16 de febrero de 2008

Rose

Por fin había llegado a Barcelona.
Rosa se había despedido de los hippies de la furgoneta que la había llevado un buen tramo del camino y se había colocado otra vez su mochila a la espalda. Estaba en la estación de autobuses de Fabra i Puig, a la entrada de la ciudad. Daba gusto estar "de vuelta en casa", después de haber recorrido medio mundo haciendo autoestop, aunque realmente aún no tenía sitio donde vivir, desde que fue desalojada de su piso hacía un año, por falta de pago.

Cualquiera que se fijara ligeramente en ella vería una chica de apariencia juvenil, de pelo azabache lleno de rastas, con una camiseta negra, tejanos rasgados y un colgante al cuello con una calavera de plata. No sabrían si definirla hippie o punky pero sí dejaba claro por su forma de vestir y de moverse que para nada era una chica convencional. La vida de Rosa, a la que mejor llamaremos "Rose", como ella misma se hacía llamar, no había sido precisamente fácil pero ella siempre lo había superado todo. Orfanato, reformatorio, drogas..
Con solo veintidós años pareciese que hubiera vivido mil vidas.

Sus ojos azules tenían una mirada gélida e impactante, su colección de amantes era numerosa, si bien no de calidad, pero qué importaba. Cada uno de ellos le había enseñado algo sobre la vida y también había aportado algo a su Banda Sonora vital.

Recordó los momentos de sus dieciséis años en los que escuchaba a todo volumen la música de "Tarzán y su puta madre buscan piso en Alcobendas", "Extremaunción" o "Derribos Arias"...qué tiempos aquellos.

Recordó a sus padres adoptivos, que alucinaban cuando después de obligarla a escuchar música clásica todo el tiempo y metiéndola a la fuerza a estudiar piano y canto, oyeran a su media-hija berrear en su alcoba: "a fluoooor, es la sensaciónnn que se siente al lavaaarse los dieeentes"
Recordaba a su padre escuchando viejos discos de jazz mientras la miraba con pena e intentaba "musicalizarla".

El le explicó acerca de los discos de vinilo, de la importancia de la música pasada, del coleccionismo..Su padre era un buen tío, pero su madre era una verdadera Cruella de Ville, una mala ideal para cualquier película, así que Rose decidió a sus diecisiete años que no pensaba quedarse allí para aguantarla y se fugó de casa.

En su adolescencia ultra-rebelde, había andado con malas compañías, muy malas.... tuvo la mala suerte de enamorarse de un camello y ella había ganado muchísimo dinero transportando paquetitos de droga de un sitio a otro., aunque también había quedado atrapada por la ilusión del polvito blanco. Finalmente fue detenida y acabó en el reformatorio por ser menor de edad y también desintoxicada a la fuerza.
Rose no lamentaba todo lo ocurrido, pues aprendió muchas cosas que sabía que le ayudarían a sobrevivir y también por el camino había conocido a muchísima gente.

Una vez cumplidos los dieciocho y ya fuera del reformatorio, se dedicó a pinchar discos en radios pirata de su ciudad, hasta ganarse cierto prestigio, pues no había grupillo de marras que ella no conociera, bueno o malo, nuevo o viejo, de cualquier estilo.
Rock, metal, punk.. incluso escuchaba todo tipo de emisoras "carrozonas" como "radio 80" o "RACC 105" para ilustrarse, pero había dos emisoras que no soportaba.."Los 40 principales" y "kisssss fm" (que eran repetitivos y cansinos hasta la saciedad, todo el día pinchando las mismas).
Pero de eso no se vivía, así que alternaba su pasión de DJ con servir copas en un garito de mala muerte. Aún así, los alquileres, un buen día, subieron de precio y su viejo alquiler pasó a costar cuatro veces más que antes. Cuando fue echada después de dos años de impago, a los veinte añitos, Rose pilló una mochila con cuatro mudas de ropa, el cepillo de dientes, su reproductor de música y fue a hacerse el pasaporte. Decidió emprender la aventura de su vida: Dar la vuelta al mundo haciendo autoestop (y trabajando en barcos a cambio de pasaje) Desde entonces había vivido en los lugares más extraños, conocido a todo tipo de gente y dado la vuelta al globo, hasta que dos años después, volvía de nuevo, deseando echar raíces..(después de todo tenía nombre de planta).
-"Lo primero que haré será encontrar un kurro que me mole y que me de pasta para pagarme la comida. De pagar un alkiler, paso. Creo que okuparé algo".

Rose iba absorta en sus pensamientos caminando por la ciudad mientras cantaba en voz bajita "a fluooor", cuando pasando por un callejón alguien la agarró del brazo de forma violenta empujándola hacia la pared. Su reacción fue inmediata. Rodillazo a los testículos del atacante.
Vio a un chaval más bajo que ella retorciéndose de dolor mientras dejaba caer lo que llevaba en la mano..
-Hija de putaaa- Dijo él
-Cabrón de mierdaaa- Dijo ella al ver la navaja en el suelo.
(Rose cuando se ponía nerviosa no era precisamente muy comedida en sus palabras ni destacaba por su finura). De una patada echó bien lejos el arma blanca para que no pudiera cogerla y se lió a patada viva con él.
El chaval consiguió zafarse de las patadas de Rose y empezó una pelea bárbara, de patadas, puñetazos y forcejeos cuerpo a cuerpo hasta que rodando por el suelo se alejaron de la oscuridad y la luz de una farola les alumbró de lleno en la cara, quedándose ambos estupefactos, con los ojos como platos.

-¿Rose?
-¿Elias?

De inmediato les llegó el flashback del reformatorio, donde Rose y Elias eran los únicos que se habían cubierto mutuamente de sus gamberradas y donde tanto él como ella habían sentido lo más parecido a saber lo que era tener "un hermano", ni que fuera internamente, ya que por fuera ambos eran duros de pelar. Ahora volvían a liarla, porque las carcajadas de ambos se oyeron hasta en Kuala Lumpur.

2 comentarios:

Blackjoker dijo...

Enhorabuena por tu personaje. Y se bienvenida entre el equipo técnico. Ahora Elias no esta solo.Besos a todos.

Ana dijo...

Gracias, blackjoker. Es dificil meter un nuevo personaje en la trama y combinarlo con las diferentes historias que ya hay pero se hará como mejor se pueda.
Un abrazo a todos/as.