la información que puede hallar sobre esa secta a la que perteneció su propio abuelo.
Poca cosa se podía investigar, pero si hallo algo digno de saber: Justo al inicio de la guerra civil, Leandro compró un conocido antiguo balneario que había estado abandonado durante años. Estaba en los Pirineos. Todo encajaba.
Esa tarde, Amadeo usó su todo terreno último modelo para ir hacía el pueblo llamado La Vall de Xarnerons, feudo de los Tarrés actuales herederos de Expósito. Y posiblemente guardianes del tesoro escondido por Leandro décadas atrás.

Amadeo iba pensando en lo genial del escondite, un lugar aislado del mundo, cerca de la frontera andorrana y con capacidad para esconder a mucha gente sin ser vistos.
El lugar no estaba desierto, el propio ayuntamiento organizaba visitas guiadas para conocer la Reserva Natural de Xarnerons, en cuyo centro estaba el balneario. Aunque no permitían el paso a vehículos particulares, los paseantes eran libres de ir por donde quisieran, previo pago de una eco-tasa y una firma en el libro de visitas.
Estaba excitado, lo que su abuelo no logró, él lo tenía al alcance de la mano.
Cuando le faltaba un par de kilómetros para llegar, Amadeo se llevó una desagradable sorpresa, unos escolares estaban llegando junto con el guía para conocer el edificio abandonado y casi en ruinas, que hacía cincuenta años fue un balneario de lujo y ostentación.
Aprovecho que unos chicos pedían ir a jugar por el campo, para introducirse en lo que parecía la antigua cocina.
Desde allí, subió al primer piso, ocultándose del grupo escolar usando una de las habitaciones más alejadas de la ruta.
Estuvo casi cuatro horas en ese nido de arañas, confiando que ningún niño fuera tan osado como para mirar en esa habitación.
Casi estaba dormido apoyado en el armario del vestidor, cuando se percato que no quedaba nadie más que él.
Era el momento de buscar por todo el balneario, eso implicaba una larga noche de duro trabajo. Aunque, podía descartar las zonas de guías, pues toda la zona a visitar se había restaurado y adaptado para las actuales medidas de seguridad. Era poca cosa, pero le ahorraba tiempo y esfuerzos.
Cinco horas, cientos de rincones y un termo de café vacío era el resultado de su búsqueda: Nada.
Su rabia estaba aplacada por el cansancio. Ese Leandro había sembrado el mundo de falsas pistas. No estaba en Barcelona, no estaba en el balneario... pero podía estar en casa de sus queridos parientes.
Esos que eran vecinos del pueblo en apenas a media hora de allí.
Esa madrugada tendría mucho trabajo, "preguntando" a los Tarrés donde estaba "La Reina del Valle".

18 de marzo de 2008

Cena Familiar

Lunes, 17 de marzo de 2008
12:45 h Sede Central de Radio WNCB.


-Creo que solo necesita tener tiempo para ella. Así podrá digerirlo.

-Eso no es verdad y tu lo sabes perfectamente, J.T. Beth no es de las que necesite aceptar lo malo que le ocurre a uno en la vida. A mí me parece, que el problema esta en su posible reacción.

-Te refieres a que le esta dando vueltas al asunto? Bueno y quién no. Por suerte, Tío Antonio nos enseño a defendernos muy bien a los tres. Pero ella fue quién más le sirvieron sus conocimientos.

Frankie sonríe y gira su mirada hacía su hermano.

-Por eso te digo, que no me convence su comportamiento tan sumiso ante las circunstancias. Nuestra prima trama algo. Y eso me preocupa.

J.T. se levanta de su mesa de trabajo, dirigiéndose hacía la puerta del despacho, justo al pasar junto a Frankie le pone la mano en el hombro.

-De acuerdo, ahora hablo con Pere para que me busque unas cosas. Luego la llamo, y así... Confirmo tus sospechas de conspiraciones paranoicas. Seguro que Beth esta reuniendo a sus colegas chefs, para conquistar el mundo a base de platos incomibles, pero irresistibles debido al control mental que les habrán aplicado a los comensales. Ja, Ja, Ja...

Frankie se levanta a su vez, empuja un poco a J.T. y se ríe.

-Déjate de chorradas y llámala, pero no le comentes nada de mis preocupaciones... Mira... Mejor la invitas a cenar, que ya hace tiempo que estamos instalados en nuestra cueva y no la hemos dejado venir en semanas con la excusa de disponer con poco tiempo.

-Vale, vale lo haré. Pero, sabes que será Beth la que rechace la invitación o nos obligue a aceptar que cocine ella misma. No se siente segura con nosotros en una cocina.

-Perfecto! Tu habla con Pere y yo cancelaré las citas de última hora para estar listos.

Frankie habla con Sandra a través del interfono.

-Preciosa, quiero que me hagas un favor: Arregla las citas desde las seis para otro día. Ah! Y diles a los paletas que podrán entrar por la mañana al estudio dos para poder acabar con la pintura, pero que sean rápidos. Por la tarde hay que usarlo para grabar los anuncios de clientes.

-De acuerdo, Frankie. Alguna cita femenina que rompe los planes?

-Eso esta fuera de programa, cariño. No seas cotilla.

-Sabes que lo digo para que luego no te olvides de comprar nada que te tenga que conseguir en el último momento.

-En ese caso. Correré el riesgo de que no sepas nunca si me arrepentí de no hacerlo.


Martes, 18 de marzo de 2008
00:50 ático privado en la sede de radio WNCB

Frankie esta colocando la vajilla en el lavaplatos, mientras Beth y J.T. están tomando un tequila en la terraza desde donde pueden ver parte de una plaza del barrio.

-Dime guapa, como puede ser que con ese talento tuyo para transformar lo sencillo en algo exquisito, no te logre un novio?

J.T. esta sentado en una tumbona de teca con los brazos detrás del cuello, a su vez Beth esta apoyada en la balaustrada, con su vaso en la mano.

-Bueno, como sabes... no solo de buena comida vive el hombre. Y yo solo necesito de vosotros, algo que puedo conseguir sin necesidad de embaucaros por el estomago.

En ese momento sale Frankie desde la puerta del salón. En sus manos lleva una cartera de piel y su propio vaso de tequila.

-Eh, eh que hay menores presentes. Dejemos el tema del sexo, no por falta de morbo, si no... por que no quiero imaginarte en plena labor.

-Cierto, Frankie. Podrías ver a Beth con otros ojos. Sobretodo si nos cuenta alguna anécdota de sus escarceos amorosos.

Beth se gira y sonríe, mientras mueve su dedo indice de arriba a abajo en tono amenazador.

-No seas cotilla J.T. O pediré a tu hermano que cuente lo que realmente pasó con Lidia.

-Eh! Eso es juego sucio!


-Te ha pillado hermanito. Touché!

Frankie se sienta en la tumbona de al lado de su hermano y levanta su vaso:

-Brindemos: ¡Por la radio y por su creador Leandro!

Beth se acerca y une su vaso a los otros dos.

-Salud! Por Tío Leandro y por Beth nuestra chef particular!

-Salud! Por Tío Leandro y por vosotros. sois la mejor familia del mundo!

El breve silencio que les cubre solo es roto por el ruido de fondo del tráfico, los tres se miran a los ojos. En sus miradas se ven reflejados los puntos de luz de las velas repartidas por toda la terraza.
Frankie se mueve y busca en el interior de la cartera.

-Beth, queremos hablar contigo. Siento que parezca una encerrona, pero como has dicho, somos tu familia. Y te queremos. Verás... hay algo importante que debemos decirte, pero...

-Pero como hemos estado ocupados y tú has tenido el percance de lo del atraco, pues...

-Chicos! No quiero oír nada de lo venir a vivir con vosotros otra vez, y menos de lo del atraco.

-No es eso, Beth. Cuando fuimos al pueblo, tu padre nos dijo que Tío Antonio tenía otro testamento.

Frankie saca el voluminoso sobre del interior de la cartera.

-Aleix entrego esto a tío Jaume, y él a su vez nos lo dio.

Beth mira el sobre que Frankie le muestra en gesto de ofrenda. Sus manos tiemblan, casi le cae el vaso al dejarlo en la mesa para tomar el sobre.

-También había un sobre para nosotros, aquí tienes la carta que nos escribió.

Beth recoge la nota que ha sacado J.T. de uno de los bolsillos de su chaleco negro.
Sus ojos no pueden ocultar la sorpresa.

-Que es todo esto?

-No lo sabemos, pero como puedes ver; De ti depende el confiar en nosotros o estar sola ante lo que se esconda ahí dentro.

Frankie vuelve alzar su vaso y bebe mirando a los ojos de su prima. Estos no pueden aguantar más las lágrimas.

Beth abre el sobre y vierte su contenido en la mesa.

Del interior sale una carpeta de un informe policial y un CD-ROM.

En la etiqueta de la carpeta se puede leer:

Caso Moreres Figueres, Abelardo
17-10-1997 La Vall del Xarnerons.

11 de marzo de 2008

Muñequita rusa.

Beth esta en casa sentada en el sofá ante un televisor encendido sin sonido. Su mente esta repasando el robo.
Quería ir al metro y llegar temprano a clase.
Cuando estaba a punto de salir del callejón que usaba para ahorrarse el gentío de la calle Mayor, notó que algo raro pasaba.
De repente, una sombra apareció desde su espalda y al mismo tiempo notó que alguien la inmovilizaba:

-Tranquila, preciosa. Solo quiero la pasta. Nada más.

La voz del atacante, remarcaba la declaración hecha con el objeto punzante puesto en su cuello.
Su cuerpo reaccionó solo. Con una precisión increíble.
Un grito de rabia y unos movimientos exactos, lograron dejar al agresor en el suelo.
En su caída, el desconocido chocó contra unos cartones agrupados ante la puerta trasera del bar de la esquina, esparciéndolos.
Beth se incorporó, viendo ante si: A un chico joven con unos ojos verdes abiertos de par en par.

-No te muevas, precioso. Solo quiero tu vida. Nada más.

Su voz helada emanaba la amenaza tácita de poder hacerlo sin ningún problema.
Por un segundo, el rostro del chico mostró un pánico animal, pero algo le hizo reaccionar, y con una agilidad de gato se levantó de un salto.
Beth intentó inmovilizarle.
Ambos forcejearon por un breve periodo.
Los dos eran expertos en defenderse, pero en el último segundo, cuando Beth levantaba su mano cual hacha hacía el cuello del chico, este se desembarazó del abrigo, lanzándolo a la cara de esta.
Ella notó como el chico la empujaba.
Mientras sus pies retrocedían, sus manos trataban sacar la tela de sus ojos. La maniobra logró desequilibrarla y hacerla caer cual larga era.
Oyó los pasos de él alejándose en largas zancadas. Su mente calculaba las posibilidades.

-“Aun hay tiempo. Puedes alcanzarle.” - Pensó Beth.

Él se iba alejando, ella desde el suelo y liberada del maldito abrigo, intentó sacar algo su bolso. Un bolso, que ya esta abierto para su sorpresa.
En el suelo estaba su móvil desmontado en tres partes.

-“Aprisa te queda poco tiempo.”-Maldita sea!- dijo rebuscando en su bolso.- ¿Dónde estas?

Sus manos tocaron algo metálico y sus dedos apresaron la culata.

“Te tengo.”

Pero ya no había nadie en el callejón, era inútil perseguirlo en medio de la
gente.

“¡Mierda! Casi le tenía.”

Al soltar el arma, Beth se dio cuenta que el ladrón había conseguido robarle el monedero.

“Primer round, pequeño. Pronto te buscaré para el segundo.”

De pronto, una voz a su espalda desconectó algo en su mente. Volviendo a ser la Beth normal, se giró para enfrentarse a un rostro conocido. Sí. Don Félix o Don Francís... el del bar de la esquina.

-Señorita, se encuentra bien? He oído un ruido y al salir la he visto como la empujaba ese animal. ¿Se ha hecho daño?

-No se preocupe, no ha sido nada más que un susto.- dijo Beth mostrando su mejor sonrisa.

-Es usted muy valiente. Y sabe como defenderse.

-Bueno... solo lo básico de defensa personal. Pero, de todas formas. – dijo mostrando el bolso abierto.- ya tiene lo que buscaba. En la refriega me ha “levantado” el monedero.

-No se preocupe. Llamaremos a la policía y no irá muy lejos. Le aconsejo que entre en mi modesto bar, tiene un rasguño en el cuello.

Su mente empezó a activarse de nuevo. Tenía que esconder la Beretta, o tendría problemas.

-Estoy bien, no es nada. Oiga, no creo que sea necesario llamar a nadie. Para lo que servirá...

-Debo insistir. Mi religión no me permite dejar a chicas guapas sangrando a la puerta de mi bar.

El hombre se río de su propia broma, mientras tomaba del brazo a una Beth que contaba hasta diez para no empujarle y salir corriendo detrás del ladrón.

-No quisiera parecer descortés... Verá, ya iba justa de tiempo y con este jaleo se me ha hecho tarde.-Beth sonríe.- Si no le importa, solo entraré para usar el lavabo y arreglarme un poco, pero por favor; Le pido que no llame a nadie. Le prometo que al volver de mis obligaciones, iré a comisaría y denunciaré a ese chico.

Don Félix mueve la cabeza de lado a lado.

-De acuerdo, entre y use el baño, pero a cambio de mi silencio... La invito a una tila, para los nervios. Es lo menos que puedo hacer.

Cuando Beth y Don Félix entraron en el bar, el camarero estaba colgando el teléfono:

-Ya esta, jefe. La policía viene para acá. Tranquilos, que no tardarán, hay una pareja cerca.

-Lo siento pequeña. Jonathan es un eficaz empleado y ha sido más rápido que yo.

El hombre sonríe a Beth, mientras esta levanta los hombros.

-En fin... De acuerdo, ya llamaré a mi profesor. ¿El baño, por favor?

Beth entró en el servicio minúsculo, donde apenas había espacio para la taza y un diminuto lavamanos.

“Debo darme prisa.”

Sus manos abrieron la mochila del inodoro, y ocultó dentro de la misma el arma.
Al salir del baño, una pareja de policías autonómicos la esperaba hablando con Don Félix y Jonathan. El resto... lo típico de las denuncias: Le rogaron que les acompañará para ver unas fotos de sospechosos, etcétera.

Eso era todo lo que quería repasar y recordar.
Los ojos Beth miran las imágenes mudas del televisor, sus manos están acabando de limpiar y montar la Beretta 92.
Al salir de comisaría, había vuelto al bar para dar las gracias y, de paso, entrar de nuevo al baño y recoger su herencia.
Cuando termina de montarla, Beth recuerda los ojos verdes de su agresor.
En su cabeza, al sonido del clac que hace la Beretta cuando aprieta su gatillo, se añade el de un disparo.
Sonríe y piensa:

“Tarde o temprano tendré mi revancha, pequeño.”


4 de marzo de 2008

Noche de Marcha y Mañana de Resaca

Cuando Pere accedió a la emisora aquel lunes por la mañana pensaba que iba a tener un día complicado.

La noche anterior había estado de marcha con Angel, Alvaro, Eli y Neus. Habían estado en un concierto en el Palau de la Música... Después se habían pasado por una discoteca de Ciutat Vella,y habían aterrizado en casa pasadas las 4 de la madrugada, con lo que apenas había dormido tres horas... Tenía sueño... y una notable resaca.

La verdad es que se lo habían pasado bien; muy bien. Aquel domingo habían comido muy tarde, y después habían tenido una larga sobremesa. Al principio salió el tema de las próximas elecciones y los debates de los políticos, temas que lógicamente figuraban en la primera página de todos los diarios. Siempre que en sus conversaciones salían este tipo de asuntos, todos solían ser muy cuidadosos, evitando opiniones que sabían de entrada que podían resultar ofensivas para alguno de sus amigos... Cada uno de ellos tenía sus pensamientos bastante claros, desde el toque “anarco” de Angel, hasta el ligeramente “facha” de Pere, pasando por el nacionalista de Neus, y un claro pasotismo en los casos de Alvaro y Eli...

Después de algunos comentarios que estuvieron muy cerca de generar algún conflicto, Alvaro intevino:
- “Bueno, ya está bien de hablar de gilipolleces, que para eso están los políticos, a los que pagamos todos. Y como a mí nadie me paga por eso, propongo que miremos a ver qué hacemos esta noche, que me parece que hacía mucho tiempo en que no podíamos quedar los cinco... y eso habrá que celebrarlo... ¿no os parece?”

Habían estado un buen rato “negociando” dónde irían, ya que había propuestas diversas... Angel había sugerido ir al cine, a ver “El amor en los tiempos del cólera”, de Mike Newell, y aprovechar para ver una interpretación de Javier Bardem, anterior a la que le hacía unos días le había valido el Oscar... Eli se apuntó rápidamente a la idea, pero Neus no estuvo de acuerdo. Comentó que siempre que había ido a ver una película basada en una novela, y más en aquellos casos en que le había gustado la obra literaria, había salido decepcionada; que estaba de acuerdo con ellos en que seguramente habría excepciones, pero que, habiendo otras alternativas, prefería prescindir del cine... Además, había leído alguna crítica de la película en la que no se ponía demasiado bien la interpretación del actor; demasiado histriónica, según se decía, fuera de lugar... Total; si un día quería ver la película -esa o cualquier otra-, para eso estaba “Santa E-Mule”, qué demonios... y ahora , pagando el canon en el momento de adquirir un CD o un DVD, ni siquiera era sensible a ese pequeño complejo de culpabilidad que a veces antes había sentido al hacerlo...

Eli propuso ir a ver “Mamma mía”, el musical basado en las canciones de ABBA, del que tenía muy buenas referencias. Pero tampoco tuvo demasiada aceptación.

Angel sugirió entonces ir al Tivoli, a ver “Bollywood”, un musical que acababa de estrenarse, basado en una historia real de la India, donde su hermano mayor había viajado varias veces y del que estaba realmente enamorado. Angel se había pasado horas embelesado, escuchándole hablar de aquel país, de sus gentes, de las experiencias vividas en sus numerosos viajes, sobre todo a la India del Sur, y había podido ver varios centenares de diapositivas que su hermano había hecho allí y de las que se sentía orgulloso... Su sugerencia recibió un par de adhesiones, pero todo parecía indicar que, una vez más, no iba a haber acuerdo.

En ésas estaban cuando sonó el móvil de Neus. Estuvo a punto de no cogerlo, pero finalmente lo hizo.... Se alejó del grupo para poder hablar con una cierta tranquilidad, y al cabo de un par de minutos regresó diciendo:
- “Atención, jóvenes, que me parece que ya lo tengo. A ver... ¿Qué os parece un concierto de Marlango en el Palau de la Música, a precio de 2 x 1? Precisamente la que me llamaba era Nacha, esa amiga de la que os he hablado a veces, que se dedica a a la venta de entradas y me ha dicho que le quedan unas pocas... ¿Qué decís?”
La propuesta fue aceptada por todos. Neus llamó a Nacha para confirmarle la reserva y dado que Eli tenía que pasar por la residencia a entregar unas cosas a su jefe, y Neus tenía un recado pendiente en el centro de Barcelona, acordaron verse a la puerta del Palau a las 21:30 ya cenados, claro, dado que el concierto comenzaba a las 22:00 hs.

Disfrutaron del concierto -las entradas de platea que les había conseguido Nacha eran buenísimas- y de las estupendas canciones del grupo. No llegaron a ponerse de acuerdo sobre la canción favorita, pero sí que hubo consenso “cualificado” para la tripleta formada por los temas “Hold me Tight”, “Who is Me”, y “I Do”. Se quedaron prendados de la voz de Leonor Watling. Todos estuvieron de acuerdo en que la elección había sido un acierto y que había valido la pena.
Tarareando algunas de las canciones escuchadas, pusieron rumbo hacia el Barri Gòtic. Alvaro había sugerido ir a “New York”, en el Passatge Escudellers, su disco preferida, y había habido consenso general en la elección. La música del local, básicamente, pop y rock de los 80/90, gustaba a todo el grupo, y Alvaro siempre comentaba que era uno de los pocos locales en que, además de bailar, tomar unas copas y divertirse, se podía hablar, sin tener que acudir a los gritos para hacerse oir...

Habían pasado unas horas deliciosas aquella noche.
Apenas llegaron y pidieron al camarero las primeras copas, y sin esperar a que se las sirviesen, Alvaro y Eli salieron de la mano hacia la pequeña pista de baile. Cuando llegó el camarero con la bandeja, Neus echó a Angel una mirada desde sus ojos azules, sin decir nada, pero Angel entendió el mensaje y comentó:
- “Me están entrando ganas de bailar y me parece que tengo claro con quién me apetece hacerlo... Perdona, Pere, pero no hay color...”
Pere sonrió y echó mano a su copa haciendo un gesto que quería ser condescendiente, empujándole a aceptar la invitación de Neus.
Angel y Neus saltaron a la pista. Neus colocó sus brazos alrededor del cuello de Angel y le atrajo hacia ella. Cuando Angel enlazó a Neus por la cintura observó la mirada de Eli que, abrazada a Alvaro, le dedicó un guiño y una sonrisa.
Neus prácticamente no soltó a Angel en toda la noche, y su cuerpo se adhería al de Angel con una intensidad tal que llegó a excitarle sobremanera... Mientras bailaban, cada vez más juntos, sus mejillas se unieron y Neus, en un momento dado, hizo un leve giro para acercar sus labios a los de Angel. En un primer momento éste intentó retirarse, pero al cabo de un instante, aceptó el gesto y besó sus labios, primero suavemente, y luego con mayor fuerza.
Pere, desde su asiento miraba a las dos parejas y observaba cada gesto de sus amigos. Mientras Alvaro y Eli bailaban con una actitud ligeramente distante, los cuerpos de Angel y Neus habían llegado a unirse de tal manera que parecía un solo cuerpo que apenas se movía al compás de la música.
Un rato más tarde, y a instancias de Eli, Pere bajó a la pista, aprovechando un cambio en la “banda sonora” que daba opción a unirse a sus amigos en un baile desenfadado y colectivo. Angel y Eli deshicieron su abrazo y se unieron a ellos.
Así transcurrieron varias horas, alternando el “bailar pegados” con la “movida grupal”, y con esporádicas pausas sentados tomando alguna copa de más...
Eran las tres de la mañana pasadas cuando Alvaro miró su reloj y dio la voz de alarma:
- “Chicos, ¿sabéis qué hora es?”
Pere miró el suyo y lanzó un “¡me c... en la p.... ! ¡Si son las tres y media de la mañana!. Me quedan menos de cuatro horas para entrar a trabajar... ¡Joder! Chicos, ahí os quedáis”
Alvaro intervino rápidamente y el grupo se encaminó hacia la salida. Salieron a la calle y Neus, en un gesto instintivo cogió la mano de Angel y así anduvieron hasta el parking en el que Alvaro había dejado el coche.
Eran las cuatro de la madrugada cuando entraban en casa. Todos se encaminaron a sus respectivas habitaciones, tras el “Bona nit; Fins demà” de rigor.
Angel apenas se había acabado de poner el pijama cuando oyó un ligero ruido en la puerta. Se giró hacia ella y vió cómo se abría lentamente y el rostro de Neus.
- “Hola, Angel. ¿Puedo pasar?
- “Sí, claro, pasa... ¿quieres algo?
- “Bueno; solamente decirte que lo he pasado muy bien contigo esta noche... y nada, que me gustaría que tú me dijeses algo... ¿Qué tal tú? ¿Has estado a gusto?
- “Sí, Neus, he estado muy bien; si te digo la verdad, no me esperaba que íbamos a estar así, tan bien... “
- “Perdona, Angel, es que los hombres a veces parecéis tontos. No me digas que no te habías dado cuenta hasta hoy de que me gustas...”
Antes de que Angel pudiese responder, Neus se acercó a Angel y plantó un beso en su boca.
Angel respondió a su beso mientras sus manos rodeaban la cintura de Neus y la estrechaban contra la suya.
............................
Eran las 6:15 de la mañana del lunes cuando Pere se encaminaba hacia la ducha. En el momento de pasar frente a la habitación de Angel, se abrió la puerta y se encontró con Neus que salía de ella... Vio un gesto de sorpresa en su rostro, pero ninguno de los dos dijo nada...
Caminó hacia la ducha sonriendo y preguntándose qué demonios tenía Angel que, a la chita callando se había beneficiado a su chica preferida... después de Sandra.
Por cierto, recordó que había quedado con ella esa noche para tomar una copa y que todo parecía indicar que aquella noche podía ser decisiva en su relación.
Entró en la emisora cuando el reloj de la puerta marcaba las 08:10. Diez minutos de retraso... Confiaba en que ninguno de los dos hermanos hubiesen llegado. En caso contrario, tenía bronca matinal asegurada.
Vio a Sandra en el mostrador de recepción atendiendo una llamada telefónica, y le dedicó un guiño.
Rápidamente se encaminó a su mesa y, un día más, se prometió a sí mismo que ese día sí, que iba a dedicarse a archivar los dos mil papeles que se amontonaban sobre ella, y que ya le habían valido más de una reconvención por parte de Sandra.
En ese momento la vió frente a él.
- “¡Bon dia, Pere! Tranquilo, que los brothers no han aparecido... ¿Qué tal os fue anoche?”
Pere le contó por encima los detalles de la salida con sus amigos, mientras comenzaba a seleccionar y ordenar los papeles...
- “¿A qué hora quedamos, por cierto?” preguntó al finalizar su breve relato.
- “Si te va bien a las 8... Podemos ir a cenar al Maremagnum y luego tomar algo por allí...”
- “OK. A las 8 paso por tu casa”
- “De acuerdo, Pere, y mira de poner en orden todo ese follón de papeles que tienes en la mesa... Ayer por la tarde me pidió Frankie una factura y tuve suerte de encontrarla, porque era de las que estaban en “primera línea”...
- “Sí, Sandra. Tranquila que hoy lo archivo todo”
- “Espero que lo hagas, porque ya llevas días diciéndolo...”
Sonó el teléfono de la centralita y Sandra salió rápidamente para atenderlo.
Pere tuvo de nuevo la ocasión para observar las magníficas piernas de Sandra apenas ocultas por una espectacular minifalda.
Luchando contra su tremenda resaca, Pere vació las cubetas y comenzó su batalla con los papeles.

27 de febrero de 2008

Para unos, para todos...

Hoy he descubierto un pequeño sistema para aquellos que prefieran tener un rapsoda, que les lea el post. En los iconos al final de post, vereis que hay uno nuevo.
Pues bien, si clicaís, una voz femenina (un poco metálica) os deleitará con la lectura de lo escrito.

Ah, por cierto.

Por si alguien es tan vago que no quiere leer lo de fuera del post, tenemos justo bajo el marcador de visitas, una herramienta donde todo aquello marcado os será leído por el compañero masculino de la chica rapsoda.

Que disfruteis de la novela.

Se noi scriviamo una parte in italiano, lui può leggerlo perfettamente.

If we write a part in English, he can read it perfectly.

Blackjoker.

P.D.: Pero no pretendaís que los lea a la vez. Hay que seleccionar por partes cada idioma. Prácticad y divertíos.

16 de febrero de 2008

Rose

Por fin había llegado a Barcelona.
Rosa se había despedido de los hippies de la furgoneta que la había llevado un buen tramo del camino y se había colocado otra vez su mochila a la espalda. Estaba en la estación de autobuses de Fabra i Puig, a la entrada de la ciudad. Daba gusto estar "de vuelta en casa", después de haber recorrido medio mundo haciendo autoestop, aunque realmente aún no tenía sitio donde vivir, desde que fue desalojada de su piso hacía un año, por falta de pago.

Cualquiera que se fijara ligeramente en ella vería una chica de apariencia juvenil, de pelo azabache lleno de rastas, con una camiseta negra, tejanos rasgados y un colgante al cuello con una calavera de plata. No sabrían si definirla hippie o punky pero sí dejaba claro por su forma de vestir y de moverse que para nada era una chica convencional. La vida de Rosa, a la que mejor llamaremos "Rose", como ella misma se hacía llamar, no había sido precisamente fácil pero ella siempre lo había superado todo. Orfanato, reformatorio, drogas..
Con solo veintidós años pareciese que hubiera vivido mil vidas.

Sus ojos azules tenían una mirada gélida e impactante, su colección de amantes era numerosa, si bien no de calidad, pero qué importaba. Cada uno de ellos le había enseñado algo sobre la vida y también había aportado algo a su Banda Sonora vital.

Recordó los momentos de sus dieciséis años en los que escuchaba a todo volumen la música de "Tarzán y su puta madre buscan piso en Alcobendas", "Extremaunción" o "Derribos Arias"...qué tiempos aquellos.

Recordó a sus padres adoptivos, que alucinaban cuando después de obligarla a escuchar música clásica todo el tiempo y metiéndola a la fuerza a estudiar piano y canto, oyeran a su media-hija berrear en su alcoba: "a fluoooor, es la sensaciónnn que se siente al lavaaarse los dieeentes"
Recordaba a su padre escuchando viejos discos de jazz mientras la miraba con pena e intentaba "musicalizarla".

El le explicó acerca de los discos de vinilo, de la importancia de la música pasada, del coleccionismo..Su padre era un buen tío, pero su madre era una verdadera Cruella de Ville, una mala ideal para cualquier película, así que Rose decidió a sus diecisiete años que no pensaba quedarse allí para aguantarla y se fugó de casa.

En su adolescencia ultra-rebelde, había andado con malas compañías, muy malas.... tuvo la mala suerte de enamorarse de un camello y ella había ganado muchísimo dinero transportando paquetitos de droga de un sitio a otro., aunque también había quedado atrapada por la ilusión del polvito blanco. Finalmente fue detenida y acabó en el reformatorio por ser menor de edad y también desintoxicada a la fuerza.
Rose no lamentaba todo lo ocurrido, pues aprendió muchas cosas que sabía que le ayudarían a sobrevivir y también por el camino había conocido a muchísima gente.

Una vez cumplidos los dieciocho y ya fuera del reformatorio, se dedicó a pinchar discos en radios pirata de su ciudad, hasta ganarse cierto prestigio, pues no había grupillo de marras que ella no conociera, bueno o malo, nuevo o viejo, de cualquier estilo.
Rock, metal, punk.. incluso escuchaba todo tipo de emisoras "carrozonas" como "radio 80" o "RACC 105" para ilustrarse, pero había dos emisoras que no soportaba.."Los 40 principales" y "kisssss fm" (que eran repetitivos y cansinos hasta la saciedad, todo el día pinchando las mismas).
Pero de eso no se vivía, así que alternaba su pasión de DJ con servir copas en un garito de mala muerte. Aún así, los alquileres, un buen día, subieron de precio y su viejo alquiler pasó a costar cuatro veces más que antes. Cuando fue echada después de dos años de impago, a los veinte añitos, Rose pilló una mochila con cuatro mudas de ropa, el cepillo de dientes, su reproductor de música y fue a hacerse el pasaporte. Decidió emprender la aventura de su vida: Dar la vuelta al mundo haciendo autoestop (y trabajando en barcos a cambio de pasaje) Desde entonces había vivido en los lugares más extraños, conocido a todo tipo de gente y dado la vuelta al globo, hasta que dos años después, volvía de nuevo, deseando echar raíces..(después de todo tenía nombre de planta).
-"Lo primero que haré será encontrar un kurro que me mole y que me de pasta para pagarme la comida. De pagar un alkiler, paso. Creo que okuparé algo".

Rose iba absorta en sus pensamientos caminando por la ciudad mientras cantaba en voz bajita "a fluooor", cuando pasando por un callejón alguien la agarró del brazo de forma violenta empujándola hacia la pared. Su reacción fue inmediata. Rodillazo a los testículos del atacante.
Vio a un chaval más bajo que ella retorciéndose de dolor mientras dejaba caer lo que llevaba en la mano..
-Hija de putaaa- Dijo él
-Cabrón de mierdaaa- Dijo ella al ver la navaja en el suelo.
(Rose cuando se ponía nerviosa no era precisamente muy comedida en sus palabras ni destacaba por su finura). De una patada echó bien lejos el arma blanca para que no pudiera cogerla y se lió a patada viva con él.
El chaval consiguió zafarse de las patadas de Rose y empezó una pelea bárbara, de patadas, puñetazos y forcejeos cuerpo a cuerpo hasta que rodando por el suelo se alejaron de la oscuridad y la luz de una farola les alumbró de lleno en la cara, quedándose ambos estupefactos, con los ojos como platos.

-¿Rose?
-¿Elias?

De inmediato les llegó el flashback del reformatorio, donde Rose y Elias eran los únicos que se habían cubierto mutuamente de sus gamberradas y donde tanto él como ella habían sentido lo más parecido a saber lo que era tener "un hermano", ni que fuera internamente, ya que por fuera ambos eran duros de pelar. Ahora volvían a liarla, porque las carcajadas de ambos se oyeron hasta en Kuala Lumpur.

28 de enero de 2008

El duro retorno a la ciudad

En la sala de reuniones de la emisora se encuentran los gemelos Tarrès. Frankie esta usando un ordenador portátil para leer el informe redactado por Enrique, el abogado; Mientras, J.T. se entretiene jugando al cubo de Rubik; este último esta sentado con los pies encima de la mesa de unos diez metros de largo.


-Al parecer, durante nuestra ausencia, Kike M. ha hecho sus deberes con una eficiencia enfermiza. Tenemos a todo el personal que nos habíamos marcado para fin de año. La audiencia es más que notable a pesar de los problemas de programación. Y en lo tocante a la publicidad- teclea unos datos y sonríe.- hemos tenido beneficios. Es increíble.
Frankie cierra el ordenador y también pone los pies en la mesa.
-Creo que nos podemos felicitar de tenerlo como aliado.
-Sí. No me gustaría enfrentarme a él en un litigio.
J.T. mira el reloj enorme que hay colgado de la pared. Son las cuatro y media.
-Uffff... Espero que Beth sea puntual. Me muero de ganas de entregarle esto de una vez.-J.T. observa fijamente el sobre enorme que les entrego su tío Jaume.-Ojala no se entretenga para hablar con nadie y venga pronto.
-Quieres calmarte, J.T.. Recuerda que Tío Antonio nos pidió paciencia y calma, solo ella puede abrir el sobre y si quiere compartirlo con nosotros, bien. Si no lo hace, bueno... Pues tendremos que estar alerta para ayudarla por si pasa algo malo.
J.T. deja el cubo en la mesa, y se saca de un bolsillo del pantalón la carta de su tío Antonio para releerla por octava vez.
-No paro de pensar que todo esto es peligroso, pero no entiendo porque solo puede abrirlo ella y saber que oculta.
Frankie se pone de pie, paseándose por la sala hasta ponerse enfrente del ventanal. Desde ahí puede ver la calle estrecha que da acceso al edificio.
-Empiezo a creer que Antonio tenía miedo que nos entremetiéramos demasiado en cosas que no nos incumben, más allá de hacer nuestro papel de comparsa.-Se gira de espaldas al ventanal mirando fijamente a su hermano.- Somos muy impulsivos y no siempre nos pensamos en frío como afrontar los problemas. Beth nos necesita como apoyo y no como protagonistas de sus asuntos.
Frankie se sienta de nuevo con los pies en la mesa y toma el sobre con sus manos como si pudiera saber que contiene por su peso.
-Posiblemente, J.T., aquí dentro... - Levanta el sobre ante sus ojos pretendiendo atravesar el papel para ver su interior.- hay problemas con P mayúscula para Beth.
-Y de rebote para nosotros también habrá una ración. Eso seguro.
Alguien llama a la puerta débilmente, casi parece que sin fuerza. O quizá con miedo.
-Adelante.
Por la puerta aparece Pere, el nuevo administrativo. Parece nervioso.
-Esto... tenía a Beth al teléfono diciendo que no puede venir por que...
-Que ha pasado?- la voz de Frankie se nota tensa.
-Esta en la comisaría. Un tipo la ha empujado para robarle el bolso.
Los dos gemelos se levantan de un salto a la par que gritan un “Que?” de campeonato.
Los dos hermanos salen disparados hacía el ascensor. Seguidos de un Pere impresionado por la agilidad de sus jefes.
-Por que no nos ha llamado a uno de nuestros móviles?- espeta J.T.
-Esto... el móvil también ha “volado” y no recordaba los números. Por suerte, el de la emisora aparece en los anuncios que emitimos. Y para más suerte, la policía nos escucha bastante a menudo. Así que nos han llamado cuando Beth les ha contado de quién era prima.
El ascensor llega a la planta baja para dejar salir a dos hermanos al trote seguidos de un Pere asustado, que apenas puede seguir el ritmo de los gemelos.
-Se encuentra bien?- Dice un Frankie casi al borde de un ataque de rabia.
-Esta muy calmada, jamás había visto nada igual. El otro día a Neus, mi compañera de piso, también la atracaron, pero estaba hecha un flan. Claro que es lo más norm...
-Pere, ahora no hay tiempo puedes recordar en que comisaría esta?- De J.T. también habla con una voz de alguien muy furioso.
-Esta en la de calle Balmes con Granada del Pirineo.
-Pero como es que se ha cortado la línea?
Pere baja la mirada hacía el suelo como un niño pillado en falta.
-Eh... si supiera hacerlo no os hubiera avisado, es que Sandra estaba en el lavabo y yo no se como va lo de pasar llamadas. Lo siento, es culpa mía.
Los tres chicos han salido al exterior del edificio.
Frankie se gira hacia Pere con cara de ira. Su voz es muy amenazadora:
-Ahora mismo no tengo ganas ni tiempo de liarla, pero Sandra me va ha escuchar y tu Pere, no vuelvas hacer cosas que no son de tu competencia, entendido?
-Si Frankie. Perdona, yo solo...
Pero los dos hermanos ya han subido en su furgoneta aparcada delante de la radio.
Pere se queda atónito en medio de la calle. Esta petrificado. Jamás había visto a nadie que irradiara un aura de odio y rabia tan exagerada. Estaba temblando.
-Si sigues así, alguien te lanzará un euro a la cara creyendo que eres una estatua humana.
Pere reacciona y se da cuenta de que quién le habla es Lukas, el conserje.
-Que haces aquí?- pregunta Pere.
Lukas enseña el puro cigarrillo que lleva en su mano, mientras exhala una voluta de humo.
-Nada. Estoy relajándome un poco. Gustas?
-No. No fumo puros.
-Caray! Que mala leche se gastan esos dos, no?.
-Es normal, su prima ha sido atacada, como estarías tu?
-Si, puede que tengas razón. Pero no hace falta gritarte por ayudar a una compañera de trabajo. Pero siempre es igual: Los empleados reciben los palos de todo lo malo que ocurre en la vida de sus jefes. Es ley de vida, chaval.
Lukas apaga su purito.
-Bueno. Debo volver a la batalla de ganarme el jornal. Nos vemos dentro.

26 de enero de 2008

Duelo y Lágrimas (y III)



Si bien ya se encontraba de nuevo en Barcelona, su mente volvía una y otra vez a las mismas escenas acaecidas apenas hacía unas horas antes en el pueblo.

Habían estado mirándola desde su entrada en la iglesia, los cuchicheos y comadreos eran más que obvios. A pesar de todo, la razón y el miedo "al que dirán” habían logrado que Tía Adela despidiera a su amado Antonio con el respeto de todo el pueblo y sin ningún espectáculo indebido.

El cuerpo de Beth se estremece dentro de su cama, al recordar como el ataúd descendía hasta el fondo de la fosa.

Como era costumbre de aquellos lugares, a excepción de los más allegados, la gente del pueblo se quedó a las puertas del cementerio. Ahí si, pensó Beth, se dio rienda suelta a los comentarios y a las opiniones. Ahora podían hablar abiertamente de ella, por que nadie la defendería, y no se molestaba a la familia del difunto por que no estaba presente.

Beth acostada en su habitación, solo pensaba en su tío y en que cruel es la vida con las buenas personas. Adiós, Tío Antonio. Sus ojos cerrados mojaron las sábanas.Pero su mente seguía repasando los recuerdos del dia anterior.

En la visita en casa del difunto. Adela aprovechó el abrazo de despedida para susurrarle: " Cuando estes sola, mira en tu bolsillo.”

Al llegar a casa, se fue directa a su habitación. Dentro del bolsillo había una nota escrita con letra menuda:

“Esta madrugada, debes venir a casa. Sola. Que nadie te vea. He de hablarte de algo muy importante. Adela”.

Afortunadamente para Beth, su padre llevaba muchas noches sin dormir al lado de la cama de Antonio; Y este, al no poder estar una noche más con su querido amigo, perdió la batalla en contra de Morfeo.

Otro golpe de suerte hizo que llegará sin novedad hasta la casa de sus tíos adoptivos. Nadie la vio entrar.

Adela la esperaba con una taza de café para ella y un buen tazón de leche para su querida sobrina.

-Beth siento el misterio, pero debía confesarte algo. Tu tío jamás dudó de ti, sabes que se jugó la reputación por defenderte. Así era mi Toni, un hombre integro y de carta cabal. Daba su sangre al amigo que la pedia sin dudarlo. En tu caso, mi niña, hubiese dado la vida por saberte feliz. Para él eras la hija que el buen Dios no nos dio. Por eso me dijo que el día que faltará, yo debía protegerte como si él aun estuviera a tu lado.

-Tía Adela, se que Tío Antonio, lo hacía más por padre que por mí. En mi caso es cierto que las habladurías me afectaban un poco, pero a papá le era más duro. Por eso Tío Leandro me ofreció el piso de Gracia, para poner tierra de por medio. Si hubiera dependido de mi, me hubiera quedado a cuidar de mi padre, pero dijo que sería más sencillo estando lejos. Así no me vería humillada por el pueblo. En su momento lo consideré de cobardes, más tarde de gente débil, pero luego cuando hablé con Leandro, y supe la verdad, entendí: Temíais que el hijo del pastelero me encontrase. Y en una ciudad como Barcelona es fácil perderse. Sobretodo si no hay nada a tu nombre.

-Así es mi niña, todo esto fue idea de Leandro y de mi Antonio, él dijo que se encargaría de vigilar a la gente del pueblo, por si alguien descubría algo que no debía. Pero eso no es de lo que quería hablarte.

Las manos de Adela retorcían la servilleta como si se pudiera fusionar con sus palmas y desaparecer.

-Veras, cuando Antonio ingreso por segunda vez para extirparle el tumor, no llegaron ha abrirle debido a un ataque de fiebre. En ese estado empezó a delirar, y entre tonterías propias de esos momentos, dijo cosas sobre tu tío Leandro que me pusieron la carne de gallina.

La cara de Tía Adela estaba blanca. Beth se asustó.

-Adela estas bien. Tía Adela!

-Si niña, muy bien, pero recordar esas cosas... Debes tener cuidado hija, tu tío tenía muchos esqueletos en su armario y algunos colean todavía.

La mirada de su tía se dirigió a una foto antigua donde estaban: Antonio, Leandro,sus padres, Adela y un bebé que era ella misma con dos años.

-Antonio fue un gran amigo de tus padres y sobretodo de Leandro. Para nosotros, tu madre fue como la hermana pequeña a quién cuidar.

Cuando tu padre pidió la mano a tu abuelo, allá en Barcelona, Antonio intercedió por él, y de ahí nació un amistad que ha durado hasta... Hoy, en que mi Toni esta solo en ese...

Las lágrimas de Adela ahogaban su voz. Beth la abrazó llorando también.

-Tío Antonio no esta ahí, Adela, él esta con nosotros, siempre estará con nosotros, para darnos fuerzas y algún que otro coscorrón como cuando mis primos hacían de las suyas. Recuerdas.

Ambas lloraban y reían más por histerismo que por el recuerdo de momentos felices.

-Si. Así era mi hombre. Elisabeth, ten cuidado mi niña. No solo esta lo del hijo del pastelero, hay gente de peor calaña que te puede estar rondando por asuntos de Leandro. Tu padre no sabe nada y no he querido asustarlo. A tus primos es mejor no decirles nada. Todo se lo toman a la tremenda, y nunca sabes por donde van a liarla ni con que resultados. Así que lo siento pero estas sola y yo no puedo decirte gran cosa, excepto que Antonio estuvo mucho tiempo preparando cosas para que estuvieras protegida en todo momento.

-Cómo?

-Nunca me contó nada exacto para no implicarme y que nos os perjudicara con mis conocimientos. Deformación profesional: Jamás des información a quién no la sepa usar adecuadamente. Por eso me extraña que no haya dejado nada para ti.

-Que creías que me había dejado?

-Nada en concreto. No se... Un contacto de confianza o unos documentos. Incluso pensé que te dejaría esto.

Adela muestra a Beth una caja de madera noble. Beth sabe que es lo que contiene.

En el interior se encuentra la Beretta 92 de su querido tío.

18 de enero de 2008

Los secretos del conserje

Lukas contemplaba la recepción donde habría de pasar tantas horas en adelante. Si no fuera por la capa de polvo y las herramientas tiradas por todas partes apenas se notaría que habían pasado tantos años. No podía evitar acordarse de Erminio, el conserje que había cuando entró por primera vez en aquella emisora, tantos años atrás. Ahora ocuparía su garita y, lo realmente importante, su cuarto.

Erminio se encargaba de todo en la radio. Desde la recepción de las visitas hasta las chapuzas eléctricas. Debía estar disponible a todas horas y, por eso, vivía en un cuartucho justo al lado de su garita. Lukas recordaba la primera vez que Erminio le mostró sus dominios. Era un cuarto minúsculo que ocupaba casi por completo un catre cuyos muelles atravesaban el colchón, la ropa y cualquier parte del cuerpo que se recostara en él. Lo había comprobado varias veces ya que fue allí precisamente donde tuvo sus primeros escarceos amorosos. Erminio le dejaba la habitación cuando estaba haciendo recados o alguna chapucilla y él podía revolcarse tranquilamente con la secretaria del director, la sobrina del locutor de continuidad, la panadera de la esquina, la hija del locutor de continuidad, la florista del barrio, la esposa del locutor de continuidad... Aquel locutor erea una mina. Pero más lo era Erminio.

Enseguida se dio cuenta de la valía de aquel joven recadero y lo convirtió en su protegido. Lukas le echaba una mano en las chapuzas, repartía el correo, salía a comprar cuando se necesitaba algo con urgencia.., y siempre se las arreglaba para facilitarle las cosas a Erminio. Éste, a su vez, se ocupó de que Lukas fuera ascendiendo en la emisora. Nadie parecía darse cuenta de que existía, pero Erminio tenía mucho más poder del que se podía imaginar. Erminio tenía información. Lo sabía todo de todos, y utilizaba esa información con tal discreción que nadie notaba su mano tras las decisiones más importantes. Fue Erminio quien logró que despidieran al locutor de continuidad cuando estaba a punto de descubrir quién había dejado embarazada a su hija.., y a su sobrina. Y fue Erminio quien consiguió que no cuajara ninguno de sus sustitutos hasta que le ofrecieron el puesto, también con la ayuda de Erminio, al propio Lukas.

Y el secreto del éxito de Erminio, además de su discreción (y su enorme mala leche, por qué no decirle) se escondía en aquel cuarto en que pasaba las pocas horas de descanso. Lukas tardó unos meses en ganarse la confianza total de Erminio y sólo entonces empezó a descubrirle sus trucos. Las labores de mantenimiento le daban acceso a todo el edificio, incluida la red de pasadizos de servicio a los que sólo se podía acceder desde su cuarto. Un cuarto que Lukas se había encargado de proteger lo máximo posible de los paletas, logrando que renunciaran a su intención de rehacerlo por completo y se limitaran a repintar las paredes y barnizar el suelo de madera.

La idea original de los nuevos dueños era convertir aquel cuarto en un pequeño almacén. Ni se les había pasado por la cabeza que nadie quisiera vivir allí. Pero mientras negociaba su incorporación Lukas convenció al administrador o lo que fuera el hombre que lo atendió de la importancia de conservar aquel cuarto. Por un poquito más al mes, él mismo se encargaría del mantenimiento del edificio que llevaría a cabo algunas noches a la semana, para no molestar en las horas de más movimiento. Además podía ser útil si lo necesitaban durante las emisiones nocturnas. Lukas se guardó mucho de decir que dormiría allí todas las noches, fines de semana incluidos, porque no tenía otro sitio donde ir. Y así logró un alojamiento gratuito.

Lukas entró en su nuevo hogar. Habían puesto una cama nueva, cambiado las estanterías y sustituído el viejo armario por un mueble bajo sobre el que reposaba un televisor de 14 pulgadas y un equipo de música compacto. Él había pedido sólo una radio, pero el arquitecto dijo que así quedaba mejor. Era igual. Lo importante es que no habían tocado la salida del tubo de ventilación. Aquella rejilla móvil escondía una de las claves de su plan. Allí desenvocaban todos los tubos de ventilación que, tras años de un "cuidado mantenimiento", permitían escuchar con bastante claridad todo lo que se decía en el estudio principal y, lo más importante, en el despacho del director.

Seguramente haría falta mover unas cuantas rejillas para que el sistema funcionara bien, pero ahora no era lo que más impacientaba a Lukas. Se dirigió a la cama y la movió unos centímetros. Junto a la cabecera, en el lado de la pared, altunas tablas del suelo estaban sueltas. Erminio le había enseñado lo que ocultaba en ese hueco: algunas grabaciones de lo que escuchaba por la salida de ventilación que le habían permitido chantajear a más de un redactor molesto y, lo más importante, discos que había ido sustrayendo con el paso de los años y que en el mercado de coleccionistas debían valer una pequeña fortuna. Erminio había muerto atropellado bastantes años atrás. ¿Seguiría allí su valiosa colección?