6 de noviembre de 2007

El secreto de Poblenou (I)

16:30 horas del 15 de septiembre de 2007.
Sede Central de Guacamedia Internacional S.A.


El despacho se podría describir de estereotipado. Casi rozando lo excesivamente clásico.

Amadeo Burgués III, podía ordenar que se hiciera un cambio radical a la decoración, es más... podría trasladar toda la empresa a otro país si así lo deseaba. Pero... ¿Para qué usar su recién adquirido cargo en minucias?
Su padre se había jubilado unas semanas atrás.

Como era de esperar, toda la junta acepto su nombramiento sin ninguna objeción: Había sido el perfecto delfín de su padre y aunque los lazos de sangre podría haber sido el principal argumento para que asumiera el cargo, no fue su linaje el que le aupó a la silla de presidente.

Don Amadeo Burgués II, su padre, usó con él una estrategia a largo plazo: Antes de ir a la universidad, empezó a trabajar en la empresa en calidad de botones, pero con nombre falso para evitar favoritismos.

A lo largo de los años, el muchacho fue escalando puestos hasta ocupar el cargo de vicepresidente de GU.I.S.A., una de las más importantes compañías de la comunicación. Hacía pocos meses, el joven y eficiente Antonio Borges, se quitó la máscara descubriéndose como Amadeo Burgués III.

-Don Amadeo, el señor Huesado por la uno.- dijo la secretaria a través del intercomunicador.

-Gracias, Mónica.¡Ah! Por cierto, te lo pido una vez más... soy Amadeo a secas, cuando haya terceros sigue con el protocolo, pero si no hay moros en la costa, tutéame.

-De acuerdo Don Ama.. Amadeo. ¿Necesitas algo más?- su voz cambió en un ligero matiz al decir: “Algo más”, que insinuaba otras posibilidades.

-Quizá luego, gracias.- imprimió él mismo, un tono en el “luego” para dar conformidad a lo ofrecido.

Amadeo se sienta en el sillón con una sonrisa en los labios. Estos cambian a un gesto de nerviosismo contenido al responder la llamada en espera.

-Dígame, señor Huesado. ¿Tiene algo para mí?- su voz no transmite más que seguridad. Cosa totalmente falsa.

A otro lado de la línea un resuello y un graznido inician una retahíla de palabras. De ruido de fondo, se oye una cacofonía que da a entender a Amadeo que su interlocutor se encuentra al pie de una obra.

-Señor Burgués hay buenas y malas noticias... - la voz era metálica y áspera como si una lijadora pudiese hablar.- Efectivamente, y después de meses de investigación hemos contrastado la información que nos entrego en el momento de encargarnos el caso. Al parecer su abuelo, Don Amadeo Burgués I, no iba desencaminado en sus propias pesquisas, así pues...

-Al grano, señor Huesado. ¿La tiene?- en su voz transmitió más emoción de la necesaria. El detective no debía notar cuan importante era el asunto.

-Sí. Como le decía, su abuelo no iba desencaminado. Ha estado aquí delante de sus ojos todo este tiempo, solo le faltó conseguir la ubicación exacta. Le hubiera sido imposible determinarla debido a su escondite, pero gracias a un golpe de suerte y a los medios más modernos...

-Y bien...?-Adiós a la frialdad, su corazón palpitaba a mil por hora.

-Vera, como iba diciendo: Hay buenas y malas noticias. La tenemos, pero no se puede mover de sitio. Y tampoco no hemos podido abrirla por que... -

-¡Maldita sea, Huesado! Creí que le había dejado claro el objetivo de su misión.¿Cuál es el problema?

-El problema, señor Burgués, se debe a su emplazamiento, podemos tardar unas horas o meses en poder sacarla de ahí o incluso perderla para siempre. Además, no nos sobra el tiempo: La empresa constructora nos presiona para que salgamos del solar y poder empezar las obras, teniendo en cuenta...

-Quién es el actual propietario?

-Nunés y Tabarro. Pero el proble...

-Dígales que me quedaré con el ático del futuro edificio, pero que nos dejen campo libre.

-Encuentro que es una oferta excesiva por una...

-Eso es asunto mío. Aunque... espere un segundo.

Amadeo busca en el cajón superior de su escritorio; Saca una caja pequeña de roble con un escudo en su tapa. Mientras mira al interior de la misma, con una voz monocorde pregunta:

-Con cuantas cerraduras debemos enfrentarnos?

-Es solo una. Pero después de hacerle todo tipo de pruebas, el experto en cajas fuertes ha llegado a la conclusión en que jamás había visto nada parecido. Todo apunta a que se trata de una cerradura doble. Cree que se usa esa sola para abrirla, pero distintas llaves.

-¿Por que hicieron tal cosa?

-El técnico cree que fue para no debilitar la puerta con orificios de más: Una sola cerradura, un solo punto débil. Si esta va con más de una llave para el mismo bombín, se obtiene el doble de seguridad. En mi opinión, si no podemos sacarla de entre los escombros debería usted acceder a usar explosivos. Aunque sabemos que pueden dañar el interior o destruirla. El experto considera que si se pone poca carga tal vez podamos abrirla, pero si no... al menos podemos desencajarla de su enclave. Usted decide, señor Burgués.


-¿Cuántas pueden ser esas llaves?

-Según las ecografías, deben ser dos llaves similares, excepto en la longitud, para acceder a la segunda fase del bombín una tiene que ser ligeramente más larga.

Amadeo siente vértigo, pues dentro de la caja, posiblemente, se encuentran las dos llaves descritas por el detective.
Al tocarlas, Amadeo siente una descarga eléctrica por todo su espinazo. “Por fin, abuelo. Ya es nuestra.”

-¿Dónde se encuentra ahora, Huesado?- Pregunta el tercer Amadeo, aunque sabe que le va a contestar el detective.

-Estoy en el solar. Delante de la entrada a los sótanos.

Silencio. Amadeo analiza la situación y responde:

-Bien. Nada de explosivos. Estaré allí en dos horas. Todo el equipo, incluido usted me esperarán en el solar.- Por el silencio de su interlocutor Amadeo percibe su desconcierto.- ¡Ah! Mientras, informe a la constructora que dejamos el solar esta misma noche. Eso es todo. Buen trabajo, señor Huesado.

-Pero... Don amadeo como piensa usted que va abrir...-Amadeo corta la comunicación.

Ni ha escuchado al investigador decir la última replica.
Esta embelesado admirando el paisaje que muestra el ventanal del despacho presidencial; Desde este puede ver gran parte de Poblenou: la torre Agbar, las viejas chimeneas, incluido el mar.

-“Siempre había estado escondida allí. En el corazón de este antiguo barrio industrial, justo a unas calles de donde estoy...- Amadeo gira la cabeza hacía la derecha y puede verla.- Esa es la grúa de la constructora. En dos horas, estaré allí”.

Se gira para sentarse en el sillón, con la mano izquierda toma las dos llaves para observarlas a la vez que recuerda a su antecesor:

-“Fuiste muy inteligente, sabías donde buscar;- Se rió al pensar en la cara de su abuelo, si pudiese saber que lo había conseguido-“Lástima que errarás de solar para construir la sede de la compañía.- Se acordaba de la pelea entre su padre y el patriarca de la familia al descubrir que habían fallado.”- Pero no importa. Ahora ya esta en nuestro poder.”-

A la vez que Amadeo piensa en todo esto, su mano aprisiona fuertemente las llaves gemelas dejando sus nudillos blancos y llega a cortarse la palma de la mano con las muescas.
Se acerca al intercomunicador limpiándose los cortes con un pañuelo de seda.
A punto de pedir que le suban una botella del mejor champagne francés, decide que mejor dejarla para luego.

-“Cuándo este en mi poder, invitaré a Mónica para cenar.¿Quién sabe sí después del postre... le pediré “algo más”.- Sonríe como un niño satisfecho ante la idea de matar dos pájaros de un tiro: un éxito personal y otro en lo amoroso.

En la euforia del éxito cercano, piensa en que debería llamar a su progenitor y escupirle por teléfono:

-“¡Soy el mejor, padre! He logrado lo que ni el pobre abuelo por edad ni tu por incrédulo pudisteis hacer. ¡Tengo el secreto en mis manos!”

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