29 de noviembre de 2007

MUSICA DE FONDO PARA EL RELATO DE UN ATRACO



Esa noche, la “Casa de los Líos” no hacía honor a su nombre.
Angel, Eli y Alvaro estaban sentados en la sala. Angel recorría las páginas de ofertas de empleo de un diario y Eli estaba curioseando el folleto de Beep con la descripción del ordenador que Alvaro había decidido comprar, en cuyo margen Alvaro había escrito una serie de puntos para consultar, antes de confirmar la compra:
- Garantía
- Instalación
- Seguro
- Memoria
- Tipo grabador DVD
- Núm. Puertos USB
- Teclado y ratón inalámbricos?
Alvaro miraba a uno y a otro. En un momento dado, apagó su cigarrillo en el cenicero , se levantó del sofá y se dirigió hacia el equipo de música gruñendo…
- “Pero qué pesaos estáis con el disco ése… Sí; a mí también me gusta; reconozco que son muy buenos, pero a este paso, vais a conseguir que dejen de gustarme, ¡coño! Así que, con vuestro permiso o sin él, lo voy a cambiar, que lleváis toda la tarde con él. ¿vale?”

Angel y Eli sonrieron la salida de Alvaro.
- “Vale, Alvaro, tranquilo. No te “emprenyis” (*) A ver; ¿qué disco vas a poner ahora? Pon algo bueno, ¿eh?” – dijo Eli
- “Pues mira, ahora toca Leonard Cohen. Había pensado en poner a los Rolling, pero igual resultaba un cambio demasiado traumático para que lo pudiesen aguantar vuestros oídos, así que ahí os va “Suzanne”. ¿Os parece bien? Más os vale, porque si no, os iba a dar lo mismo…”
- “A mí me parece muy bien, Alvaro. Es una canción preciosa. Me encanta la música… y la letra. ¡Adelante!” – dijo Angel

Los tres amigos callaron para disfrutar de la canción de Cohen.
Permanecieron en silencio hasta el final, hasta el maravilloso estribillo:
“And you want to travel with her
And you want to travel blind
And you know that you can trust her
For she's touched your perfect body with her mind...”

En ese momento, oyeron que alguien abría la puerta, y un instante después, Neus aparecía en la sala. Tenía un aspecto patético. Los tres amigos al unísono se levantaron al verla

-“¿Qué te pasa, Neus? ¿No te encuentras bien?” – se adelantó Eli

Neus rompió a llorar y, tomó asiento en el sofá. Los tres amigos cruzaron sus miradas esperando una respuesta que no llegaba.

Eli se sentó a su lado, pasó su brazo sobre los hombros de Neus y acercó su rostro al suyo.

- “Tranquilízate, Neus, cuéntanos qué te pasa… Estamos aquí, contigo”

Neus sollozaba abrazada a Eli, incapaz de articular una palabra.
Los tres amigos permanecieron callados, a la espera de que Neus recuperase el habla y pudiese explicarse…

Al fin, después de un buen rato en que los sollozos de Neus acompañaban la segunda canción del disco, “Sisters of Mercy”, Neus pareció recuperarse lo suficiente para explicarse.

- “Me acaban de atracar. He pasado un momento terrible. Un tío me ha puesto una navaja en el cuello y me ha pedido que le diese todo el dinero que llevaba encima. Ha sido horrible”
- “Vale, Neus, tranquila. Pero ¿te ha hecho daño?”
- “No; no me ha hecho nada… pero por un momento, llegué a pensar que me iba a clavar la navaja… Sólo podía ver sus ojos verdes fijos en los míos. Me decía que no le obligase a hacerme daño; que sabía lo que él quería; que le diese el dinero que llevaba… Ha sido horrible, de verdad. Al final, no sé cómo, he podido sacar la cartera del bolso y le he dado todo el dinero que tenía. El muy cabrón va y me guiña un ojo, y me da un tremendo empujón que me ha tirado al suelo, antes de salir corriendo con la pasta, dejándome allí tirada...” – y Neus rompió a llorar de nuevo.

Los tres amigos intentaron consolar a Neus con las únicas palabras que parecían adecuadas al difícil momento.

- “Bueno, Neus, tranquila. No te ha pasado nada grave. Podía haber sido mucho peor… Anda, relájate. ¿Cuánto dinero llevabas? Porque tendrás que hacer la denuncia…
- No sé; creo que llevaba unos 60 Euros… pero no voy a hacer ninguna denuncia. ¿Para qué? Al final de cuentas, el dinero no lo voy a recuperar. No tengo ningún seguro. Y solamente pensar que, si lo cogen y me llaman a declarar, me voy a encontrar otra vez con esos terribles ojos verdes, es que me pongo mala…

Mientras la música de Leonard Cohen continuaba sonando, Neus parecía ir recuperándose del susto poco a poco, con la ayuda de sus amigos. Al cabo de un rato, cuando Eli vió a su amiga algo más tranquila, se levantó para preparar la cena y Alvaro fue a ayudarla, mientras Angel permanecía sentado junto a Neus, que continuaba recordando una y otra vez los detalles del atraco.

Durante la cena, el motivo de la conversación de los cuatro no salió de lo acontecido a Neus y de lo lamentable de la impotencia que uno sentía ante ese tipo de hechos… Al final de la cena parecía que Neus había superado los peores momentos con la ayuda de sus tres amigos, y hasta esbozó una ligera sonrisa al escuchar un comentario de Eli sobre los ojos verdes del atracador.

(*) catalán: No te enfades.

28 de noviembre de 2007

La resaca

Lukas abrió los ojos al sentir los primeros rayos de sol. La luz atravesó dolorosamente sus pupilas y activó una taladradora en las profundidades de su cerebro. Senía en las sienes los latidos de su corazón y con cada palpitación el dolor se hacía más insoportable. Aquella resaca era de las peores que recordaba.

Pronto se dio cuenta de que todo lo malo puede empeorar. Conforme los tibios rayos de sol empezaron a proporcionarle algo de calor se percató de hasta qué punto estaba helado. Todo su cuerpo temblaba arítmicamente mientras intentaba mover las extremidades entumecidas. Con mucho esfuerzo logró ponerse en pie y se dirigió a una cafetería cercana. Empujó la puerta y sin levantar la mirada se dirigió al cuarto de baño. Llegaba justo a tiempo. Unos segundos más y se habría meado encima. Aquella era una de tantas lineas que había logrado no traspasar en todos sus años de borrachera. Tampoco había logrado olvidar un solo segundo de la noche anterior. ¿Sería cierto eso de que algunos borrachos no recordaban a la mañana siguiente nada de lo que habían hecho o dicho? Sin duda sería una buena excusa para beber. Aunque implicase perder el control de los esfínteres. Pero el Loko no necesitaba excusas. Para nada.

Por fortuna había agua caliente. Se aseó todo lo que puede asearse el que ha dormido borracho y al raso. En cuanto empezó a entrar en calor sus pulmones se sintieron con fuerzas para lanzar una caveronsa tos perruna. Sabía cómo acabaría aquello. Tras unos minutos tosiendo vinieron las náuseas. Todo dentro del guión.

Cuando Lukas salió por fin del lababo el sabor a bilis seguía llenándole la boca. En la barra humeaba un café con leche junto al que habían dejado un platito con dos churros. En el otro extremo de la barra un camarero de mediana edad y entradito en carnes bajó levemente la cabeza en señal de asentimiento. Lukas le agredeció el gesto con un movimiento idéntico. Parecía que en aquella parte del barrio aún había quien se acordaba de él. En los inicios de su carrera Lukas era tan tirano en el trato con los camareros como generoso con las propinas. No era una forma de pagar sus culpas, sino puro desdén. El dinero no le importaba gran cosa por aquel entonces. Pero para aquel camarero, al que recordaba como un crío rechoncho con la cara salpicada de acné, debía haber sido importante.

Mientras dejaba que el café fuera haciendo su efecto recordó su experiencia en los bares. Podía reconocer dos Lukas totalmente distintos. El borracho tocapelotas de las noches y el resacoso callado de las mañanas. Sin saber muy bien por qué se acordó de otro bar en el que había desayunado durante los meses posteriores a salir de la carcel. Se alojaba en casa de un amigo en el Borne y todas las mañanas planificaba su regreso al estrellato garabateando servilletas de papel. Hacía poco que habían abierto el bar y lo regentaba una pareja joven. Ella era menuda y vivaracha, con un cuerpo de escándalo y unos ojos que hiponotizaban. Él un joven tremendamente apuesto, como sacado de una película de los años veinte, aunque bastante tontarrón. Sin embargo tenía un exquisito gusto, no sólo para las mujeres, sino para casi todo. Servía el mejor café del barrio y su bodega era envidiable. Su conversación, mientras se mantuviera en el terreno de lo insignificante, era fluida. Incluso divertida. Y demostraba un instinto animal para lo estético. Daba consejos sobre moda y complementos, maquillaje, regalos para aniversarios... Incluso fue quien dio con el nombre del que había de ser su nuevo programa, un magazine nocturno con entrevistas, música, actualidad, crítica... El programa era un calco de lo que había hecho hasta entonces, pero no podía utilizar el mismo nombre ya que los derechos pertenecían a la cadena que lo había puesto en la calle.

- ¿Cómo es la gente que te escucha? -, me había preguntado.
- Estúpida
- Sí, bueno... ¿Pero cómo es?
- Hombres de clase media que aspiran a más y cree que si se pasan las noches en vela escuchando mis monsergas lo lograrán.
- Pues llámalo "El club de las noches en vela". Aunque no sé si estará cogido, porque me suena mucho...

Y mientras se perdía en cabilaciones lo vio claro. Aquel nombre era perfecto para su proyecto. "El club de las noches en vela". Por desgracia el programa nunca llegó a estrenarse como lo había concebido. Se puso en antena con un locutor joven que hablaba de deportes, tecnología, música... Una idiotez. Y Lukas tenía diez minutos cada noche para dar su particular visión de la jornada. El día que dio su visión del programa y la emisora lo echaron. Al menos esta vez se había asegurado los derechos del nombre del programa... pero daba igual. No pensaba volver a la radio. O la radio no pensaba dejarlo volver. Sin embargo...

Sin embargo ahí estaba Lukas. Frente a la emisora que le dio voz por primera vez, con una resaca tremenda pero con una idea en mente. Se dirigió a la puerta y preguntó por el cartel de la puerta en que se ofrecía trabajo.

- Sí por supuesto. Es aquí. ¿Y qué tipo de actividad querría hacer con nosotros? ¿Locutor, productor, técnico..?
- Vengo por el puesto de conserje.

27 de noviembre de 2007

El Fin de la inocencia



-Enhorabuena, mademoiselle Tarrés. En los años que llevo dedicado a esto, jamás había visto nada igual. ¡Vengan todos a la mesa de mademoiselle Tarrés!

Beth empieza a contar hasta cien. El tono de su profesor no es nada halagüeño, esa cantinela indica su más mordaz ironía. Sabe perfectamente que ahora vendrá la humillación delante de toda la clase. Lo que no sabe es como reaccionará su mente ante esa dura prueba. Debe controlarse o toda su vida lamentará su falta de tacto.

El Chef Francés Guillou era el estereotipo de cocinero francés: Un ego infinito y una soberbia a la par. Obviamente es un genio de la cocina, pero como persona...
Sus humos y aires de divo eran soportados por todos los habitantes de la escuela, aunque siempre se intentaba huir de él para no tener que escucharlo. Pero había quién no tenía escapatoria: Los alumnos, incluida Beth, debían aguantarle durante sus clases.

Lo peor eran sus espectáculos de humillación pública de aquél alumno que osará perturbar su paz y calma dentro de su Santa sáctorum de fogones: el Aula 3.

-Y ahora que estamos todos aquí, mademoiselle... Me estaba comentando que lo que hace es lógico?

Beth hace acopio de fuerzas para no gritarle y intentar humillar al profesor. Noventa y ocho, noventa y nueve...

-Verá Chef Guillou, cuando uno hace una base de pescado suele ser para recoger la esencia de lo que hemos puesto a hervir. Así que una vez hervido, colamos el fumet para tener una base de pescado útil para salsas, paellas o platos que lleven pescado...

-No me repita los apuntes, mademoiselle. Sabe que los he escrito yo personalmente. “Queguidos” Alumnos, lo que ven aquí es una “abegración”, Beth ha usado la cabeza y el espinazo de rape para triturarlos y colarlos encima del fumet. Por qué? Por que según ella es lo lógico. Y bien de donde saca la lógica para ello? De su abuela, es increíble. Para que venir a una Escuela de Alta cocina si luego usa trucos de vieja?

Beth vuelve a contar a cien mordiéndose la lengua. Respira y con una voz fría y monocorde le contesta al profesor:

-Chef Guillou, le pido que no falte al respeto a mi abuela. No tiene por que usar mi error para remarcar la diferencia entre la cocina de restauración y la casera. Considero que hay que aprovecharse todo lo que se compra. El pescado no es barato, porque no sacar el máximo provecho de una pieza? En este caso creí que...

El chef sonríe como el lobo ante una oveja que muestra el cuello en señal de rendición. En sus ojos se muestra la satisfacción de haber pillado en falta a esa chiquilla:

-Ah! “Cgreyó”, consideró... ¡“cgreyó” y consideró! No esta aquí para “cgreer” ni “considegrar”, esta para aprender de las fuentes del conocimiento de una tradición que se remonta a años de estudio y de duro trabajo. Aún no puede “cgreer”, y ciertamente si eso es lo que quiere “Cgreer”, no le “augugró” un futuro en ninguna cocina que merezca ser llamada como tal. Consideré esto mademoiselle Tarrés: Repetirá su base de pescado con los desechos del resto de la clase y será hoy su fumet el que se usará en el restaurante de la escuela. “Vergemos” que opina el claustro y el alumnado de su idea de reutilizar las cosas, cuando se sirvan los platos.

-Pero...

-Acaso no quería usarlo todo y... como dijo... Oh, oui! ¡¿Sacar el máximo “pgrovecho” a las cosas?! Pues “apgroveche” que estoy de buen humor y no me “rgeplique”! Ale tout monde a traballé!

Todos regresan a sus mesas de trabajado sin mediar palabra. Nadie se ríe. Saben que en cualquier momento podían ser ellos quién se encontrarán en el punto de mira. Hoy había sido Beth, pero quizás mañana le toca a uno mismo.

Al acabar la clase Beth quiere irse directamente a casa, no desea estar presente cuando los comensales empiecen a comer salsas hechas con los desechos de pescado. Ese día había suspendido el ejercicio diario, y peor todavía... había roto su promesa.
Desde que tuvo su primer enfrentamiento con sus profesores en la Escuela de Alta Cocina Haumonffer, aceptó que era mejor seguirles la corriente y que el día de mañana ya haría las cosas a su manera. Así, se prometió no hacer gala de sus técnicas en clase.
Pero, allí estaba: Casi al borde del llanto, humillada por el profesor más borde de la escuela y decepcionada consigo misma.

No lo podía evitar, para ella ese oficio era un arte y como tal, le gustaba experimentar. Sin perder la base de lo aprendido en la escuela, Beth quería fusionar lo tradicional de la cocina hogareña con lo más vanguardista de la nouvelle cousine.

Según sus profesores: Tenia talento y una gran imaginación, más carecía del sentido de disciplina y de la subordinación. Ciertamente, una cocina de restaurante era como estar en el ejercito, con su jerarquía y sus tradiciones. Para ella,esa rigidez de las normas de trato y el tufo de divismo que se respiraba en aquellas donde se hallaba un gran chef creído, podían con su paciencia. Beth creía en la unión de equipo y en el respeto mutuo de todos lo integrantes: desde el lavaplatos al chef. Todos iguales y con su tarea especifica; Pero en la escuela seguían esas normas que la aprisionaban y la ahogaban como una celda.

Al salir e irse a despedirse de Lalí, esta le suelta:

-No te vas a quedar a comer?

Aunque su relación no iba más allá de la cocina y no quedaban nunca fuera de ella, Beth la consideraba su mejor amiga dentro de la escuela.

-Estas de broma? Ya se la nota: Suspendida y humillada.

-Pero si no vienes el Gavacho habrá ganado la partida. Debes entrar con la cabeza bien alta.

-Claro! Para que me la corten los que se retuerzan de asco al probar mi “excelente” fumet.

Lalí empieza a reír y toma por el brazo a Beth para conducirla a la sala comedor de la escuela. Allí los alumnos del curso de camarero hacen las prácticas al servir las comidas que han cocinado Beth y sus compañeros.
Mientras las dos colegas se sientan a la mesa que les corresponde a los alumnos de último curso. Beth pregunta a Lalí de que se ríe y esta le contesta:

-Oh! Bueno eso... no creo que suceda. Verás: al enviar a la mesa de presentación tu fumet, alguien “torpe”- se señala a sí misma- ha tropezado y he empujado al aprendiz de maitre y...- señala a las puertas de donde salen y entran los camareros- al golpearse la cara con esas, la salsa hecha con tu caldo se ha caido. Para disculparme me he ofrecido para hacer la salsa de nuevo con otro fumet: el mío. Tu humillación esta paseando en estos momentos por el desagüe. Humm... “bocata di ratinale”.

-Eres una diosa! Lalí te quiero!- Beth se abraza a Lalí- Te has arriesgado a que el Gavacho se cabreé mucho!

-Tranquila ya sabes que nunca come nada que no haya cocinado su equipo. Y aun así no debe fiarse mucho, por que come después de ellos. Debe creer que lo envenenarán un día de estos.

-Pues habría un lista más larga que su morro.

En ese momento, suena el móvil de Beth, en la pantalla aparece la palabra: “MOVIL PAPA”.

-No contestas?

-Que? Si,si es que me extraña que mi padre se acuerde de que tiene móvil. En casa nunca hay cobertura.

-Caray que suerte! Nunca me has dicho que vivieras en una zona “muerta” de Barcelona.

-No mi padre esta en nuestra masía, allí no hay antenas de telefonía, excepto en el centro del pueblo. Disculpa.- Beth abre su móvil y contesta- Hola pare, que hi ha?*

Silencio. Que debe estar pasando?

- Ho...Hola “Barrufeta”. Siento llamarte a estas horas y con el móvil, pero es que estoy en el Hospital de Nostra Sra. De Maritxell en Andorra... tu Tío Antonio ha... ha fallecido hace media hora.

Verde aguamarina

Elias paseaba por la calle una noche más de libertad , había dejado su escondite y salido del edificio sin que nadie lo viese , llevaba un par de horas deambulando por la calle , se fijaba en cada persona que pasaba en su forma de moverse en como actuaban al verlo , algunos aceleraban el paso otros agachaban la cabeza y solo algunos mantenían por un instante la mirada de forma desafiante.

Notaba como en la mayoría de la gente el miedo recorría su cuerpo al verlo , era un criajo pero tenia el poder del temor como arma y la desfachatez de no tener miedo al no tener nada que perder en esta vida.

había buscado algún objetivo esa noche pero ninguno había sido lo suficiente claro, observo durante un buen rato el escaparate de una joyería pero justo paso un pareja de los Mossos, así que disimuladamente siguió caminando en otra dirección buscaba entre la gente una víctima pero las calles estaban demasiado vivas todavía , así fue avanzando la noche hasta que las luces de las farolas y los gatos callejeros se hacían los amos de las calles.

Elias esperaba apoyado en la pared de un callejón mientras se fumaba un cigarro dejando pasar el tiempo, cuando un sonido llego a sus oídos el sonido de unos tacones, asomo con sutileza la cabeza y allí estaba ella el premio de la noche , una chica joven y hermosa que caminaba algo apurada nerviosa se veía que no le gustaba la soledad de la noche en la que las sombras juegan malas pasadas y se aprovechan de nuestros miedos.

Elias espero al momento justo cuando ella paso a su altura un rápido movimiento y la agarro del brazo arrastrándola a la oscuridad del callejón ,no le dio tiempo ni a gritar , Elias tapaba su boca , y su navaja amenazaba el cuello de la joven.

-Vamos hermosa sabes lo que quiero no me obligues a hacerte daño, dame lo que lleves es fácil y nadie sufrirá, solo tendrás un mal recuerdo y yo mi bolsillo algo mas lleno.

la chica asustada temblaba de temor, solo podía ver los ojos de Elias esos ojos verde aguamarina de un brillo tan intenso, que no mostraban ninguna sensacion unos ojos tan vellos y a la vez tan vacíos. Rápidamente la chica saco la cartera del bolso mientras Elias vigilaba sus movimientos apuntandola amenazantemente con la navaja , saco todo el dinero que llevaba encima unos 60 euros y se los entrego en sus manos temblorosas, Elias agarro el dinero una ultima mirada a su víctima a la que guiño un ojo y se largo corriendo del callejón, mientras ella derrumbada por el miedo caía de rodillos al suelo y rompía a llorar desconsoladamente.

Elias se alejo rápidamente sabiendo que en cualquier momento si alguien aparecía por allí lo relacionaría a el con el delito, así que se fue hasta que estuvo bien lejos y se dirigió a su escondite en el desván pasando antes por un 24h cercano para comprar algo para comer y beber, llego al piso y ágilmente abrió la cerradura subió rápidamente escaleras arriba hasta el desván donde volvió a atrincherarse.

26 de noviembre de 2007

UNA NOCHE EN LA RESIDENCIA





Eli fue colocando en la mesa las bandejas con la cena. Como siempre hacía, puso en primer lugar aquéllas que contenían una medicación específica, a fin de asegurarse de que los residentes la tomaban. Comprobó que, de los seis internos sentados en la mesa, tres estaban acompañados por familiares. Del resto, se aseguró de que el señor Felipe, tras analizar cuidadosamente el contenido, atacaba la sopa con presteza, y le dedicó un cariñoso gesto.

- “Vamos, señor Felipe, que yo sé que hoy le va a gustar la cena…”
- “Claro, Eli, tú haces trampa, porque ya te sabes el menú, ¿eh?” - dijo el anciano sonriendo.

Eli ajustó la servilleta alrededor del cuello de la señora Mariluz, sentada al lado del señor Felipe, y dirigiéndose a ella, preguntó:

- “Venga, Mariluz; a cenar… ¿Qué, tenemos hambre hoy?”

Antes de que Mariluz contestase, el señor Felipe intervino:

- “Huy, no veas; hoy ha comido muy bien. Y me ha prometido que de la cena, no iba a dejar ni las migas… ¿Verdad que sí, Mariluz? Lo que pasa es que está un poco triste, porque hoy no han venido sus hijos a verla… Ya le he dicho yo que hoy no podían venir, que estaban todos trabajando, pero que mañana, que es sábado, tendrá visitas por la mañana y por la tarde... No como otros…”

Junto a ellos, otro residente, el señor Andreu, se había quitado la servilleta y la ondeaba, brazo en alto mientras daba grandes voces.

Eli se acercó a él y le dijo en voz baja:

- “Tranquilo, Andreu, que en cuanto acabe de dar la cena a Mariluz, te ayudo con la tuya… Será un momento, que Mariluz acabará enseguida, ya verás”.

Mariluz comenzó a engullir las cucharadas de sopa que Eli le iba acercando a la boca, mientras su mirada iba de uno a otro de sus compañeros, y Eli le decía:

- “Muy bien, Mariluz. Así me gusta… Ya verás qué contentos se ponen mañana tus hijos cuando les diga que te lo has comido todo… A ver; dime, ¿cómo se llaman tus hijos? Todos los días me prometes que me los vas a presentar, pero luego te olvidas y no me lo cuentas… Venga, a ver… El mayor, ese que siempre viene solo, ¿cómo se llama?”

Mariluz carraspeó y en voz muy baja dijo:

- “Se llama… Mariano…”
- “Que no, Mariluz, que me quieres engañar… Que yo sé que Mariano es tu hermano; el mayor de todos… Pero tu hijo no se llama así… A ver, ayúdame. Se llama An-to-…”
- “…nio. Se llama Antonio” – siguió Mariluz.
- “Muy bien, Mariluz. Se llama Antonio…, y yo sé por qué se llama así, que me dijiste un día que tu padre se llamaba Antonio. ¿A que sí?”
La anciana sonrió y movió la cabeza arriba y abajo asintiendo.

Eli continuó hablando con Mariluz hasta que ésta terminó su cena. A continuación le quitó la servilleta y llevó la bandeja al carro. Cuando regresó a la mesa, le dio un beso en la mejilla mientras le decía:

- “Así me gusta, Mariluz. Has cenado muy bien. Ahora ya verás cómo Andreu también se lo va a comer todo…”

Con Andreu tuvo más dificultades. Cada cucharada que conseguía hacer llegar a su boca era un pequeño triunfo. El anciano no paraba de intentar deshacerse de la servilleta anudada a su cuello, y de rechazar una y otra vez las cucharadas que Eli acercaba a su boca.

Al ver su compañero Ricard que se acercaba, Eli le hizo un gesto para que se ocupase de la señora Trini que estaba en la mesa dando unas espectaculares cabezadas, con la bandeja de la cena aún intacta.

Por fin, algo más tarde que de costumbre, consiguieron que todos los residentes de la planta acabasen de cenar, y comenzaron a organizar el traslado a las habitaciones.

Habían pasado más de dos horas desde que llegó a la planta el carro con las cenas, cuando al fin, todos los ancianos habían sido acostados en sus camas.

Eli, que había pasado un buen rato en la habitación del señor Andreu, intentando ayudarle a conciliar el sueño, entró por fin en la Sala de Control, dispuesta a descansar un rato.

Ese día, por petición de Ricard, había llevado a la Residencia su cámara digital para enseñársela, y había hecho varias fotos de los ancianos.

Había sido realmente divertido cuando, tras hacer alguna foto, se la enseñaba al “modelo” en cuestión… Alguno le había llegado a preguntar:

- “Y ¿cómo has hecho para meterla ahí?

La cámara había circulado de mano en mano… Al lado de quienes apenas hacían caso al hecho de verse reflejados en el pequeño visor, otros se mostraban intrigados y le pedían otra foto, y otra…

A algunos les tuvo que prometer que haría unas copias en papel y las pondría en sus habitaciones, junto a las de sus hijos y nietos.

Mientras intentaba relajarse un rato en la Sala de Control, las estuvo mirando y, comprobó que aún no había descargado algunas que había tomado hacía días, en casa, con varios de sus compañeros y que hasta el momento no había visto en detalle.

Llegó a un primer plano que había tomado a Angel y en ese momento, vinieron de a su mente las imágenes de su reciente encuentro de una forma extraordinariamente viva.

Recordó haberse preguntado varias veces desde entonces una y otra vez qué pasaría entre ellos, sin que hasta el momento hubiese sido capaz de aventurar una respuesta. Sabía que, tanto para ella como para Angel había sido una experiencia extraordinariamente grata; que ambos habían disfrutado de aquellos momentos y estaba convencida de que, en caso de surgir una nueva oportunidad, no podrían evitar el deseo de repetirla.

Pero tampoco podía evitar un tremendo sentido de culpabilidad. Era consciente que su relación con Alvaro había quedado afectada, por mucho que intentase disimularlo.

Buscó en su bolso y encontró la copia del poema que llevaba consigo. Lo había leído mil veces y ya casi se lo sabía de memoria. Lo encontraba realmente hermoso; sin mayores pretensiones, y una vez más, se preguntaba cómo le había podido impresionar de tal manera; pero no lo podía evitar, y cada vez que lo leía volvía a emocionarse con aquellos sencillos versos.

A Eli le sacó de sus reflexiones la llamada de Ricard, que le llamaba desde una de las habitaciones. Un interno se había despertado y debía ir a ayudarle.

Eli se levantó rápidamente y se dirigió a la habitación del señor Andreu a ver si entre los dos conseguían calmarle, algo que les llevó un par de horas. Finalmente, el anciano se quedó dormido de puro agotamiento y, sin contar un par de llamadas más, la noche transcurrió sin mayores novedades.

Por fin, a las 8, llegó Anna, su relevo y, tras intercambiar algunas palabras con las novedades de rigor, Eli se cambió y salió de la residencia hacia casa.

La última copa

Todo parecía oscurecido por los años en aquel garito de mala muerte que un día fue un bar. Todo menos el parduzco matarratas que el camarero de la papada grasienta pretendía pasar por wisky. Los ojos enrojecidos de Lukas Quatrero observaban perdidos el reflejo de una bombilla de cuarenta watios en la superficie mate de aquel ridículo vaso. Jibas. Tras décadas negándose a beber nada que no fuera pura malta de al menos doce años, había acabado en aquel cuchitril pidiendo torpes imitaciones de marcas que antaño le parecían poca cosa. Jibas. Tan malo como el Notando, el Pardú o el Matalan que llenaban las estanterías de los pakis del barrio.

- Vaya acabándose la copa que vamos a cerrar.

"¿Sabrás tú lo que es una copa?", pensó mientras apuraba el vaso y rebuscaba sus últimas monedas entre las pelusillas del fondo de un bolsillo.

Lukas salió con paso indeciso al frío de la noche. De lejos parecía un anciano, ligeramente encorvado, meditando con cautela cada paso sin la seguridad de un bastón. A un metro de distancia el apestoso aliento a colilla y alcohol delataban el caminar de un borracho demasiado engreído para tambalearse. Lukas llamaba a aquel inútil engaño, dignidad. Lukas era un ímbécil.

Lo había sido siempre. Pero durante años fue un imbécil con éxito. Lo llamaban constantemente a fiestas y entregas de premios cuando era un fenómeno de las ondas. El Loko Lukas. La voz más cotizada de la radio nocturna. El paladín de los desvelados. El descubridor de talentos. El entrevistador más admirado. El locutor con el que se iban a la cama casi todos los hombres del país y con el que soñaban sus mujeres. El hijo de puta al que temían los políticos y rondaban todos los editores y productores. El imbécil que se jactó en directo de haberse cepillado, en una misma noche, a la amante del presidente del gobierno y a la mujer del director de su emisora. De hecho eran la misma mujer, pero eso ya daba igual. En veinticuatro horas se había encontrado de patitas en la calle y con una demanda penal por injurias a la que no pudo oponer mucha resistencia cuando Hacienda congeló sus cuentas tras una repentina y providencial inspección sorpresa.

Sólo pasó dos años en la cárcel pero al salir nadie le ofrecía trabajo. Su momento de gloria había pasado, sus enemigos eran mucho más poderosos y se habían quitado la careta, y sus excesos ya no hacían gracia a nadie. Un locutor borracho y en el punto de mira era un imán para las demandas que ningún empresario radiofónico quería en su equipo. Y cuando daba con una emisora llevada por aficionados que apenas habían oído hablar de él, sus salidas de tono y sus enfrentamientos con todo bicho viviente hacían que apenas durase una semana en antena. Aún así, había logrado sobrevivir unos cuantos años.

Algunas de las personas de las que se mofaba en los buenos tiempos habían resultado ser aún más tontos de lo que en su día pensaba de ellos. Ya fuera por una inexplicable admiración, porque realmente lo habían apreciado o simplemente por pena, le habían prestado ayuda algunos meses. Los despreciaba también por eso. Pero se fueron cansando. Ahora estaba solo y en unas horas estaría en la calle. Como un perro. Su casero se había hartado de excusas y no había encontrado ningún otro incauto que creyera sus patrañas y le fiara un par de meses de alquiler. Daba igual. Siempre había algún estúpido dispuesto a pagarle una ronda o darle unas monedas para beber un día más. Beber. Aunque fuera aquella bazofia. Lo suficiente para aguantar contento hasta que su cuerpo dejara de aferrarse estúpidamente a la vida, o algún parroquiano de la tasca tomara en serio sus insultos y le diese la paliza de muerte que durante toda su existencia había pedido a gritos.

Mientras se imaginaba agonizando en una acera con la cabeza abierta, se dio cuenta de que sus torpes pasos lo habían llevado hasta la vieja emisora de los Ferrugosa. Y parecía que la estaban rehabilitando. Allí había empezado de recadero cuando apenas era un chaval y allí se había puesto por primera vez delante de un micro. Probablemente fue allí donde empezó a convertirse en el pedazo de escoria que años más tarde tuvo la ciudad a sus pies. Sí. Sin duda aquel era el lugar perfecto para acabar de una vez por todas con lo que quedaba del Loko Lukas.

24 de noviembre de 2007

Elias

Elias caminaba por la calle como cada noche con un paso lento , su vestimenta hacia que alguna gente se fijase en el o directamente se apartase unos viejos baqueros una sudadera negra con capucha con la que cubría su cabeza y unas viejas deportivas blancas , tenia solo 16 años pero ya sabia todo lo que podía esperar de la vida , desde los 8 años se había pasado recorriendo reformatorias y de todos ellos tarde o temprano se había fugado.

La ultima vez había sido hacia dos semanas después de un mes encerrado en aquella pequeña prisión para adolescentes , recorría la calle libre otra vez no sabia por cuanto tiempo , pero tenia suficientes habilidades para subsistir en las calles.
Mentir , Robar y golpear eran algunas de ellas era lo que la vida le había mostrado desde muy pequeño, aun recordaba la primera vez que lo habían encerrado cuando aun su joven mente conservaba la inocencia , su madre había muerto al nacer el y su padre lo culpaba de ello desde aquel día pero a los 8 años y después de recibir una tremenda paliza llevado por la rabia agarro un cuchillo con el que apuñalo a su padre, no logro matarlo pero ese acto cambio su vida.

No importo lo que Elias le relato al juez las palizas los insultos todo era insustancial lo único que le importo al juez fue que un niño acuchillo a su padre, su condena un reformatorio y en ese su nuevo hogar aprendió a base de palos de los mayores como debía ser, tenia que ser mas fuerte que los demás tener más rabia que ellos morder a quien hiciese falta le daba igual que fuesen más grandes más fuertes todo daba igual se defendia hasta caer , así se hizo un nombre en el reformatoria y se gano el respeto de los demás desde entonces había estado entrando y saliendo sin parar.

Escapaba hasta que lo volvían encerrar , pasaron los años y todo seguía igual , esa noche hacia frió y se le metía en los huesos, necesitaba un sitio en el que guarecerse la sudadera le daba la poca protección que podía cansado de caminar se acerco a al portal de un piso saco de navaja y comenzo a manipular la cerradura , tras unos segundos un clack le confirmo una vez mas que el trabajo se había completado entro en el edificio y subió las escaleras a toda prisa para no encontrase con los vecinos.

Llego al ultimo piso donde se encontraban los desvanes forzó uno y se metió dentro ese seria su nuevo hogar hasta que lo descubriesen si así fuese habría que defenderse , se acurruco entre unas viejas cajas y se puso a descansar con su inestable sueño de siempre.

20 de noviembre de 2007

La Piramide de Cristal

Despacho de Reuniones de WNCB las 18:30 del 15 de Noviembre de 2007.

-Estamos hablando de una posible demanda por daños morales! A parte de una bajada en la cuota de audiencia entre el público más conservador.

-Pero Kike... es un gran comunicador y gracias a este asunto hemos tenido publicidad gratuita en otros medios de comunicación. En parte ha sido positivo. Estamos teniendo unos niveles de audiencia como jamás se han visto en una radio local en su primer mes de emisión. ¡Vamos ha lograrlo! Tío Leandro estaría orgulloso de nosotros.

-Eso no sucederá, si finalmente la asociación de padres del grupo de Catecismo de la parroquia no les convencen las disculpas que vuestro locutor debe emitir esta noche.

-Pero no entiendo que hay de malo en este programa. Puede que se haya pasado un poco al emitir esa psicófonia, pero no comprendo aún como esa gente se ha puesto como si fuésemos Quasimodo con la gitana en sagrado.

-Es por la mala pata de emitir repeticiones en horario protegido: Puede ser peligroso.Y así ha sido: Un grupo de voluntarios de la parroquia se encargaba de seleccionar y empaquetar la ropa donada. Mientras realizaban sus tareas, estaban escuchando nuestra programación. Les encanta nuestra selección de música.

-No sigas... En medio de las canciones apareció la Pirámide de Cristal y esos beatos se sintieron “sucios”

-No seas cínico Frank, que pasó Kike?

-Pues que en el aula de al lado estaban dando clase de catequesis, este año han empezado pronto, para adelantar calendario en primavera. La cuestión es que muchos niños al oír esas cosas tuvieron mucho miedo. De hecho algunos se pusieron histéricos.

-Dios! Pobres chavales. Ahora entiendo por que los padres nos quieren linchar: envías a tus niños a prepararse para la comunión... y te los devuelven aterrorizados con historias de fantasmas. Hablaré con la asociación y les pediré disculpas. Tú, Kike encárgate de que no se vuelva a reemitir ningún programa no apto en horario protegido. Y tú Frank... habla con Aurelio Enrique, debe de pedir perdón en directo en nombre de la emisora. No quiero más problemas con la comunidad.

-Pero eso es censura! Oye todo esto nos ha ido bien. Si hasta han colgado por toda Internet el programa; la propia Conferencia Episcopal nos ha linkeado para advertir a sus feligreses que no nos escuchen.Directamente al programa. Se ha bajado casi mil veces. Es genial!

-Frank no te lo repetiré... Aurelio Enrique se disculpará y seguirá con el programa sin seguir esa línea de investigación que tenía prevista del SuperSer, ese tema tampoco ha mejorado la cosa... Ah! Que use algún colaborador de la parroquia para hablar de algo de exorcismo en el próximo programa. Así verán nuestra buena voluntad.

-Pero... ¡No puedes estar hablando en serio! No somos unos empresarios sin escrúpulos, dijimos que seguiríamos la filosofía de Tío Leandro. Una radio popular sin restricciones para todo el mundo. Y tú usas la radio como si tuviésemos que ganar dinero!

-Escúchame, si no logramos aguantar esto, no habrá radio! Y menos si esa gente nos gana en una demanda. ¡Haz lo que te digo! Kike redacta una disculpa convincente para emitir y otra para mí. También llama al presidente de la asociación para informar a todos los afectados y que nos convoquen cuando lo crea oportuno, hay que pedir perdón.

-Si señor buena estrategia. Voy a mi despacho, en dos horas puedes dárselo al locutor.

-Estupendo, gracias Kike... Y Frank, hablarás tú con Aurelio. Más vale que le convenzas o lo despediré yo personalmente. Entendido?

-Pero J.T. creo que...

-Frank he hablado con claridad o tengo que repetirlo? Y ahora si me disculpáis voy a ver que tal esta Beth. Si alguien puede recibir por nuestra culpa es ella.

-A que te refieres?

-El mercado puede ser una jungla.- J.T. les muestra a Kike M. y a Frank, un CD con la grabación del programa- Y esto le puede hacer la vida imposible.




Mientras J.T. baja a la calle piensa en como se podrían complicar las cosas por una tontería... solo por un error de programación se destroza un proyecto. O una vida. Aunque en su interior opinaba igual que su hermano, debía hacer de “poli” malo para mantener la radio. Al precio que fuera... menos el de hacer daño a los demás. Sobretodo a Beth.
Ya había tenido su ración de problemas para toda una vida.

19 de noviembre de 2007

EL RECUERDO DEL ENCUENTRO Y EL REGALO


Angel despertó esa mañana y, por un instante, pensó que el aluvión de imágenes y sensaciones que, de forma repentina, irrumpieron en su mente eran las típicas de algún sueño que habría tenido esa noche…

Rápidamente se dio cuenta de que no se trataba de un sueño. Que todas y cada una de aquellas imágenes y sensaciones las había vivido la víspera, en su encuentro con Eli…

…………

Todo había empezado con los versos que le había inspirado la canción de Simon y Garfunkel, con la emoción de Eli, primero al leerlos, y después, al escucharlos leídos por él, y ese primer beso que siguió a su lectura y que les llevó a encaminarse a la habitación…

Después las cosas habían ido sucediendo de forma natural. Cuando llegaron a la habitación de Eli, aún abrazados, apenas cruzaron alguna palabra. Eli había aprisionado su rostro y le había seguido besando una y otra vez, cada vez con más fuerza, mientras una de sus manos recorría su espalda y su cintura.

Angel respondía a sus besos y a sus caricias mientras sus manos se introducían bajo la blusa de Eli, hasta llegar a su pecho… En ese instante, Eli se separó un momento, suficiente para desprenderse de la blusa y del sujetador, y volver a apretarse contra él con más fuerza...

Angel seguía recordando todos aquellos momentos y los que los siguieron, en los que ambos se entregaron el uno al otro, casi sin palabras, y el enorme placer que llegó a experimentar en el encuentro…

Recordaba también el momento en el que, tras casi una hora de mutua entrega, y cuando ambos yacían juntos y relajados, Eli miró su reloj y a duras penas pudo reprimir un grito:

- ¡Dios mío! ¡Son casi las dos! ¡Alvaro debe estar a punto de llegar!

Y rápidamente saltó de la cama, cogió su ropa y se fue corriendo al baño.

Angel comprobó la hora y salió también de la habitación. Tras una rápida visita al baño, Angel bajó al salón, justo en el momento en que Alvaro entraba en casa…

- ¡Hola, Angel! ¿Qué tal?
- Bien, gracias… ¿Qué tal ha ido el trabajo? Me ha dicho Eli que habéis estado mirando un ordenador…
- Sí, lo vi en el escaparate el otro día y tiene buena pinta, la verdad… Es que el que tengo ya está pidiendo el relevo…. Seguramente lo compraré. Por cierto, ¿dónde está Eli?
- Ha subido arriba hace un rato. Espera. –y gritó:
- ¡Eliiiiii! Por aquí abajo preguntan por ti… ¿Qué andas haciendo?

Al momento oyeron la voz de Eli desde arriba:
- Ya bajo, Angel, ya bajo… A ver si va a haber que echar una instancia para ir al baño, coñe! ¿Ha llegado Alvaro, no?

Alvaro y Angel sonrieron y enseguida oyeron a Eli que bajaba por las escaleras. Eli se acercó a Alvaro, le dio un beso en la mejilla y preguntó:
- ¿Alguna idea para la comida, jóvenes?

Los dos se miraron sonriendo…
- No sé, Eli… Esta semana te toca a ti…-dijo Alvaro-
- Eso, eso. Menos preguntar y más cocinar… - apuntó Angel-
- ¡Encima que pregunto!... ¡Hombres! ¡Qué puedes esperar de ellos!
- Bueno, Eli, tampoco es para ponerse así… A ver si te ponemos una moción de censura y proponemos a Pere como cocinero… - dijo Alvaro.

Eli y Angel rieron el comentario de Alvaro y Eli añadió:
- Pues sí; íbais a comer mucho con ese “jeta” de Pere… ¿Os va bien una ensalada y unos calamarcitos que compré ayer?

Alvaro y Angel aprobaron la sugerencia del menú, y Eli salió hacia la cocina. mientras Alvaro subía a la planta de arriba, Angel, tras titubear un momento, se dirigió a la cocina, tras Eli.

- Uff! Nos ha ido de un pelo, Angel… - dijo Eli al verle entrar.
- Sí, la verdad es que sí… Bueno, Eli; quería decirte simplemente que no sé lo que pasará mañana y al otro y al otro, que lo que ha pasado ha pasado… que me sabe mal por Alvaro, pero que quiero que sepas que para mí han sido unos momentos fantásticos…y que…
-
Eli le interrumpió
- Chisssst. Calla, Angel; ahora no es el momento. Pero que conste que también para mí ha sido maravilloso. Que yo tampoco tengo ni idea de lo que puede pasar; que yo también me siento incómoda por Alvaro. Pero bueno, ha pasado y no podemos borrarlo así, de repente, cosa que, por otro lado, pues tampoco me apetece… Ya hablaremos.

Angel se puso a ayudar a Eli con la comida y a preparar la mesa.

Un rato más tarde, los tres amigos comían. Alvaro se pasó toda la comida hablando de las maravillas del ordenador que había visto, mientras Angel y Eli apenas le escuchaban.

Después de comer, Angel y Alvaro salieron de la casa. Alvaro debía volver al trabajo, y Angel había quedado con Quim, un amigo con el que compartía la afición y el interés por el cine. Hacía días que Quim le había llamado para quedar. Estaba muy interesado en que Angel le explicase todos los detalles de su experiencia como Ayudante de Luis Aller en la dirección durante el rodaje de la película “Barcelona lament”, que se había rodado en Barcelona hacía unos meses… Pasó la tarde con Quim y al final aceptó su invitación para cenar.
…………

Todo eso había pasado el día anterior, y Angel lo iba recordando mientras, tras la ducha de rigor, trataba de poner un poco de orden en su habitación.

Se asomó a la ventana y vio que la mañana de ese sábado de Septiembre había amanecido magnífica. Un sol espléndido iluminaba las estrechas calles de Gràcia.

Angel salió de casa tras un rápido café y se dirigió hacia su librería preferida. Esa mañana había planeado comprar el regalo de cumpleaños a su hermano. Unos días antes, Angel había recibido una llamada suya, invitándole a comer a Horta, al club del que eran socios, y al que acudían prácticamente todos los fines de semana, para celebrarlo juntos.

Hacía varias semanas que no se veían, y Angel echaba de menos a su hermano, a su cuñada y, sobre todo, a su sobrina Sara, con la que siempre había tenido una extraordinaria relación. Era consciente que Sara le adoraba; que siempre le había considerado un hermano mayor más que un tío, y le apetecía enormemente compartir un rato con ellos.

Aunque no se lo habían confesado de una forma explícita, Angel sabía que estaban preocupados por él; que su separación de Yolanda les había causado una mal disimulada inquietud. Sobre todo su hermano, que había estado junto a él aquella vez, años atrás, en su primer intento de quitarse la vida, cuando aún vivía en su casa. Cada vez que hablaban, le preguntaba una y otra vez qué tal estaba, y no se contentaba con la típica respuesta de “Bien; estoy bien”; seguía preguntando detalles sobre lo que hacía, sobre sus nuevos compañeros de vivienda… Tenía muy claro que lo hacían por su bien; que solamente querían ayudarle, pero Angel no era muy dado a dar demasiadas explicaciones y, a pesar de que era consciente de sus buenas intenciones, había veces que se sentía agobiado por su insistencia.

De nuevo se preguntó lo que sentirían el día en que cumpliese su último propósito –esta vez no iba a fallar, como la primera que lo intentó- y, como siempre le ocurría, se sintió mal; un tremendo sentido de culpabilidad le sobrevino por el daño que inevitablemente sufrirían al enterarse. Sabía que, a pesar de todo cuanto habían hecho por él, sería inevitable un cierto sentido de culpabilidad por el hecho de no haber sabido o podido evitarlo.

Afortunadamente, antes de que su malestar se hiciese insoportable, llegó a la puerta de la librería y entró.

Se puso a mirar las estanterías y los montones de libros a ver qué se le ocurría, ya que no tenía decidido del todo qué comprar. Regalar un libro a su hermano era un problema, ya que tenía la casa llena. Más de una vez le había ocurrido regalarle uno que ya tenía, con el consiguiente cambio posterior. Para esta ocasión tenía un par de ideas en la cabeza. Entre varias alternativas iniciales, había pensado en algún buen tomo de poesía española. A su hermano le gustaba mucho, y fue él quien al enseñarle algunos versos escritos por él, le despertó el interés y la afición hacia la poesía.

Pensaba en dos alternativas: Una Antología Poética de Antonio Machado que se había reeditado hacía poco, y unas Obras Completas de Miguel Hernández. Unos días antes, había hecho una llamada secreta a Sara para que mirase en casa, no fuese que ya los tuviera.

Sara se lo había montado muy bien. Primero miró por su cuenta, encontró varios libros de ambos autores, pero ninguno de esos dos. De todos modos, por si acaso, se inventó una historia que resultase verosímil y no levantase sospechas… Le dijo a su padre que el profesor de Literatura les había encomendado hacer un trabajo sobre poesía española del Siglo XX, y que en la primera reunión de su grupo habían salido esos dos autores, y habían acordado reunir los libros que pudiesen encontrar de ellos, a fin de mirarlos entre todos y llegar a un acuerdo para empezar el trabajo.

Su padre hizo una rápida búsqueda y le entregó varias obras: De Miguel Hernández tenían la mayoría de su obra poética (Perito en Lunas, El Rayo que no cesa, Cancionero y romancero de ausencias y El hombre acecha). De Machado tenían Soledades, Campos de Castilla, Nuevas Canciones y Cancionero Apócrifo.

Sara se había apuntado los títulos de las obras para decírselos a Angel, y a continuación, había dejado los libros en su habitación.

En la librería, Angel localizó enseguida la obra de Machado. Le gustó la edición. Y el precio era inferior a lo que se esperaba… por lo que preguntó a la encargada, a la que conocía desde hacía tiempo, por la edición de las obras completas de Miguel Hernández

Enseguida la tuvo entre sus manos. Eran dos tomos, el primero con la poesía y el segundo con el teatro. También estaban bien de precio, así que Angel optó por comprar el lote completo.

Salió de la librería y se encaminó hacia casa. Estaba seguro de que a su hermano le iba a encartar su regalo.

Hizo el propósito de mostrarse alegre durante el encuentro, e intentar hacer ver a su familia que todo iba bien; que estaba contento, y no dejar resquicio alguno para que sospechasen nada de sus intenciones. Era consciente de que, llegado el momento, les iba a causar un enorme disgusto, pero no quería adelantárselo.

10 de noviembre de 2007

Operación Tuno, tu tampoco, tu si...?

J.T y Frankie hacía dos días que vivían en su recién estrenada casa en el ático de la emisora. El enfado de su abogado por equivocarse de fecha de llegada, había remitido hasta la indiferencia neutral. En parte se debió que llegaron a instalarse antes de lo previsto; Así Kike M. Pudo reunirse con los dos hermanos para planificar el siguiente paso: El encontrar personal.

Para conseguir que la gente se presentará a las audiciones, los gemelos habían empezado a emitir dos anuncios distintos intercalados entre música de los 60,70,80 y 90.

Consideraban que quién escucha la radio tiene una baza a su favor. También querían poner una web oficial de la emisora para recibir archivos mp3 con locuciones y así encontrar nuevos candidatos.

Al cabo de dos días se presentaron dos chicos para las cuñas publicitarias.

J.T. hizo crítico, frankie de técnico y Beth aprovecho para curiosear en la nueva radio.
Los gemelos decidieron ponerles a prueba con el posible anuncio de un producto absurdo para ver como reaccionaban ante un micro que estuviera en abierto. Querían probar su capacidad de decir chorradas en un tono de lo más natural.

Una hora después se llego al siguiente balance: Numero de contratados: 0

El primero era el típico novato de serie norteamericana rollo Esteven Urkel. resultado: Tuno o sea que tú no.





El segundo era una cosa rara, tenía una voz sugerente, pero se iba del guión a la primera de cambio... para lucirse. Resultado: Tuno y ni se te ocurra pedir el teléfono a mi prima.




-Oye Frankie tal vez sea pesimista, pero otros tres como estos y yo me monto un circo en lugar de una emisora de radio.

-Alguien vendrá... estoy seguro que por toda Barcelona hay gente normal que le gustaría hacer de presentador de un programa de radio.

-Ei, chicos! Dejémoslo por hoy; Os invito a cenar. Enrique se apunta?

-Lo siento señorita Tarrés, hoy me es imposible otro día quizá...

En ese momento llamaron a la puerta de entrada de la Radio. Poco se podían imaginar que sería alguien que les ayudaría en su proyecto.

9 de noviembre de 2007

UN LIBRO, UNA CANCION, UN POEMA, UN BESO…


Aquella mañana Angel estaba solo en casa… Recordaba el incidente de días atrás, y el desagradable enfrentamiento de Pere con Alvaro. Lo único que aparentemente parecía haber cambiado desde entonces era la constatación del evidente distanciamiento entre ambos, algo que ninguno de los dos intentaba disimular lo más mínimo. Angel pensaba que seguramente era cuestión de tiempo que las cosas se normalizasen, si bien Pere no parecía dispuesto a reconocer públicamente sus errores.

Pensó en leer algo y se puso a buscar algún libro entre una pila de papeles que tenía en un rincón, y que aún tenía pendiente de colocar en algún lado. Eli le había prometido hacía unos días que le dejaría sitio en su armario, pero no había vuelto a decirle nada y a Angel le daba apuro insistir…

Revolviendo entre los libros, sus manos dieron con un pequeño ejemplar. Se trataba de una edición de bolsillo de “El cartero de Neruda”, de Skármeta. Se lo había regalado Yolanda por su cumpleaños, allá en Marzo, cuando aún vivían juntos en Travessera de Gràcia y, en contra de lo que era su costumbre, aún estaba ahí, sin abrir… Había hecho intención de leerlo en varias ocasiones, pero cada vez que lo intentaba, un aluvión de recuerdos de Yolanda, y de lo que había sido su vida en común aquellos tres años, le sobrevenía de repente, y le dejaba sumido en un maremágnum de sensaciones contradictorias y dolorosas, así que la única forma de superar el momento era volver a dejar el libro en su sitio sin abrirlo.

Recordó el día que habían ido juntos a ver la película que Sámano había realizado sobre la obra. El no parecía muy dispuesto, pero Yolanda insistió una y otra vez, hasta que al final accedió. Al salir del cine, tuvo que reconocer que le había encantado, y que, sin duda, valía la pena leer el libro. Y, una vez más, volvió a explicar a Yolanda su teoría al respecto: era mucho mejor ver primero la película y después leer el libro que hacerlo al revés. Es normal que una película no recoja todos los detalles del libro en que se basa, por lo que la lectura de la obra original, una vez vista la película, viene a enriquecer la experiencia de la misma, mientras que hacerlo a la inversa siempre produce la sensación de que hay cosas en la obra que no se reflejan en la película, que otras cosas no se han presentado en el cine como uno se las había imaginado al leer el libro… y todo esto suele producir una pequeña o gran decepción, según los casos.

Yolanda le dijo que sí, que vale, que ya conocía su teoría al respecto, porque se la había contado mil veces, y que estaba de acuerdo con ella, pero que éste no habría sido el caso, dado que la película reflejaba con una gran exactitud el contenido de la obra, y para que lo pudiese comprobar personalmente, le regaló el libro unos días más tarde, en su cumpleaños. Habían pasado seis meses desde entonces, y el libro seguía allí, sin abrir.

Angel tomó el libro y se sentó en el sofá. Comenzó a leer, siguió leyendo, y no lo dejó hasta el final, hasta concluir el epílogo.



Al acabar y cerrar el libro, Angel notó una cierta sensación de humedad en sus ojos… Se había emocionado. En el 73, año de la muerte de Neruda y del golpe militar de Chile, él era un niño aún, pero recordaba haber leído bastante sobre ello después, y, sobre todo, recordaba las conversaciones con su hermano, que le había contado muchas veces lo que sintió aquel 11 de Septiembre, cuando oyó por la radio el levantamiento de Pinochet contra Allende y el asalto al Palacio de la Moneda.

Guardó el libro y fue a buscar papel y un bolígrafo. Como generalmente le ocurría cuando se emocionaba con algo, sintió unas tremendas ganas de escribir. ¿De qué? Era igual; algo saldría. Total, la mayor parte de lo que escribía no se lo daba a leer a nadie. Necesitaba hacerlo para sí mismo, como un desahogo, como un arma de liberación de la angustia que sentía a veces.

Al coger las cuartillas, vio junto al equipo de música el disco “Bridge over troubled water”, de Simon y Garfunkel, que Eli había puesto la noche anterior a pesar de las protestas de Alvaro. Lo puso en el tocadiscos y se sentó en el sofá a escuchar.

Pensaba en Neruda, en el cartero, en la poesía… Neruda había sido siempre uno de sus poetas favoritos y Angel había escrito muchos versos –paráfrasis- inspirados en sus obras… Alguno de esos poemas se los había dedicado a Yolanda durante su relación. Tomaba un par de versos de Neruda, de Miguel Hernández, de Pablo Salinas o de otros, y sobre ellos iba tejiendo un poema. A Yolanda le encantaban, y más de una vez le había animado a participar en algún concurso de poesía, a lo que él siempre se había negado. No los escribía más que como una forma de exteriorizar sus emociones, y no creía que sus versos, por sí solos tuviesen valor alguno, si no se compartían con esas emociones que, en un momento concreto de su vida, los habían inspirado, y esas emociones difícilmente se podían compartir.

Comenzaba la segunda canción del disco, una magnífica versión de “El cóndor pasa” cuando Angel tuvo una repentina idea: ¿Sería capaz de “inventarse” unos versos sobre la canción que daba título al álbum? ¿Sobre ese puente y esas aguas turbulentas? Sí, una especie de paráfrasis… Bueno-pensó-, no debe ser muy “académico”, pero ¿a quién le importa? Se podrá llamar paráfrasis o no, pero no tengo que pedir permiso a nadie, así que allá va, ¡a ver qué sale!

Volvió a iniciar el disco y se puso a escribir. Con frecuencia tachaba palabras, versos, y volvía a escribir. No forzaba las rimas; las buscaba fáciles, que encajasen en el texto sin problemas, sin preocuparse por si le salían asonantes o consonantes. Tampoco le preocupaba la métrica. -No estoy escribiendo un soneto- pensaba.

Tuvo que volver a poner la canción varias veces antes de dar por acabado el breve poema. Lo leyó entero e hizo unas pequeñas correcciones, para concluir pensando que no le había quedado del todo mal.

Dejó que el disco acabase y al concluir la última canción “Song for the asking”, Angel se levantó para retirarlo cuando oyó la puerta y, al cabo de un momento, vio aparecer a Eli en la sala.

- ¡Hola, Angel! ¿Qué haces?
- ¡Hola, Eli! Aquí, ya ves, vagueando… ¿Por dónde andabas?
- Había quedado para desayunar con Alvaro en la cafetería de su trabajo, y, de paso, mirar un ordenador que había visto en una tienda de Beep, que hay al lado, que le había parecido muy bien de precio… Al final creo que lo comprará.

Mientras hablaba, Eli se había acercado a la mesa, sobre la cual Angel había dejado el papel con el poema. Eli lo miró, lo cogió y empezó a leer…

- ¿Qué es esto? ¿lo has escrito tú, no? – y siguió leyendo atentamente…

- Sí; no es nada… cuatro versos que me han venido a la cabeza mientras escuchaba el disco…

Eli acabó de leer y miró a Angel sin pretender disimular la emoción que le embargaba.
- Angel, es un poema precioso… ¿Cómo se te ha ocurrido hacer una “paráfrasis” de una canción? Me parece algo fantástico… Me habías dicho alguna vez que te gustaba escribir, pero como nunca me has enseñado nada, ni por un momento podía pensar que eras capaz de escribir algo así. Angel: ¿cómo puedes escribir algo tan bonito? Y, por cierto, ¿en quién pensabas mientras lo escribías?
- Bueno, Eli; no pensaba en nadie en particular… Aunque a veces he escrito poemas dedicados a alguien, -a Yolanda le escribí algunos-, pero con frecuencia escribo poemas sin pensar en una persona concreta… Yo soy así de raro, ya ves…

- Angel, por favor, por favor, prométeme que me enseñarás alguno de esos poemas, Pero ahora, léeme éste, por favor… Quiero oírlo leído por ti. Por favor, por favor, por favor…

Angel sonrió.
- Pero si no vale gran cosa, Eli… Son cuatro versos que me ha inspirado la canción sin mayores pretensiones …

Eli insistió:
- Anda, Angel, por favor, léemelo.

Angel miró a Eli, tomó el papel de sus manos y comenzó a leer:


..."Like a bridge over troubled water,
I will lay me down"...
(Simon & Garfunkel)

Like a bridge over troubled water
I laid me down.


Como un puente,
como un viejo puente
de carcomida madera
o de oxidado metal
me tendí
para que tú pudieras
seguir caminando.

Probablemente
crují demasiado
bajo tus pasos.

Quizás
hubo momentos
en que temiste
no poder alcanzar
tambaleante
la otra orilla.

Pero llegaste
por fin

Y ahora,
no debes pararte.
Ahora te toca
seguir avanzando
sin mirar atrás.

Eso harás,
amor,
porque es
lo que debes hacer.



Dejarás atrás
la sombra
de mi vieja
y carcomida madera,
mi oxidada
estructura de metal;
y caminarás
enarbolando
la irresistible bandera
de tu sonrisa.

Y hasta es probable
que llegues a olvidar
este viejo puente
que un día crujió
bajo tus pies.

Y hasta
ocurrir pudiera
que hayas sido tú
la última en pasar.

Pero aunque
así fuera;
aunque el rugido
de las aguas
acabe pronto
conmigo,
siempre habrá
valido la pena
haber estado en pie
aquel día
en aquel lugar
para que tú
pudieras pasar.

Angel acabó de leer y miró a Eli, que, a duras penas, pudo reprimir un sollozo.

- Eli, por favor… que no es para tanto, mujer…
- No digas eso, Angel… Me parecen unos versos maravillosos. No sé cómo has podido escribir algo tan bello. Sí, me he emocionado, lo reconozco, y no me avergüenzo de ello en absoluto.

Eli se acercó a Angel, le abrazó y se estrechó contra él. Angel sintió el cuerpo de Eli apretado al suyo. Tras un instante de indecisión, la rodeó con sus brazos, y acercó su rostro a la mejilla de Eli para besarla. Eli giró la cabeza ligeramente, lo suficiente para que sus bocas se encontrasen y se fundiesen en un largo y apasionado beso.

Angel y Eli, juntos y abrazados, abandonaron el salón y caminaron hacia la escalera que conducía a las habitaciones.




6 de noviembre de 2007

El Secreto de Poblenou y (II)


18:30 En el solar.
Todos los trabajadores de la empresa de derribos ya se han ido a sus casas.
En el solar solo quedan cuatro personas en el interior de la caseta del arquitecto.
Por la valla abierta de la obra entra un Lexus negro hasta aparcar cerca de las casetas de obras. Del coche baja Amadeo Burgués con un mono de trabajo azul, un maletín de acero y un casco de obra con una luz frontal. No cabe dentro de sí; Justo al entrar a la que se usa de oficina, saluda con una gran alegría.

-Buenas tardes, señores, señorita. Están preparados para el descubrimiento del siglo?

El equipo esta formado por cuatro hombres y una mujer, entre ellos se encuentra Huesado, que es el primero a acercarse al recién llegado.

-Señor Amadeo, no veo como va a lograrlo.

-Tranquilo, he hallado varias posibilidades- Amadeo le guiña un ojo a Huesado palpándose las dos llaves, que ocultas bajo su mono, cuelgan de su cuello por medio de un cordel de seda rojo.- De hecho, creo tener un par de ellas infalibles.

-Pero, cómo que dos... ? En fin, permítame que presente al grupo...

-Si no le importa Huesado, siempre sé de antemano con quién me voy a relacionar. – A la vez que muestra una de sus mejores sonrisas, Amadeo va saludando a los integrantes del grupo.

-Seguro que le voy a sorprender, Huesado : El de las carpetas y libros es el historiador Eliseo Fernández. Encantado de conocerle.

Apretón de manos entre ambos y pasa al siguiente.

-Aquí el caballero de los anteojos es el experto en cajas fuertes Jorge Arquero, alias “Trepanador”. Es un placer conocer a un profesional de este sector. – Repite el gesto y pasa a la mujer.
-La única fémina del grupo es nuestra querida matemática y fotógrafa Amanda Riells. Es realmente fascinante su último libro de fotografías de niños en campamentos de refugiados.

Después de dar dos besos a la chica, Amadeo se acerca al hombre de la mesa y le da una palmada en el hombro.

-Y por último, sin ser del equipo pero necesario en esta ocasión esta el hombre con los planos en la mesa, Ernesto Sarnells el arquitecto del futuro edificio. Buena opción el hacer la fachada de cristal.

Al terminar las presentaciones, Amadeo se dirige al exterior seguido por el grupo.

En el extremo más lejano a la entrada a la obra, se encuentra un gran cráter con una parte más escarpada, en esta se adivina una vieja escalera que conduce a una considerable profundidad. Para bajar hay una cuerda de seguridad y una série de bombillas desnudas para mejorar la visibilidad.

-Señores y señorita, por favor sin cumplidos pasemos a las catacumbas, por favor guíenme hasta la caja.

Los integrantes del grupo se preparan para bajar con la ayuda de los arneses y los cascos con frontales. El único que no se mueve es Ernesto Sarnells.

Cuando Huesado le pregunta si bajará este contesta:

-Si no les importa, yo debería quedarme aquí fuera, el caso es que espero una llamada. Ahí abajo no hay cobertura. Si me necesitan pueden usar el teléfono fijo que hay en la cámara. Ese esta solamente conectado a otro terminal que hay en mí oficina.

Burgués,se fija en el cable que sale de la caseta hasta llegar cerca del cráter para bajar clavado por la vieja pared del túnel hasta perderse en el fondo.

-Sigamos el camino de baldosas amarillas, si no les importa iré el primero.- Dice Amadeo mientras empieza a bajar escalones como quién va a una fiesta.

El descenso es lento y dificultoso, la escalera después de tantos años oculta por un suelo falso de dos metros de grosor se ha ido erosionando a causa de las aguas freáticas y también en gran parte por recibir el impacto directo de las tareas de demolición de su anterior escondite.

Cuando por fin, exhaustos llegan al final del camino, todos se encuentran en una cámara hecha de ladrillos con techo abovedado de unos sesenta metros cuadrados, en la pared del fondo, iluminada por focos de obra, se puede observar un orificio de unos treinta centímetros de diámetro.

-¿Esta ahí dentro?- pregunta emocionado Amadeo.

-Así es, esta a unos veinte metros más al fondo, con el frontal puede ver la parte lateral, pero poco más.-Le contesta el historiador.

Amadeo se acerca lentamente al sitio del agujero, sus ojos se adaptan a la oscuridad del interior. Esta, apenas disminuye por la luz del frontal y de los focos.

Mientras, Huesado le va informando de la situación. Aunque poca atención le presta este, pues esta mirando todos los detalles de la cámara secreta.

-Por eso le dije que su abuelo no pudo encontrarla. Este refugio anti-aereo no fue censado en su momento, posteriormente se le añadió la cámara que descubrimos gracias a ultrasonidos. Solo hemos podido perforar este agujero, si lo hacemos mayor de ese tamaño podría derrumbarse todo esto encima de nosotros. Pero, Arquero opina que si ponemos una pequeña carga en el lugar exacto, la pared puede ceder y conseguir el paso de una persona.

Amadeo no escucha, esta pendiente de la pared. Esta seguro que quién hizo esto, calculó como hacer que la caja fuera accesible sin ayuda de explosivos. Pero... y si al hacer el agujero se había dañado el mecanismo?

De pronto, vio que entre los ladrillos más bajos había unas marcas como de cincelado y se dio cuenta del truco.

-Huesado, ¿ Han probado en empujar en lugar de cavar o de volarla?

-¿Cómo dice?

-Digo: empujar o estirar. No le ha pasado que a veces al querer entrar a una tienda no se fija en el cartel de la puerta y estira de ella en lugar de empujarla.

-Si, pero no creerá que toda esta pared es una puerta que con dos manos se pueda abrir, verdad?

-Ciertamente no es una puerta, pero si se fija estos ladrillos tiene marcas de que algo les ha pasado por encima. Algo pesado...

Al mirar alrededor, Amadeo comprueba que hay unas argollas de un palmo y medio de diámetro en la pared del lado opuesto a la escalera; Justo a la derecha del orificio. Tras mirar las cuatro, en una de ellas observa que hay una parte del ladrillo desencajada. Con las dos manos estira de la argolla con todas sus fuerzas. Nada.

-Que es lo que intenta señor Burgués?- pregunta Amanda.

-Ayúdenme creo que ha cedido un poco, pero tantos años sin usarla esta encallada.
-De que demonios habla?- dice el historiador.

-Que se ha movido un poco pero no lo suficiente. Piensan ayudar o me voy a romper la espalda yo solo?-Réplica Amadeo.
Los tres hombres le miran asombrados entre todos estiran de la argolla, cuando parece que todo es fruto de la imaginación de su cliente, la argolla empieza a ceder mostrando un eslabón seguido de otro, y un tercero empieza a asomarse.

-Vamos, señores que ya es nuestraaa!- grita Amadeo.

Cuando el cuarto eslabón sale para enseñar que aún hay un quinto, un gran ruido metálico retumba en la sala. En pocos segundos, todo el refugio se llena de polvo y escombros,con un gran estruendo.
Todos gritan y los focos se apagan. Solo los frontales siguen funcionando.

-¿Están todos bien?- Pregunta Amadeo con una voz que demuestra su alegría.

-cof...cof... bien. Es usted un chiflado. ¡Creí que no lo contaba!

-Me lo tomaré como un sí, señor “Trepanador”. Y los demás?

El resto del grupo, con toses de por medio, va respondiendo afirmativamente, nadie herido.
Cuando el polvo se aposenta y la visibilidad casi es perfecta Amanda grita asombrada:

-Qué es eso?

Todos se fijan en la pared donde había el agujero. Este ha sido agrandado por algo que ha atravesado la pared a gran velocidad y con fuerza.

-Al parecer nuestra querida cajita es en realidad una vagoneta montada en unos raíles que la llevaron desde el exterior hasta quedar alojada en una catapulta que se acciona con esa cadena.- Amadeo esta señalado a la argolla y sus eslabones.- El autor de esta jugarreta ya tenía calculada la fuerza necesaria para romper la pared sin hundir el techo. Estuvo practicando, de ahí las marcas en los ladrillos de abajo.

-Será ca..ón! Con tantos años abandonada esa cosa podría haber hundido todo esto. ¡Yo me largo, que tenga un buen día señor presidente de teles!

-Señor Arquero. Comprendo su enfado, pero quiere ver como abro esta pequeña maravilla sin tener que usar sus servicios?

-¿Que quiere decir?

Amadeo se acerca hasta la caja y la acaricia con unos dedos temblorosos.

-Puedo abrir esta caja ahora mismo. Dígame, ¿Cómo se puede hacer sin usar nada que pueda dañar la cerradura?- Amadeo parece estar como un mago tutelando a unos niños para que entiendan su actuación.

-Solo la llave original y en este caso le aseguro que serán llaves muy originales.- el experto en cajas fuertes, sonríe mostrando las dos palmas- Así que dudo que no las pueda encontrar por aquí...

-Nadie dijo que las llaves estuviesen perdidas, querido amigo- Amadeo con un gran gesto teatral saca las llaves de su cuello- Si no lo recuerdo mal, les contraté para encontrar la caja. No tenía por que explicar el resto de los detalles. Aunque reconozco, que en parte era por falta de conocimientos. Estas llaves estaban en poder de mi padre, hasta que yo le substituí del cargo en la empresa. Y ahora vamos a probar si nuestros esfuerzos han valido la pena.

Amadeo con manos temblorosas coloca la llave larga en la cerradura. Encaja como un guante y al parecer los años encajada, no habían dañado el mecanismo. Esta gira con suavidad. Después coloca la segunda más corta y hace lo mismo que la primera, sin problemas. Un chasquido metálico confirma que la cerradura ha sido vencida. Ahora solo quedaba girar la rueda.

Esta también cede con facilidad, Amadeo no se lo puede creer. Todo estaba siendo sencillo. En demasía, quizás hubiera algún truco.

-Bueno, por fin lograremos descubrir si aquí hay lo que mi familia ha buscado a lo largo de tantos años.

Amadeo mira en el interior de la caja y encuentra un pequeño maletín de cuero casi podrido. Al abrirlo casi se le desintegra en las manos. Dentro solo hay un hule envolviendo lo que parece un motón de papeles.

-Maldición! ¡Esto no es! ¡Maldito seas, Leandro! Huesado! Quiero que busquen ahí- Amadeo señala el interior de la cámara donde se encontraba la caja fuerte.-Puede que esto sea un cebo para los ladrones, creo que esta aquí, búsquenlo!.

Mientras Amadeo coloca los papeles en su maletin.Esta de espaldas a todos, pero se puede apreciar que sus manos tiemblan.

-Pero Señor Burgués que buscamos?

Amadeo levanta la cabeza si volverse. Su voz es fría como un témpano:

-Le aseguro Huesado... Que cuando lo encuentren, sabrán lo que es. Muévanse! Yo me llevaré esto por si nos pueden ayudar a buscar mejor.

Amadeo se gira y con un empujón cierra la puerta de la caja. Se dirige hacía la salida, cuando Huesado se interpone y le pone una mano en el hombro.

-Y que le decimos a la constructora. El arquitecto se espera ahí arriba para poder firmar a la renuncia de nuestros derechos. Me dijo que nos ibamos hoy, y ellos podían comenzar con la obra!.

Amadeo coge por el cuello al detective. Nadie se mueve, todos estan en tensión.

-Yo me encargo Huesado, pero usted junto los otros, quiero que busquen hasta el último rincón.

Suelta a Huesado y por un momento esta a punto de golpearle en el estomago, pero se contiene.

Amadeo asegura el arnés a la línea de vida para ascender. Cuando esta a medio camino de la subida se saca un pequeño llavero del bolsillo. Oprime un botón rojo que hay en el llavero y sigue su ascensión.

Segundos antes de llegar a la superficie una explosión retumba en las entrañas de la tierra. Amadeo se encuentra a dos escalones para salir, cuando del cráter se escapa una nube de polvo que le rodea y le hace caer. Esta columna de polvo y escombros es como un geiser, nacido del ya derrumbado refugio.

El arquitecto ha salido disparado de su oficina para encontrarse con un Amadeo de rodillas, cubierto de polvo y llorando.

-Dios mío! Les dije que nada de explosivos, pero ese imbécil de Arquero dijo que controlaba... se ha venido todo abajo, yo venía para informarle que habría una pequeña explosión. Y miré ahora. Dioooos que tragedia!

LA CASA DE LOS LIOS

Alvaro entró en casa silbando. Encendió la luz del pasillo y se dirigió hacia el salón. Le extrañó que no hubiese nadie en casa a esas horas, pero supuso que no tardarían en llegar. Sabía que Eli no trabajaba esa noche y no recordaba que le hubiese dicho algo sobre lo que pensaba hacer.

Entró en la cocina y abrió el frigorífico. “Bueno –pensó-, al menos ha hecho la compra; que últimamente esto daba pena verlo…” Se sirvió una cerveza y fue a sentarse en el sofá del comedor.

Llevaba apenas diez minutos sentado, haciendo zapping con el mando a distancia cuando oyó que se abría la puerta y a continuación, una escandalosa carcajada de Eli al entrar.

Pere, Neus, Angel y Eli aparecieron en el comedor con cara divertida.

Tras el intercambio de los “hola” de rigor, Alvaro preguntó:
“Bueno, me contaréis el chiste, ¿no?”

Eli se acercó a Alvaro y le dio un ligero beso en los labios. –“Es que Pere es la “pera”…- comentó sonriendo-. Esta mañana me he encontrado con Beth en el mercado -ya te contaré- y resulta que él conoce a sus primos, una pareja que se ha instalado en su casa; unos elementos de cuidado… Fueron compañeros suyo en COU, en el Pérez Iborra, y no veas cómo se las gastaban. Fíjate cómo serían que un profesor llegó a pedir la dimisión por no poder aguantarlos más… Se ve que montaban unos cirios en clase que eran demasiado… Ya te he contado alguna vez cómo se las gastaban en ese cole en cuanto a la disciplina, las formas y tal… Pues ellos se creían los reyes del mambo y una vez incluso llegaron a promover una huelga de alumnos… en contra del uso del uniforme. El “amigo” Casas, el Director, que ya los tenía “fichados” por hazañas varias, les expulsó del colegio, pero ellos no sé lo que le contarían a su padre, que éste montó un escándalo, con cartas a la prensa, y al final pactaron la readmisión. Bueno, pues los amigos Frankie y J.T., una vez readmitidos, sin decirle nada a su padre, pasaron olímpicamente de ir a clase, y llegaron a ligarse a una de las secretarias para falsificar las notas… El problema fue cuando se presentaron al examen de selectividad. La cara de los profesores y de los compañeros cuando les vieron entrar en el examen se ve que fue algo de cómic… Y ellos, tan panchos, discutiendo con todo el morro con la que pasaba las listas de alumnos, y afirmando con total seriedad que ellos no tenían por qué pagar un error administrativo del colegio, o de alguna de sus secretarias…”

Alvaro, que había escuchado a Eli sin demasiada atención la interrumpió.

“Vale, vale; luego me lo acabáis de contar. Ahora vamos a ver si nos ponemos al día en temas de intendencia. Pere: ¿no te tocaba a ti esta semana limpiar el baño y la cocina? Lo digo porque está todo hecho una mierda. Y así no podemos seguir. O colaboramos todos, o yo tiro la baraja y me largo. Que no es la primera vez que pasas olímpicamente de hacer tus “deures” (*); que tienes un morro que te lo pisas, vamos”

“Es que…” Pere intentó decir algo, pero Alvaro le interrumpió gritando:

“Mira Pere, ¡ni “es que” ni hostias! Eres un vividor y no pegas ni golpe. Y ya estoy harto de que vivas del cuento y del trabajo de los demás. Que ya me he enterado que el mes pasado le pasaste los trastos al buenazo de Angel para que te hiciese los “deures” (*) Y cambio mi amenaza; Yo no pienso largarme por un jeta como tú. O te pones las pilas, o te buscas otro sitio para vivir. Y esto sí que es un ultimátum. ¿Vale? “

Eli se acercó a Alvaro con un tímido: “Alvaro, cariño…”, pero Alvaro la interrumpió:
“Mira Eli, no me vengas con historias. Lo hemos hablado muchas veces. Aquí no hay sitio para los “jetas” Y tú toma nota también que, desde que te dije que hicieses la compra hasta que te has dignado hacerla, han pasado cinco días, y esto no puede seguir así. Así que, o colaboramos todos, o este rollo se va a la mierda. Bueno, yo me voy a dar una vuelta y mientras tanto os ponéis de acuerdo para acabar con el cachondeo” Apa, ¡Adéu!”

Alvaro salió de casa dando un portazo, mientras el grupo se sentaba en silencio.

Eli miró a Angel y le pidió: “Angel, di algo, anda…”

Angel carraspeó y comenzó a decir: “Bueno, yo no soy el más indicado; al fin y al cabo soy un recién llegado… Me sabe muy mal que Alvaro se haya puesto así, pero creo que algo de razón tiene… Y no lo digo por el hecho de que, a veces, Pere me pida que le haga su turno de limpieza, -que no me importa hacérselo si puedo-, sino porque creo que hemos de colaborar todos…”

Neus intervino: “O sea, que no ha sido una vez solamente, por lo que veo… A mí también me lo has pedido más veces. A ver, Pere: ¿Me quieres decir cuándo coño ha sido la última vez que has hecho la limpieza? Porque me da a mí que te estás pasando, ¿no?”

Pere, rompió su silencio para decir: “Pero bueno, ¿qué os pasa? Sí, reconozco que algunas veces pido a alguien que me haga el turno de limpieza, pero tampoco es para ponerse así, digo yo… “

Neus le interrumpió: “Mira, Pere; tómatelo como quieras, pero, reconociendo que quizá Alvaro se ha pasado en el tono, en el fondo tiene toda la razón. O sea que ya lo sabes…“

Pere se levantó, cogió el bolso, que había dejado sobre la mesa, se encaminó hacia la puerta y mirando a Neus dijo: “No sé lo que os pasa hoy, pero no voy a aguantar más broncas. Si queréis que me largue, me lo decís claramente, y se acaba la historia. Ahora el que se larga a dar una vuelta soy yo, que ya está bien de aguantar malos rollos”

Tras la salida de Pere, Neus, Eli y Angel permanecieron un rato en silencio. Fue Neus la que lo interrumpió para decir: “Pues habrá que decírselo, porque estoy empezando a pensar si las “hazañas” del Pérez Iborra que nos ha contado son de los primos de Beth, o son suyas, o quizá de los tres, porque nuestro “amigo” Pere tiene un morro que se lo pisa el tío…”

Neus se levantó y se acercó al tocadiscos diciendo: “Bueno, ya está bien. Vamos a relajarnos un rato y esperar que las aguas vuelvan a su cauce… eso sí, bajo un maravilloso puente…”

De inmediato, las notas de la canción “Bridge over troubled water” llenaron la sala y la tensión vivida por los tres amigos en los últimos momentos pareció desvanecerse milagrosamente…


(*) en catalán: “Deberes”