4 de diciembre de 2007

EL CANDIDATO SIN CURRICULUM


Angel y Eli acababan de abrir la enorme caja que esa mañana les habían enviado de BEEP, con el nuevo ordenador. La noche anterior, Alvaro les había anunciado que esa mañana un mensajero lo traería a casa y les había pedido por favor, que, si podían, comenzasen a instalarlo.

Estaban enfrascados con el manual y peleándose con los cables, cuando oyeron un tremendo portazo. Al cabo de un momento Pere entró en la sala y, sin decir nada, tomó el camino de la escalera, para dirigirse hacia su habitación.

Se miraron extrañados. Eli hizo un amago de decir algo, pero miró a Angel y éste se llevó el índice a la boca en señal de silencio.

Cuando Pere desapareció de su vista, Eli preguntó:
- “¿Qué le pasa a este tío? Algo gordo, porque ¡vaya manera de entrar!”

Angel se encogió de hombros.
- “Bueno, tranquila; ya nos lo contará si quiere”
-
Siguieron con los cables y, apenas habían transcurrido cinco minutos, cuando vieron a Pere que bajaba por las escaleras. Antes de que pudiesen decir nada, Pere se acercó a ellos.
- “¿Qué hacéis? ¿De quién es este ordenador?”
- “Lo acaba de comprar Alvaro. ¿No te lo habíamos dicho?” – dijo Angel
- “¡Ah, sí!, algo me había comentado…”
- “¿Y a ti, qué te ha pasado? Porque vaya forma de entrar en casa, chico…”
- “Calla, calla, que vengo hecho polvo. Alberto me ha despedido del quiosco”
- “¿Que te ha despedido…? ¿Por qué? ¿Ha ocurrido algo?
- “Ocurrir, lo que se dice ocurrir, no ha ocurrido nada… Ya os había comentado que más de una vez me había dicho que las cosas no iban bien, que no le salían los números, pero como era algo que le he estado oyendo decir desde el primer día, la verdad es que no pensaba que podía llegar a esto… Total, que estoy en la puta calle. He quedado con él en que mañana me tendrá preparada la liquidación, pero ya ves tú; total, llevaba seis meses allí, o sea que será una miseria. Y a tramitar el paro, que será otra miseria… ¡Vaya mierda!”

Angel y Eli no supieron qué decir, más allá de las frases de rigor…
- “Bueno, Pere, no te preocupes… alguna cosa encontrarás” –dijo Angel...
- “Oye, ahora que pienso… Aquí al lado, ¿sabes? donde estaba la antigua emisora de los Ferrugosa, creo que han vuelto a trabajar… Hace tiempo que he visto movidas y el otro día me dijo Beth que dos de sus primos iban a ponerla en marcha otra vez y que estaban buscando gente…” – dijo Eli.
- “Ah, ¿sí? Pues no lo sabía… ¿Y dices que están buscando gente?
- “Sí… Hace días pasé por allí y había un cartel en la portería, que decía que buscaban locutores, un conserje, un administrativo, un técnico de sonido, y personal auxiliar… Quizá valga la pena que te pases por allí a ver, ¿no?
- “Hombre, pues me acercaré a ver… Claro que, por lo que dices, supongo que la cosa estaría entre lo de conserje y lo de administrativo… Y me temo mucho que pagarán cuatro duros por trabajar un montón de horas…
- “Bueno, Pere, pero me parece que tampoco estás en condiciones de exigir demasiado… En fin, tu mateix…” (*)
- “Bueno, sí… supongo que tenéis razón. Pues mira, como me parece que esto me ha quitado el apetito, me voy a acercar a ver… ¡Hale, fins després! (*). Ya os contaré a la tarde…”
- “Vale, Pere; que tengas suerte”

Pere salió de casa, mientras Angel y Eli volvían a organizar las tomas y los cables que habían dejado sobre la mesa.

- “¿Tú crees que tendrá alguna posibilidad?” -preguntó Angel.
- “No sé, pero me da la impresión de que, si no cambia mucho, en el caso de que le den una oportunidad, va a durar cuatro días, porque con la jeta que tiene…”
- “Hombre, no sé exactamente lo que buscan, pero el “NO” ya lo tiene, y quién sabe si lo que le ha pasado no le sirve de lección, para cambiar…”
- “No sé, Eli… Me sabe mal, la verdad; pero conozco a Alberto, el quiosquero, - ya sabes que es amigo de mi hermano-, y me da la impresión de que, si ha hecho esto, quizás sí que algo habrá tenido que ver el tema económico, pero, por lo que me había comentado a veces, estaba bastante hasta el gorro de nuestro amigo… Como sabía que vivíamos juntos, más de una vez me había preguntado por él… porque se ve que llegaba cuando le parecía bien, se montaba excusas cada dos por tres para marcharse antes de la hora… Alguna vez me había dicho que, si Pere fuese un poco más cumplidor, la mitad de sus problemas estarían solucionados, porque la ayuda que recibe de su mujer y de su hijo es muy limitada, ya que ambos tienen sus obligaciones y pueden ayudarle muy poco… Alberto es un tío majísimo. Ten en cuenta que toda su vida ha trabajado de informático, pero en la última empresa que estuvo –una multinacional- pues pasó lo típico: reducción de personal… y ¡a la puta… calle! Lógicamente él, su familia y sus amigos pensaron que no pasaba nada, que un profesional de su experiencia no tendría ningún problema para estar trabajando en cuatro días… pero lo que ni él ni nadie sabe hasta que se encuentra con ello es que en este país hay un tema crucial. La inmensa mayoría de empresas, a la hora de coger a gente, valoran el tema de la edad más allá que muchos otros datos. Que tienen una política que dice que, si has pasado la cincuentena, eres viejo y ¡hale!, “ajo y agua”… Así que, al cabo de unos meses en el paro, encontró lo del quiosco y pensó que era una posibilidad de convertirse en “empresario”, y no depender de nadie… Pero se ha encontrado con toda una serie de dificultades con las que no contaba en principio, entre ellas, los abusos de las distribuidoras, que, por lo que me ha contado a veces, putean a los quiosqueros de mala manera… Conociendo a Alberto, estoy seguro de que le ha costado mucho tomar la decisión de prescindir de Pere, pero que no ha tenido más remedio… No sé; ya hablaré con él, a ver qué me cuenta…”
- “No me extraña, Angel. Con lo jeta que es nuestro amigo para las cuatro tareas que nos repartimos en casa, no veo yo que tenga otra actitud en el trabajo… Si eres un jeta, lo eres para todo, me imagino…”
- “Sí, supongo que sí… En fin, ya veremos…”

Mientras Angel y Eli continuaban comentando lo ocurrido, Pere se acercó a la sede de la emisora. Vio el cartel en la portería, del cual alguien había tachado lo de “conserje”.

Subió hasta el ático y llamó. La puerta se abrió y entró en la recepción. Vio un joven que se acercaba y, antes de que dijese nada, Pere saludó:

- “Bon dia, venía por lo del anuncio de personal…”
- “Ah, muy bien, pasa a la salita…”
















Entró en la sala indicada, y al cabo de un momento, accedió a la misma otro joven. Si no fuese por el pelo, diría que era el mismo que le había recibido. Su rostro era realmente idéntico. Seguramente eran hermanos… y gemelos.

- “Hola, bon dia. Soy Frankie, socio de la emisora” Me ha dicho mi hermano que vienes por lo de las ofertas de trabajo… ¿Cuál de ellas es la que te interesa? Por cierto, que el puesto de conserje ya no está vacante; precisamente ayer contratamos a uno…”
- “Bueno, en realidad, era una de las cosas que me podían interesar; aunque he visto que también buscáis personal administrativo…”

La entrevista duró apenas diez minutos. Pere hubo de explicar que no llevaba su curriculum porque justamente pasaba por allí, y, al ver el anuncio en la portería había pensado en mantener un primer contacto; que les llevaría su CV al día siguiente, si veía que existía alguna posibilidad… Frankie le dijo que, una vez lo recibiesen, le llamarían para una segunda entrevista, en la que le darían más detalles sobre el puesto, la oferta económica y demás…

Pere salió de la emisora pensando en pedirle a Angel que le ayudase a preparar un Curriculum, ya que la realidad era que nunca había llegado a redactar uno… Había pensado en ello en numerosas ocasiones, pero siempre lo dejaba al constatar qué pocas cosas de interés podía incluir. Estaba seguro de que el salario que le podían ofrecer no sería gran cosa, pero, de momento, tenía claro que, llegado el caso, no tendría más remedio que aceptar la oferta, dadas las circunstancias…

Pensaba también que su situación era algo que se había ganado a pulso. Tenía que reconocer que Alberto y su familia eran una gente estupenda; que siempre le habían tratado muy bien, mucho mejor de lo que, honradamente, él se había merecido. Le habían tolerado un día sí y otro también, y sin apenas reproches, su falta de formalidad y sus continuos retrasos. Llegó a la conclusión de que tendría que cambiar; que, si seguía así, las cosas iban a ir de mal en peor y, mientras caminaba hacia casa, una vez más, se prometió a sí mismo rectificar.


(*) tu mateix: catalán tú mismo
(*) fins després: id. id.: hasta luego

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