22 de abril de 2008

El Santuario y el Demonio.



Después de meses casi inactivo para no levantar sospechas, y esperando alguna información por parte del “topo”,Amadeo ha aprovechado para estudiar toda la información que puede hallar sobre esa secta a la que perteneció su propio abuelo.
Poca cosa se podía investigar, pero si hallo algo digno de saber: Justo al inicio de la guerra civil, Leandro compró un conocido antiguo balneario que había estado abandonado durante años. Estaba en los Pirineos. Todo encajaba.
Esa tarde, Amadeo usó su todo terreno último modelo para ir hacía el pueblo llamado La Vall de Xarnerons, feudo de los Tarrés actuales herederos de Expósito. Y posiblemente guardianes del tesoro escondido por Leandro décadas atrás.

Amadeo iba pensando en lo genial del escondite, un lugar aislado del mundo, cerca de la frontera andorrana y con capacidad para esconder a mucha gente sin ser vistos.
El lugar no estaba desierto, el propio ayuntamiento organizaba visitas guiadas para conocer la Reserva Natural de Xarnerons, en cuyo centro estaba el balneario. Aunque no permitían el paso a vehículos particulares, los paseantes eran libres de ir por donde quisieran, previo pago de una eco-tasa y una firma en el libro de visitas.
Estaba excitado, lo que su abuelo no logró, él lo tenía al alcance de la mano.
Cuando le faltaba un par de kilómetros para llegar, Amadeo se llevó una desagradable sorpresa, unos escolares estaban llegando junto con el guía para conocer el edificio abandonado y casi en ruinas, que hacía cincuenta años fue un balneario de lujo y ostentación.
Aprovecho que unos chicos pedían ir a jugar por el campo, para introducirse en lo que parecía la antigua cocina.
Desde allí, subió al primer piso, ocultándose del grupo escolar usando una de las habitaciones más alejadas de la ruta.
Estuvo casi cuatro horas en ese nido de arañas, confiando que ningún niño fuera tan osado como para mirar en esa habitación.
Casi estaba dormido apoyado en el armario del vestidor, cuando se percato que no quedaba nadie más que él.
Era el momento de buscar por todo el balneario, eso implicaba una larga noche de duro trabajo. Aunque, podía descartar las zonas de guías, pues toda la zona a visitar se había restaurado y adaptado para las actuales medidas de seguridad. Era poca cosa, pero le ahorraba tiempo y esfuerzos.
Cinco horas, cientos de rincones y un termo de café vacío era el resultado de su búsqueda: Nada.
Su rabia estaba aplacada por el cansancio. Ese Leandro había sembrado el mundo de falsas pistas. No estaba en Barcelona, no estaba en el balneario... pero podía estar en casa de sus queridos parientes.
Esos que eran vecinos del pueblo en apenas a media hora de allí.
Esa madrugada tendría mucho trabajo, "preguntando" a los Tarrés donde estaba "La Reina del Valle".

2 comentarios:

Juan Manuel dijo...

Felicidades, BJ!
Ya era hora de que apareciese un nuevo post para liar más la cosa... Aunque confieso que voy a tener que leerme unas cuantas páginas del archivo para poder encajar la cosa, que la tenía semi olvidada... A ver si nos animamos todos a seguir enhebrando historias...
Por cierto, me alegró mucho conocerte personalmente el pasado viernes en la presentación del Libro del Quiosquero.
Un abrazo,

Blackjoker dijo...

El placer fue mutuo. Habrá que coordinarnos por que estamos cerca de cerrar la temporada. Ya hablaremos para hacer un final apoteosico... o como minimo un buen final.